CAPÍTULO VII

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STOTTEL

Estaba sentado en las escaleras de incendios donde me había sentado desde pequeño.

El ruido de las conversaciones de la gente se seguían escuchando pero en un segundo plano.

Lo único que yo escuchaba de verdad era el sutil movimiento de los árboles balanceandose con la brisa de aquella mañana de Noviembre.

Ya faltaba poco para Navidad.

Para el frío.

Y me gustaba el frío.

Mordí otro trozo de zanahoria y miré mis dedos manchados de tinta.

Había estado dibujando durante la clase de Historia mientras miraba el árbol que se veía desde mi ventana.

Aunque  también sería una mentira por mi parte el omitir el hecho de que estuve mirando a Masry mientras trazaba algunas líneas del árbol.

Con su espalda erguida y su pelo castaño con pequeños destellos dorados revoloteando, rebeldes, por ella.

Hacía una semana que había vuelto a empezar las clases después de la muerte de Lucie.

Ya habían pasado cinco meses y aún era inevitable fijarse en el asiento vacío al lado de la mesa de Masry.

La había pillado varias veces mirando de reojo aquel hueco y me dieron ganas de levantarme y abrazarla.

Pero no lo hacía porque al final era el mismo Stottel de diez años que solía mirar a Masry desde lejos mientras la dibujaba.

Aún seguía siendo el crío que se conformaba con quererla desde lejos.

Y en esos momentos la tenía más cerca de lo que aquel pequeño Stottel nunca se imaginó.

No sé muy bien qué era lo que le ofrecía a Masry como para que me quisiese a su lado, pero trataba de olvidarlo, porque era lo que siempre había soñado y no podía joderlo.

Levanté la vista hacía el cielo justo en el momento en el que una pequeña gota de agua resbaló por mi mejilla.

El cielo había tronado justo en el momento en el que había sonado la campana que avisaba que las clases comenzaban de nuevo.

No me moví.

Me quedé estático.

Sobretodo cuando vi que Masry estaba delante mía, al pie de las escaleras, abrazándose a si misma.

Frunci el ceño.

- ¿Masry? - pregunté, haciendo un amago de levantarme pero paré en cuanto vi que subía un escalones tras otro hacia mi.

Se sentó junto a mi en el mismo escalón y......se me congeló el mundo.

Al menos cuando sentí que sus delicados brazos rodeaban los míos y apoyaba su rostro en mi hombro.

- ¿Por qué me afecta tanto darme cuenta de algo que en el fondo ya sabía, Stottel? - me preguntó en un susurro apenas audible.

Quizás me costó escucharla por la lluvia que comenzó a caer sobre nosotros con fuerza.

Quizás porque ambos temblabamos de frío.

O quizás porque mi corazón latía demasiado fuerte.

- Porque quizás trataste de confiarte de que no iba a ser así y, al final, cuando lo ha sido, te duele el saber que podrías haber puesto la armadura.

Soltó el aire entre los dientes, de manera entrecortada.

Sus labios comenzaban a volverse de color azul.

Hacía demasiado frío.

- Masry.... - dije, mientras trataba de quitarme la chaqueta para ponérsela sobre los hombros.

Me apretó más fuerte el brazo y me miró a los ojos.

Me vi reflejado en ellos.

Vi mi reflejo destrozado en uno ojos aún más rotos.

- ¿Y tú? ¿Qué guardas bajo la armadura, Stottel? ¿El corazón o la herida?


✅Aquella versión que nunca te contaron  Where stories live. Discover now