01: La selva Amazónica

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Siempre me fascinó el fuego. Toda mi vida lo vi como un intermedio entre el bien y el mal, el puede quemar hasta la última célula de tu cuerpo, pero también iluminar hasta las gotas más pesadas y deprimentes de oscuridad.

-¿Y no se te ocurrió que íbamos a necesitar un encendedor?

-Ya te lo dije, Mía, lo olvidé.

-Me gustaría saber en dónde tienes la cabeza.

A Daniel y a mí nos gustaban las aventuras, no nos bastaba con ir a una plaza, o al cine, para nosotros eso era aburrido. Nos gustaba mucho la supervivencia, así que habíamos decidido, tras meses de discutirlo, ir al amazonas a buscar una nueva aventura.

-Dani, esta oscureciendo.

-Ya lo sé.

-Entonces no es necesario que te diga que va a empezar a hacer mucho frío aquí, y que odio el frío.

-Tienes razón, no es necesario.

Luego de algunas horas el clima frío en la selva amazónica se había vuelto insoportable.

-No entiendo por qué hace tanto frío, el clima durante la noche aquí debería ser de cinco grados centígrados. ¡Estamos bajo cero! No es posible.

-No sé de dónde sacaste esa información tan confiable.

-¿Me vas a acusar todo el viaje?

-Aparte de confiable, eres adivino.

-Si dejarás de discutir conmigo y me ayudaras entonces podríamos buscar una manera de prender fuego.

-¿Cómo se supone que vamos a prender fuego aquí? Toda la tierra está húmeda, los árboles están húmedos, todos aquí está húmedo, nada está lo suficientemente seco como para encender una fogata, sólo Dios puede prender una fogata ahora, y ojalá que lo haga.

Normalmente no lo trato así de mal, pero esa vez se lo merecía, eran ya las diez de la noche y el frío se me había metido en los huesos, sentía que no debía moverme porque si lo hacía se me rompería alguno. Sin mencionar el dolor punzante e increíblemente incrementado que sentía de pies a cabeza.

-Siento que...

Comencé a cerrar los ojos en lágrimas que no hacian más que congelar mis párpados. No lo había notado, pero el dolor de a poco me estaba haciendo perder la conciencia.

-¿Mia, estás bien?!

-No...

Él rápidamente se acerco a mí, se recostó a mí lado y me abrazó.

-Escucha Mia, intenta dormir, mañana nos despertaremos bien y llamaremos al helicóptero. No hay de que preocuparse, te lo prometo, mañana...

Y no llegué a oír nada más, porque perdí la conciencia.

Y no llegué a oír nada más, porque perdí la conciencia

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Eternal Fire [Completa/En Corrección]Where stories live. Discover now