Capítulo 45

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Los días pasaban, Lando se marchó para disfrutar de su familia y yo regresé a Londres para volver a casa aunque me estaba costando más de lo normal después de saber lo que había hecho mi hermano.

- Nos vemos en Navidad - diji mi madre cuando me despedía de ellos.

- Sí, nos vemos en Navidad - dije y la abracé.

Mi padre no estaba en casa, se había marchado a la favrica y yo conduge hasta llegar a casa. Había hecha dos mucho de menos estar en Londres y las calles estaba preciosas con las luces de Navidad.

Al llegar a casa y darme una ducha, se estaba empezando a oscurecer y las luces de Navidad comenzaban a encederse. Me senté en el sofá que daba directa a la calle, con todas las luces apagadas mientras que disfrutaba de ver a la gente de sacarse las fotos con la estampa navideña detrás.

Alguna que otra lágrima salía de darme cuenta que no volvería a pasar unas fiesta de Navidad con Jake y eso que a él las disfrutaba como un niño pequeño.

Recibí una llamada al mirar era Carmen.

- Hola hola. ¿Estás ya en Londres? - preguntó Carmen.

- Hola, sí llegué hace nada - dije.

- ¿Puedes asomarte a la ventana?

- ¿Enserio?

- Sí, asómate.

Me asomé a la venta y estaba ella, Lily, Albon, George, Lando y había venido Charles y Carlos. Estaban todos gritando mientras llevaban bolsas en la mano.

Les abrí la puerta, subieron y la primera en darme un abrazo y el último fue Lando. Que al darnos un abrazo y oler su perfume me hizo sentir segura.

- No me iba a ir a Bali sin despedirme - dijo Lando.

- Eso lo tenía muy claro.

Se habían encargado de pedir comida china y muchísimos dulces. Comenzamos a colocar las cosas en la mesa mientras que me encargaba junto a Lando de los vasos, platos y cubiertos. Los chicos no paraban de hablar y de sacar cosas.

- Me encanta las vistas - dijo Charles asomándose a la ventana donde había estado hacia unos minutos sentada.

- La verdad es que tienes una vistas privilegiadas - dijo Carmen.

- No me puedo quejar la verdad - dije y Carmen me abrazó.

Nos sentamos en la mesa, Lando se sentó a mi lado y me dió la mano mientras que hablabamos todo. Me sentí agradecida con lo que habían hecho y por las increíbles personas que había conocido.

Nos pusimos a jugar a juegos de mesa y las risas comenzaron a contagiarse y sobre yodo el piqué entre ellos. Ya no sólo ersn enemigos en pista, si no también en un juego de cartas.

- Gracias por venir chicos - dije cuando se despedían.

- ¿Mañana nos damos una vuelta por aquí? - preguntó Carmen.

- Sí, me parece muy buena idea - dije.

- Pues mañana hablamos sobre la hora y pasamos la tarde por aquí.

- Gracias Carmen - dije y le di un abrazo.

Los chicos se fueron menos Lando.

- Pensaba que no te ibas a quedar - dije cuando cerré la puerta.

- Es mi última noche aquí - dijo Lando.

Nos encontramos  en el salón, la tensión sexual entre nosotros se notaba en el ambiente. Habían estado bailando al borde de algo más durante semanas, y ahora, finalmente, estaban solos en la comodidad de mi casa.

Con un susurro apenas audible, Lando me cogió suavemente mis rostro entre sus manos, atrayéndome hacia él con una mirada llena de deseo. Sin palabras, nos fundimos en un beso apasionado, y sus labios buscándome con ansias acumuladas después de la última vez.

El beso comenzó suavemente, con caricias delicadas y ternura, pero pronto la pasión se apoderó de nosotros. Los besos se volvieron más profundos y ardientes, nuestros cuerpos ansiosos de estar más cerca el uno del otro.

El tiempo pareció detenerse mientras nos perdíamos en el calor del momento, cada beso alimentando el fuego del deseo compartido. En la seguridad y privacidad de estar en casa, nos entregamls completamente el uno al otro, explorando cada rincón de sus labios con fervor y devoción.

Cuando finalmente nos separaron, nos quedamos mirándonos el uno al otro con una mezcla de asombro y satisfacción, sabiendo que habían dado un paso importante en su relación.

Tenemos un pacto / Lando NorrisWhere stories live. Discover now