Catástrofe

84 10 1
                                    

Narra Meredith

Logré que mi interna quedara a cargo de alguien más, le tocó a Izzie y está contenta con su trabajo, lo más importante es que mi matrimonio está a salvo. Luego de todo el drama de ésta tarde, pensé en buscar a Addie para decirle que salgamos a cenar, quiero pasar un lindo rato con ella y que me cuente sobre los preparativos para nuestra segunda boda.

Iba caminando por el hospital para encontrarla y mi joven admiradora me detuvo, estoy segura de que quiere saber por qué la derivé a otro titular.

- Disculpe, doctora Grey, no quise causarle problemas - dijo apenada por todo lo ocurrido.

- No te preocupes, está bien, sé que no tuviste malas intenciones - dije con una sonrisa comprensiva, después de todo, yo también me enamoré de mis titulares cuando era sólo una interna.

- Yo ni siquiera sabía que usted estaba casada hasta que su esposa hizo todo ese escándalo- dijo riéndose de aquella situación - Creo que ella está un poco...- tuve que cortar esa frase de inmediato, no pienso tolerar que nadie hable así de mí Addie.

- Mi esposa es la mejor cirujana ginecológica, obstétrica y neonatal del país, además de ser una de las más importantes e influyentes en el campo de la investigación genética, así que te sugiero que la próxima vez, muestres más respeto al hablar de ella - sentencié con una mirada que le heló la sangre.

- Yo...lo lamento, no quise ser irrespetuosa - se disculpó con su cabeza mirando hacia abajo.

Asentí y me retiré de allí, no sé qué me picó, pero no iba a dejar que hable así de la mujer más increíble que conozco.
Me dirigí a ginecología para buscar a Addison, pero ella me tomó por sorpresa a medio camino, agarró mi cintura y empezó a besarme sin control contra una pared.

- Creí que tendría que "relajarme" yo sola ¿Qué te hizo cambiar de opinión?- dije para molestarla.

- Escuché lo que le dijiste a tu interna, amo verte siendo autoritaria y poderosa - murmuró con su respiración agitada y sus labios atados a los míos.

- ¿Puedo cargarte ahora? - pregunté sonriendo con dobles intenciones.

- Sólo si es para meter tus dedos...- eso me emocionó demasiado, ella nunca es así de explícita en el trabajo, me encanta.

La tomé de la mano y corrimos al cuarto de descanso más cercano, apenas si tuve tiempo de cerrar la puerta, ya que ella se abalanzó sobre mí para probar cada centímetro de mi piel. Todas nuestras peleas de hoy nos dejaron con ganas de desquitarnos y descargar todo el estrés acumulado. Mordí su cuello haciéndola gemir mientras ella desabotonaba su blusa para darme acceso a sus pechos.

- ¿Quieres que armemos otro escándalo? - preguntó entre gemidos dejando que levantara su falda para acariciar su muslo y acercarme a su zona lentamente.

Sé perfectamente cómo tener una pequeña venganza por todo el drama de hoy, no suelo usar el sexo como venganza, pero puedo hacer una excepción por hoy.

La tumbé sobre la cama para terminar de desvestirme y poder hacer que mi cuerpo se fundiera con el suyo. Nos besamos y acariciamos mutuamente, recorrí su cuerpo y decidí empezar a bajar poco a poco hasta quedar entre medio de sus piernas. Besé todo a su alrededor mientras ella ponía una almohada sobre su rostro para esconder los gritos de placer.

Metí tres de mis dedos en su interior y empecé a bombear con fuerza, levanté mi cabeza y utilicé el movimiento de mi cuerpo para penetrarla de forma más intensa, no se lo esperaba para nada.

- ¡Mer! ¡Para! Lo estás haciendo muy fuerte- chilló intentando que fuera más lento.

- ¿Volverás a hacerme una escena de celos frente a todo el mundo?- pregunté yendo aún más rápido y más profundo, viendo cómo sus mejillas se ponían rojas por el calor.

Elígeme, Ámame // MeddisonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora