CAPITULO 16. COBARDE

Start from the beginning
                                    

- ¿Por qué nunca lo dijiste, Miles?, ¿por qué esperaste hasta ahora? – la duda se ve reflejada en su mirada.

- Te lo prometí y soy un hombre de palabra – me sincero.

- ¿De qué promesa hablas? -pregunta dudoso.

- Antes de conocer a Tate, me hiciste prometer que no me acercara a ella de esa manera. –Decirlo en voz alta hace perder un gran peso que no sabía que estaba cargando.

- Yo solo la estaba protegiendo, Miles, no quería que fuera otra de esas chicas a las que usabas unas veces y luego las dejabas de un lado –me dice serio.

- Yo lo sé, Corbin. Luché con mis sentimientos durante mucho tiempo hasta que conocí a Rachel. Ella fue una vía de escape. Me pareció más fácil amar a Rachel que traicionarte a ti. Fui un cobarde. 

- Miles. Si realmente tenías sentimientos por Tate,  yo lo hubiera entendido. No tenías que luchar con nada, no me estabas traicionando. Amar a alguien no es un pecado – me dice sincero, lo noto en su mirada.

- ¿Te has enamorado alguna vez? – le pregunto curioso

- Sí, lo hice, pero eso ya no importa. El amor solo te hace sufrir, tú lo sabes mejor que yo - responde con tristeza.

- ¿cuándo? –Lo observo mientras camina hacia el mueble y agacha la cabeza.

- No quiero hablar de ella ahora, Miles. Aún duele –lo comprendo.

- Cuando estés preparado, solo búscame. –Me acerco a él y palmeo su espalda, sé lo que se siente. Él levanta el rostro y me da las gracias.

- Ahora, volvamos a Tate y tú. -Sus ojos vuelven a cobrar brillo

- ¿Qué con nosotros?

- ¿Qué piensas hacer? –me reta

- Quiero decirle que la quiero, que deje a Erick y me acepte a su lado, pero ella no me deja hacerlo. Sé que es egoísta volver después de tantos años y desarmar su mundo, pero es algo más fuerte que yo – le digo sin mirarlo, me da vergüenza hacerlo.

- Erick es un gran tipo.

- Yo también lo soy.

- Eso lo sé, amigo, pero si ella es feliz creo que debes apartarte, ella lo hizo cuando se fue de California. Nunca me lo dijo, pero sé que es así – me dice fijando su mirada en mí.

- No puedo, Corbin, hay algo en ese hombre que no me gusta y ya he perdido suficiente en esta vida para no intentarlo con Tate.

- ¿ya le contaste lo de Rachel? –Estoy a espaldas de Corbin cuando me hace la pregunta.

- No aún, no estoy preparado – contesto bajando la cabeza.

- ¿Qué pasaría si Rachel aún estuviera contigo? Piensa en eso y luego hablamos –Escucho sus pasos alejándose de la sala.

- Ya lo he hecho, Corbin, tengo siete años pensando en eso y te juro que sé la respuesta.
Él deja de caminar esperando que le diga más. En ese momento, el pomo de la puerta se gira. Tate la abre, pero no está sola, Erick viene con ella.

- Ya me iba – mascullo pasando por su lado. Entro a mi apartamento y golpeo un pequeño saco de boxeo que instalé hace unos días. Últimamente, he necesitado algún objeto donde descargar mi frustración. Con cada puñetazo, suelto las frases que llenan mi mente "eres un cobarde, egoísta, idiota , pusilánime".
¡Todo esto es mi culpa! Dejo de golpear el saco cuando escucho que tocan la puerta. Mi pecho sube y baja por el esfuerzo que estuve haciendo. Respiro profundo tratando de tranquilizarme. Vuelven a tocar la puerta, doy unos cuantos pasos y la abro.

- Pequeña –suscito.

- Miles -murmura ella.

- ¿Puedo pasar? –Me pregunta ladeando la cabeza.

- Sí, claro – respondo abriendo más la puerta. Ella camina hasta el centro de la sala, donde cuelga el saco de boxeo. Se voltea para enfrentarme.

- ¿Desde cuándo boxeas? –Me pregunta dudosa.

- Solo lo uso como una terapia – me excuso. Noto que cambió de ropa, cuando llegó hace unos momentos tenía puesto el mismo vestido azul, traía las sandalias en las manos y su cabello recogido en una cola de caballo. Ahora, trae puesta ropa deportiva que es una completa distracción para mí.

- Creo que necesitas algunos muebles si piensas seguir viviendo aquí – me dice con una pequeña sonrisa. Adoro cuando sonríe, todo su rostro se ilumina. Rasco mi cabeza pensando en lo que me sugirió.

- No soy muy bueno escogiendo mobiliario. –Espero que se ofrezca a ayudarme, quiero pasar cualquier momento con ella. No importa que sea solo como amigos.

- Podría ayudarte con una pequeña comisión. Si no fuera enfermera, sería una excelente decoradora de interiores. –Le daría todo mi dinero si eso significa que estaré cerca de ella.

- ¿De cuánto dinero estamos hablando? Porque Cap me ofreció una ganga. Sus muebles a cambio de una cita con Nora, la encargada del edificio.

- No puedo competir contra tal oferta – sonríe-; pero si estás tentado a aceptar la mía, esta tarde estoy libre.

- Suena genial –respondo emocionado. Se siente tan natural estar uno junto al otro, como si nada hubiese cambiado, como si los siete años que estuvimos ausentes no pasaron.

- Gracias –susurra ella

- ¿Gracias por qué?

- Por el mensaje. Nunca me habías dicho algo como eso –pronuncia sin mirarme. Camino hasta donde se encuentra Tate y levanto su rostro con mi mano hasta enfrentar nuestros ojos.

- Hay muchas cosas que no te he dicho nunca, Tate. –Sus rojos y carnosos labios están cerca de los míos, no tanto como quisiera, y un deseo incontrolable llena mi pecho como nunca antes. Rodeo su cintura con mis brazos y la pego a mi cuerpo lo más cerca que puedo. Inclino mi cabeza para besarla, pero ella coloca su mano entre nuestros labios justo antes de tocarse.

- ¿Por qué haces esto Miles? – me pregunta con ojos vidriosos.

- Tate, yo... –Desde que llegué, he querido una oportunidad para decirle esto y justo ahora me bloqueo. Ella se empuja lejos de mí y me mira con ¿ira?, ¿lástima? No sé lo que es, pero no es bonito.

- Sabes algo, Miles. Yo era feliz antes de que llegaras a mi vida, acababa de comprometerme con el hombre más maravilloso que he conocido. Todo era perfecto y apareces tú removiendo mi vida como un huracán, queriendo hablar de sentimientos que no conocías antes y que ahora tienes porque perdiste a Rachel. Yo no necesito esto, Miles, no quiero volver a sufrir por ti. Yo merezco amar un hombre que no haya roto mi corazón y ese hombre no eres tú.
Tate corre hacia la puerta y sale sin cerrarla. Yo sigo de pie en el mismo lugar donde estuve a punto de besarla por primera vez y no pude pronunciar la palabra más corta y significativa que se le puede decir a una mujer. Lo que me dijo ella tiene mucho sentido, pero hay algo que ella no sabe: iempre supe de mis sentimientos solo no tuve el valor de decirlo.

DISCULPEN LA TARDANZA PERO TENIA MUCHO TRABAJO ATRASADO.



UGLY LOVE: FOREVER YOU (editando)Where stories live. Discover now