Amor y más Amor

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Narra Addison

Llamé a Cristina varias veces, quiero saber cómo está Mer. Sólo al quinto intento logré que atendiera mi llamada.

- Hola ¿Qué tal todo por allá? - dijo con una serenidad casi burlesca.

- Cristina ¿En dónde está Mer? - pregunté preocupada.

- Yo estoy bien, gracias, siempre es bueno recibir tu llamada - bromeó con sarcasmo.

- Si habláramos más te llamaría, ahora quiero saber cómo está mi esposa - le dije con la poca paciencia que me quedaba.

- Está...bien - contestó dudando.

- Dime la verdad - insistí.

- Hubo un derrumbe, pero los bomberos hacen todo lo posible para sacarla, no te preocupes, estoy con ella - respondió haciendo que entre en pánico.

- ¡¿Derrumbe?! Por favor, dime que está a salvo - rogué.

- Está bien, sólo está atrapada del otro lado del derrumbe, te manda saludos y dice que no te vuelvas loca...y que dejes las llaves del auto en dónde estaban, no sé como supo eso - agregó mientras yo tomaba las llaves del auto para ir con ella cuanto antes.

- ¿Puedes pasarme con ella? - pregunté con la esperanza de poder oír su voz.

- Nos está separando un montón de escombros, será difícil meter mi celular ahí- contestó dejándome con muy pocas opciones.

- Entonces dile que voy en camino - sentencié para luego colgar y dirigirme a la salida.

Amelia ya estaba en casa, así que la dejé a cargo de todos los niños para poder ir a socorrer a mi mujer.

Narra Meredith

- Me dijo que viene en camino - gritó Cristina desde el otro lado del muro que ahora nos dividía.

Sabía que iba a hacer eso, la conozco demasiado bien, me casé con la mujer más terca del mundo.

- Está bien, sólo espero que puedan sacarme de aquí antes de que llegue o estoy segura de que moverá esas piedras con sus propias manos - dije apoyándome contra la pared y rogando por volver a la libertad.

Poco a poco fueron logrando mover algunos de los escombros más pesados, ahora había un pequeño agujero por el que podría salir, pero es demasiado estrecho.

- Veremos si se puede hacer una salida más grande sin provocar otro derrumbe, tendrá que ser paciente - me informó uno de los bomberos, ésto va a tardar un rato.

Me quedé sentada jugando con mis anillos mientras ellos trabajaban para poder sacarme de ahí. De repente, unos tacones resonantes en el piso frío del hospital me alertaron, conozco esas pisadas.

- Disculpen, soy su esposa, quiero hablar con ella ¿Puedo pasar? - dijo intentando sonar menos angustiada de lo que en realidad estaba.

- Señora, estamos quitando piezas grandes de concreto, será mejor que se quede en dónde está - le indicó el bombero intentando que se mantuviera al margen.

- Amor, hazle caso, saldré de aquí en un momento - grité para evitar que volviera loco a aquel pobre hombre.

- ¿Necesitas algo? - gritó ella.

- Ahora mismo no me vendría nada mal un suéter, ésta habitación es como un refrigerador - dije mientras mis piernas temblaban por el frío.

- ¿Pueden pasar mi abrigo por ese agujero?- preguntó suavizando su voz para oírse más amable, quiero besarla.

Elígeme, Ámame // MeddisonWhere stories live. Discover now