53. La llamada

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CAPÍTULO 53:

53. La llamada

Dylan subió al tercer piso y buscó la habitación en la que se encontraba la madre de Luke. La puerta estaba abierta y ella entró pidiendo permiso. Después de lo que había terminado de confirmar no sabía muy bien como sentirse en realidad, se sentía atónita y sorprendida hasta dónde habían llegado y también se sintió completamente engañada pero, ¿debería sentirse feliz por descubrir aquello? Últimamente no se sentía segura de nada, ni siquiera podía confiar en sus propios sentidos.

Liz sonrió al ver a Dylan entrar, la saludó con una sonrisa y se acercó a ella. Luke estaba sentado en una silla del lado izquierdo y ella fue del otro lado de brazos cruzados.

-¿Cómo se encuentra, señora Hemmings? -Dylan preguntó con voz suave.

-Sólo dime Liz, por favor. -ella repuso con dulzura- Me siento mejor aunque algo agotada, vengo de una quimio y por suerte no me dieron mareos.

-Por lo menos ya la pasaste y pareces recuperarte bastante bien -Dylan respondió-, las quimios eran fulminantes para mi mamá, mi papá no me dejaba ir a verla hasta que no pasaban como tres horas después de la quimio.

-Ella siempre fue muy propensa a los mareos. -Liz comentó- En las clases de gimnasia cuando corría mucho ya se sentía mal.

-Por eso no le agradaban los deportes y tampoco era buena en eso. -ella rió. Ni siquiera cuando Kyle y Dylan eran pequeños jugaba con la pelota, su padre les hacía gastar energía al máximo pero Constance siempre se encargaba de hacer la comida mientras su marido y sus hijos jugaban en el patio.

-¿Y qué me cuentas de ti? -Liz volvió a preguntar- ¿Te gustan los deportes?

-Me gusta mirarlos pero no tanto practicarlos. -ella respondió con sinceridad- Antes solía fumar mucho y la respiración no me alcanzaba, ahora no fumo tanto pero tampoco he probado con algún deporte.

-No fumes, eso te hace muy mal. -Dylan notó que fue un consejo maternal y sonrió por el gesto.

-Lo sé pero no es muy fácil dejarlo una vez que empiezas. -ella aclaró- De todas formas fumo uno o dos cigarrillos por día, no se compara a los dos atados diarios de hace un año.

-Eres muy joven para fumar. -Liz trató de imponer su punto- Vas a llegar con muy pocas energías cuando tengas mi edad.

Dylan estaba a punto de responderle que era muy probable que no llegara a tener su edad y que el cigarrillo no iba a ser el causante de eso pero se limitó a responder otra cosa.

-Puede ser, aunque las energías desde ya se me van agotando.

Después de hablar unos minutos con Liz e ir por algo que almorzar, Dylan le pidió a Luke unos segundos para hablar a solas y ambos salieron de la habitación. Los dos se notaban serios, Dylan tenía una idea.

-¿Qué sucede? -Luke preguntó al notar su estado de ánimo.

-Voy a irme a Mazomanie. -ella mencionó- ¿Te quedas toda la tarde?

-Sí, aunque a las seis también voy a volver. -él respondió algo confundido- ¿Tan pronto te vas?

-Sí, necesito hacer algo y tiene que ser ahora. -Dylan se justificó.

-¿Encontraste lo que buscabas? -él quiso saber.

-Es exactamente por eso que debo irme. -Dylan se sintió segura- Te veo más tarde.

-¿Y por qué vamos a volver a vernos más tarde? -Luke seguía algo confundido.

-Porque hay algo que quiero mostrarte. -la joven sonrió y se alejó de él con un paso hacia atrás.

Addicted [l.r.h.] #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora