ESTO ES UN DIARIO

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Estoy sangrando.

Papá me ha hecho una cicatriz de arriba a abajo en el brazo mientras él trataba de cortar un filete de pollo.

Yo tan solo entré en la cocina a por un vaso de agua y él me gritó que me largase.

Y, como siempre que pasa cuando me alzan la voz, me paralicé.

Se me calló el vaso de cristal al suelo y se hizo añicos justo en el mismo momento en el que me rajó con el cuchillo.

Me ha dicho que fue sin querer.

Me ha perdido perdón.

Y ahora estoy sentada en la cama escribiendote esto mientras me sigue sangrando el brazo porque no sé qué hacer.

Solo he sentido la necesidad de contártelo porque ya no puedo llorar.

Me he quedado vacía.

Estoy vacía, querido diario.

Y es como si ya no me importase nada.

Ni siquiera siento dolor en la herida de mi brazo.

Tan solo siento como me resbala la sangre.

Papá se ha marchado en cuanto me he ido corriendo hacia mi cuarto.

Ha dejado el cuchillo tirado en el suelo con las gotas de sangre  junto a los trozos de cristal del vaso.

Mamá sigue en la cama.

Es como si ya se hubiese muerto.

La luz que entra por la ventana que tengo abierta me hace sentir ganas de tirarme y cerrar los ojos para siempre.

De dormirme para siempre y olvidarme del mundo.

Pero si me voy, no vuelvo a ver a Masry nunca más.

Y creo que solo sigo soportando toda esta mierda por Masry.

✅Aquella versión que nunca te contaron  Where stories live. Discover now