-Lando...
- Bella te esperé a que vinieras y encima no me dijiste nada - dijo Lando.
- Lando, las cosas se complicaron. Habíamos terminado ya el contrato y encima no podía tener ningún contacto contigo porque empezaba a trabajar aquí - dije y me apoyé en el respaldar de la silla.
- ¿Y por qué no me lo contastes? - preguntó Lando.
- Porque...
- ¿Me vas a dar una excusa o me vas a decir la verdad? - dijo Lando mientras se acercaba a mi y se apoyaba en la mesa mientras que me miraba y yo seguía sentada mientras que lo miraba.
- Porque me había enamorado de ti y cuando por fin tenía unos sentimientos claros me meto en el equipo y tengo que dejar mis sentimientos a un lado para que no afecte en nada.
- ¿Te habías enamorado de mí? - preguntó Lando interrumpiéndome.
- Sí - dije mientras que lo miraba.
- ¿Y por qué no me lo habías dicho? - preguntó y me levanté.
Pegué mi cuerpo a la pared mientras que miraba Lando que seguía apoyado en la mesa y con los brazos cruzados. Lando me ponía muy nerviosa y cuando más estuviera alejada de él mejor.
- Porque Lando todo era un juego, menos cuando empecé a tener sentimientos hacia tí y ahí ya me di cuenta que tenía que parar de verte - dije mientras que él mantenía la mirada sobre mí.
- ¿Un juego? - preguntó.
- ¿No era todo un juego? - pregunté mientras lo miraba.
- Al principio para mi también lo era, pero luego me di cuenta que comenzaba a tener sentimientos hacia ti - dijo y agachó la cabeza.
- Creo que pasamos unos límites que no deberíamos haber pasado.
- ¿Cómo cuales? - preguntó Lando.
- Acostarnos - dije y lo miré.
- La verdad es que yo no me arrepiento de eso. Es más lo volvería a repetir.
- No Lando, no podemos repetirlo. No podemos estar juntos - dije y Lando seguía mirando el suelo.
- ¿Por? - preguntó y subió nuevamente la mirada.
- Porque vamos a trabajar juntos.
- ¿Sólo por eso? - preguntó.
- Y porque sabías que mi hermano se iba a suicidar, los sabías desde hace tiempo y no me lo había dicho - dije y lo miré mientras que una lágrima comenzaba a correr por mi mejilla.
- ¿Qué dices? - preguntó Lando mientras que me miraba.
- Lando, mi padre me contó que mi hermano te lo había dicho y encima no tuviste las narices de pararle.
- Lo intenté y no una vez, si no varias veces pero tenía una enfermedad muy avanzada y no quería sufrir. Cuando me dijo de que quería verte feliz lo primero que me dijo era que yo podría hacerte feliz.
- ¿Y por qué me lo ocultaste? - pregunté a un con las lágrimas corriendo por mis mejillas.
- Porque era el deseo de tu hermano. Lo supe antes que nadie y porque también le había pedido el favor de que me ayudara con el tema de mi vida personal.
- ¿Y se lo contrastes a mi padre?
- No, se lo conté todo días después del entierro de Jake.
- Parece que lo tenía todo muy bien planeado - dije y volví a mirarlo.
- Lo tenía todo muy planeado.
- No todo - dije y lo miré. Lando tenía una mirada que desde la primera vez que la vi me conquistó. Muchas veces era imposible poder aguantar la mirada.
- ¿Y qué le pasó?
- Se le pasó que podría acabar enamorándome como una idiota de ti - dije.
En ese momento, Lando estiró su brazo para cogerme mi mano y atraerme hacia él. Me aferré a él mientras que me rodeaba con su brazos y apoyaba su barbilla sobre mi cabeza. Me sentía protegida en ese momento pero sabia que no podía acostumbrarme. Teníamos vidas muy distintas.
- Pues entonces somos dos idiotas enamorados y sin poder intentarlo.
- ¿Sin poder intentarlo? - dije aún pegado a él.
- Sí. Vamos a trabajar juntos y por lo que se ve ha sido algo que viene de tu padre.
- Y porque ahora mismo las chicas se rifan para tenerte.
- Pero no quiero a nadie que no seas tú - dijo Lando y me dio un beso en la cabeza.
- Eso dices ahora, pero vas a encontrar a otra chica y vuelvas a caer.
- Te prometo que no será así.
YOU ARE READING
Tenemos un pacto / Lando Norris
FanfictionIsabella Dennis, hija de uno de los hombres más ricos de Reino Unido, estudiante de un máster de Marketing y publicidad debido a que es una de las herederas de la mayor cadena de hoteles de Europa e hija del dueño de McLaren. Una chica fuera de los...