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Wooyoung le evitaba, pero no con el repudio que esperaba. No le dedicó una sola mirada asqueada, más bien se mantenía lejos con cautela. Una actitud nada reprochable porque él, en parte, también lo hacía.

Interactuaban lo mínimo indispensable sin que ninguno alargara de más alguna de las interacciones. San era el primero en alejarse, para sorpresa de Wooyoung, que mantenía una pequeña esperanza en que el alfa le hablara normalmente fingiendo no recordar lo ocurrido.

San decidió tomar un tiempo para pensar. De todas formas tenían varios stages y las promociónes de su comback. Estaban tan estresados adelantando la preparación para su primer tour que no tuvo tiempo ni energías de arrepentirse por la leganía de Wooyoung. Aunque seguro que, si pudiera abrazarlo, se sentiría menos cansado.

Dedicó sus ratos libres a entretenerse porque pensar en sus sentimientos era tortuoso. Se limitaba a hacerlo ente líneas, cuando estaba lo suficiente distraído como para no cavar su propia tumba.

Llegó a la conclusión de que Wooyoung le gustaba y deseaba cortejarlo. No todos los días se conocía a la pareja destinada y no todos los días San trazaba una línea imaginaria para no acercarse por su propio bien.

Quería enfrentar la situación con Wooyoung cuando tuviera las cosas claras. No le marearía de más, asegurando querer su amistad, si después moría por arroparlo en sus brazos de una forma más que amistosa.

Así que, finalmente, tras tres semanas aplicando la ley del mínimo contacto, tras acabar su trabajo pesado, reunió valentía para asegurar que quería cortejar al omega. Aunque no la suficiente como para confesarle sus sentimientos a la ligera. Se limitaría a regresar al punto cero con él, en el que volvían a ser amigos como siempre que peleaban o Wooyoung lo apartaba, para cortejarlo de forma sutil con sus cuidados desinteresados.

Mantenía la esperanza de que Wooyoung cayera en la cuenta antes de perder la paciencia y mandarlo todo a la mierda, confesarse y tirar su posible amistad no incómoda y forzada por la borda.

Un domingo de descanso, lejos de los laburiosos días llenos de prácticas, picó a la puerta de su habitación con manos temblorosas.

No pudo descifrar la mirada de Wooyoung al entrar. No se veía tan hastiada como de costumbre, más bien confundida.

San decidió no comentar nada sobre lo ocurrido en aquel maldito directo que tanto le había torturado. Le ofreció jugar videojuegos y Wooyoung aceptó, contra todo pronóstico.

En ningún momento hablaron sobre el incidente. Wooyoung dejó ver entre las lineas de su humor retorcido que no le importaría volver a cenar con San al día siguiente.

Así que, dicho y hecho, San volvió a picar la puerta de su habitación veinticuatro horas después, está vez con más seguridad.

Wooyoung se mostró receptivo a recuperar su amistad, fue demasiado rápido y bien para el gusto de San, que se torturó con la posibilidad de que Wooyoung rechazase sus intentos.

No sucedió.

El omega se veía más cohibido, evitando estar demasiado cerca de él. Tal vez podía echarle la culpa al enrojecimiento que aparecía de manera inminente cuando se acercaban demasiado.

Y, al mismo tiempo, transmitía seguridad con su hacer, con comentarios fuera de lugar o molestando a San como si se vengara internamente de lo sucedido semanas atrás.

A San no le importó en lo absoluto. De hecho, prefirió que Wooyoung le molestara con sus motes estúpidos a tenerlo lejos, o cerca y sentirlo distanciado.

Pudo respirar al paso de la semana, comprobando que Wooyoung no lo alejaría estrepitosamente como estuvo sopesando.

Tampoco supo cómo sentirse al respecto porque Wooyoung le mostró varias facetas que no conocía. La amable, por ejemplo, no tierna, pero más vulnerable de lo que se mostró en algún momento.

Recesivo [Sanwoo/ Woosan]Where stories live. Discover now