Capítulo 2

3.5K 159 9
                                    

Entramos en casa y el olor a vainilla de mi madre estaba por toda la casa. Fui directa a la mi habitación donde mi madre me había preparado una pequeña cesta con productos de la nueva colección que había sacado para los productos de baño de sus hoteles y muy feliz me comenzó a contar y explica cada uno de los productos.

- ¿Has traído algo formal? - preguntó mi madre.

- No, ¿por? - pregunté deshaciendo la maleta.

- Pues...tenemos una cena, algo de última hora.

- Pues...lo tengo un poco complicado - dije y me senté en la cama.

- Pero si no es formal, es algo entre amigos - dijo apareciendo mi padre entrando a la habitación. 

- Pues menos mal, porque les hubiera dicho que me quedaba en la habitación.

- No puedes seguir haciendo eso como cuando eras pequeña - dijo mi madre.

- Algún día empezarás a tener grandes reuniones querida - dijo mi padre.

- No tengo muchas ganas de que pase eso, estoy muy bien mientras que me sigo formando - dije y mi padre se sentó a mi lado y yo puse mi cabeza sobre su hombro.

Mi padre era el típico hombre que siempre iba emperchado, desde que era pequeña siempre lo veía con trajes y muy pocas veces lo veía con otro tipo de ropa. Siempre estaba cuando más lo necesitaba, el primer amor frustrado, el primer golpe cuando sacas el carnet de conducir o incluso cuando se te quedan las llaves de casa dentro de casa y vas un poco pasada de copas y allí estaba él para llamar alguien para ayudarme.

- Bueno, a las ocho tenemos la cena. Tienes dos horas para que descanses - dijo mi madre y salió de la habitación.

- ¿Nos echamos un billar? - dijo mi padre.

Siempre nos había gustado jugar al billar y mi padre siempre me enseñaba trucos para poder mejorar las técnicas. Fuimos directos a la habitación donde mi padre la había llamado la sala sin Rose, o sea sin mi madre. En la habitación cuando entrabas estaba llena de los grandes logros que había con los equipos y muy orgulloso de todos los pilotos que habían pasado por el equipo.

- Un nombre poco cruel, ¿no? - dije mientras entrabamos.

- Fue por una apuesta, en realidad no le iba a poner nombre pero ella puso lo mismo en su sala que ha saber lo que tiene dentro de ella.

Mis padres siempre habían sido muy de hacer cosas por separados, a mi padre le encantaba estar con sus amigos y socios mientras que mi madre era la típica inglesa la cual le encanta reunirse con sus amigas para tomar el té.

- ¿Cómo va el máster? ¿Terminas este año no? - dijo mi padre cuando comenzamos a jugar.

- Sí y ya soy toda tuya, bueno creo que de mamá.

- ¿No quieres trabajar conmigo?

- Papá, sabes que yo el tema de los coches... como que no van conmigo. Por lo menos tienes a Jake.

- Eso es verdad - dijo Jake apareciendo y no dudé en acercarme a él para darle un abrazo.

Jake y Val, eran los rubios de la familia. Habían salido a mi madre pelo rubio y ojos verdes, en cambio yo salí como mi padre, pelo negro, muy negro y con los ojos azules que tenía mi padre, un azul muy clarito que provocaba que estuviese siempre con gafas de sol.

Una de las preocupaciones de mi padre era que no nos gustasen las carreras que íbamos a estudiar, porque sabemos que muchos hijos no le gusta las empresas de los padres y se quieren dedicar a otra cosa, en nuestro caso, tanto mis hermanos como yo éramos muy felices con lo que había estudiado. Jake estaba feliz con ayudar a mi padre a manejar muy bien la empresa y que los equipos tuvieran todo lo necesario para poder conseguir grandes resultados y Val, era única en su trabajo.

Tras jugar con mi padre y con Jake que se juntó a la partida, mi madre no tardó en aparecer.

- Cariño, ya han llegado los invitados - dijo mi madre.

- Pues, no les hagamos esperar - dijo mi padre saliendo de la sala.

- Estas muy guapa - dijo mi madre colocándome el pelo.

- Muy gracias mamá - dije y le di un abrazo.

Salimos de la sala de mi padre y caminamos hasta el hall donde nos estaban esperando.

- Cisca - gritó mi madre y abrió los brazos para arroparla entre ellos.

- Rose - dijo mientras que se abrazaban.

Y aparecieron dos hombres más detrás de aquella mujer que por las facciones de la cara se le veía muy amable.

- Sonríe - dijo mi hermano Jake.

- Es un poco raro todo - dije.

- Ella es nuestra hija pequeña Isabella, cariño ellos son Cisca, Adam y Zak - dijo mi padre.

- Encantada - dije. Adam y Zak me estrechó la mano y Cisca me dio un gran abrazo y seguidamente hicieron los mismo con Jake, pero por la forma de hacerlo se notaban que ya se conocían.

- Teníamos muchísimas ganas de conocerte - dijo Cisca de camino al comedor.

- Tus padres no paran de hablar de ti - dijo Adam.

- Y tu hermano también - añadió Zak.

- Es que tenemos la suerte de que tenemos mucho talento con nuestros hijos - dijo mi madre muy orgullosa.

- Nunca había sido tan alabada - dije un poco nerviosa.

- Es que la verdad es que hemos tenido bastante suerte, pero por lo que veo tus hijos también Adam - dijo mi padre.

- La verdad es sí. Están siendo unos buenos muchachos - dijo orgullo Adam.

- ¿Qué estudias? - preguntó Cisca.

- Me gradué en marketing y publicidad y ahora estoy con el último año del máster.

- Para poder llevar el marketing de los hoteles - dijo mi madre.

- Junto a grandes profesionales - dije.

- Pensaba que te ibas a dedicar al mundo del motor - dijo Zak.

Zak, era uno de los trabajadores de mi padre por lo que estaban contando y Adam y Cisca era uno de los inversores pero sobre todo de uno de los pilotos que estaban en el equipo de mi padre. La verdad es que no conocía nada sobre el trabajo de mi padre, si sabía su empresa pero nunca me había dado por investigar en lo que trabajaban tanto él como Jake.

- Oye Tom, con respecto a lo que habíamos hablado anteriormente... - dijo Adam.



Tenemos un pacto / Lando NorrisKde žijí příběhy. Začni objevovat