7. Grandes sorpresas

1.7K 140 7
                                    

CAPÍTULO 7:

7. Grandes sorpresas.

Apenas salió del colegio, Dylan se tomó una ducha y después agarró su bicicleta para dirigirse hacia Black Earth. No iba a gastar dinero teniendo su bicicleta, era media hora en llegar allá y como no hacía ningún deporte lo consideró como hacer gimnasia. Una vez que llegó, el dueño del local le dio algunas indicaciones y volvió a mostrarle el lugar. Cuando finalmente tenía todo en claro, la dejó sola en su lugar mientras él se fue del otro lado. Estaban separados por unas cuantas estanterías. Sabía que estaba allí porque era su primer día e iba a supervisarla. Después de un par de días ella iba a estar sola allí. No sabía mucho de libros pero no hacía falta, ya que tenía que buscar en la computadora o por género en las estanterías. Tenía la computadora ante cualquier duda, para saber si se encontraba en la libraría, cuando llegaba, los precios, identificar el género, saber dónde buscarlo o si estaban en el depósito.

Le sorprendió la cantidad de clientes que tuvo en el día. Sabía que aquella librería era la única en la zona. Todos los pueblos de alrededores recurrían a aquella librería sin la necesidad de ir a Madison. Dylan encontró al dueño agradable, un tipo de unos sesenta años que la trataba con amabilidad, bastante para agradarle a Dylan. Además, él la había contratado porque sabía que lo necesitaba.

Casi al final del turno una cara conocida cruzó la puerta. Su compañero de grupo se acercó a la sección de terror y escogió un libro de la estantería. En pocos segundos él se acercó para pagarlo levantando finalmente la vista. Sonrió al ver a Dylan allí, estaba sorprendido. Dylan le devolvió la sonrisa y también estaba sorprendida al ver su cabello, debía admitir que se veía aún más guapo con el nuevo color.

- Parece que te gustó Black Earth. -pronunció Michael quedando frente a ella.

- Eso creo, no hay mucha diferencia con Mazomanie pero es más tranquilo.

- A veces la tranquilidad excesiva asusta un poco, ¿no crees? -él se apoyó sobre el escritorio con sus codos y enarcó una ceja.

- Tranquilidad excesiva es lo que necesito ahora en mi vida, así que no -ella volvió a sonreír-. Por cierto, me gusta cómo te queda el azul.

- Gracias, hoy me agarró la locura, me había cansado de que no se sepa que me quise hacer en la cabeza.

- Suele pasarme siempre, odio mi color natural.

- Estoy seguro de que no te sienta nada mal.

- No es eso, realmente mi cabello no me interesa demasiado.

- Ya entiendo, ¿malos recuerdos? -él suspiró esperando respuesta de Dylan.

- Así es -ella se sentó contra el espaldar de la silla tomando distancia de él-. Como sea, ¿vas a llevarlo? -Dylan señaló con su mirada el libro que tenía en las manos.

- Sí, ¿cuánto es? -ella buscó en la computadora el nombre del libro 'The regulators' de Stephen King y el preció apareció inmediatamente a la pantalla, registró la venta y se dirigió a él.

- Nueve dólares. -él le dio un billete de diez y Dylan le dio el vuelto.

- Así que ahora trabajas aquí. -dijo guardando el dólar en la billetera.

- Lo que ves es lo que es.

- Pasarás más tiempo en Black Earth.

- Teóricamente.

- ¿Quieres salir mañana después del grupo? -sinceramente no se esperaba aquella propuesta.

- Lamento ser grosera, pero no quiero volver sola a Mazomanie tan tarde.

Addicted [l.r.h.] #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora