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—¿Te duele?

San lamía la reciente mordida, de apenas hacía una hora mientras jugueteaba con la camiseta en su vientre despreocupado.

—Es extraño.— gruñó Wooyoung, recolcándose en la cama y volviendo a estirar el cuello para que San siguiera lamiendo. Por alguna razón, aliviaba la picazón y producía temblores por todo su cuerpo.— Duele, pero al mismo tiempo se siente como una caricia.

San lo miró en preocupación por la primera parte, ignorando por completo la segunda.

El alfa se mostró preocupado en todo momento después de dejar la marca. Ambos cayeron rendidos en el colchón y se dejaron descansar por unos minutos. Wooyoung quiso dormir por horas después de una sesión tan intensa de sexo. Tenía el cuerpo entumecido y la marca aún pinchaba sus músculos.

Pero San no se lo permitió. Incluso protestando, le cargó hasta la ducha y se encargó de bañarlo y limpiarlo adecuadamente, repasando su cuerpo con delicadeza y, en especial, el vínculo. Le secó; le vistió, sus fuerzas desistiendo; y volvió a introducirlo en la cama para que descansara junto a él.

A partir de ahí no se separó de su cuerpo, tampoco dejó de lamer su propia marca con un tacto irrealmente delicado y, tenía una extraña fijación por acariciar su vientre. Le hizo reír internamente, enternecido por la imagen que se género en su mente. San siendo padre de sus hijos era una fantasía que se sentía correcta, pero aún eran jóvenes para pensar en esas cosas, tenían toda una vida como idols por delante.

San notó una gran diferencia después de forjar el vínculo. Su alfa no paraba de mover la cola y saltaba en su interior cada dos por tres, orgulloso de atrase por fin a su omega destinado.

Él estaba tan feliz como su lobo, y se lo hizo notar en cada caricia que recorría su piel.

También estaba extremadamente preocupado, porque podía sentir el cansancio de su omaga como suyo.

—Lo siento si duele Wooyounggie, no quería ser bruto.— se lamento contra su cuello, escondiéndose por la vergüenza.

—No lo has sido, idiota. No en mi cuello, al menos.— su espalda dolería por un tiempo.

San le miró con ojos como platos, para volverse a esconder avergonzado. Wooyoung río por lo bajo.

—De todas formas, esa mordida también debe doler.— señaló la pequeña marca rojiza de San. Ciertamente no tenía buena pinta y empezaba a arrepentirse de su mala decisión.

San negó con una sonrisa adorable a sus ojos. No parecía dolerle demasiado, pero sentía la incomodidad de su escozor a través del vínculo.

—Creo que es justo.— el alfa río por lo bajo.— Además, yo también quiero que todo el mundo la vea y sepa que soy tuyo.

La toqueteó por encima, detallandola con devoción. Le gustaba, picaba un poco y no planeaba recibir otro mordisco en un tiempo. Pero, por mucho que Wooyoung intentara ocultarlo, sus ojos se iluminaban al ver su pequeña obra de arte.

—Pero sabes que no hace ninguna diferencia, ¿No? No carga mi aroma. Nadie sabrá que es mía por mucho que la vean.

San no supo decir si estaba entristecido o hablaba en un tono de obviedad para molestarle. Puede que las dos.

Frunció el ceño y puchereó en respuesta.—¡Estás rompiendo el momento bonito!— golpeó su hombro levemente, haciendo obvio su punto.

Wooyoung río melodiosamente y San aprovechó para enterrarse en el hueco de su cuello, algo avergonzado.

—Te amo.— pronunció, en un susurro que opacó la piel.

—Yo también te amo Sannie.

Y el alfa se abalanzó sobre él en un abrazo de koala, con una intensidad desesperada. Envolvió su cuerpo, repartiendo caricias por su brazo. Descendió hasta detallar las venas de sus manos con el dedo y siguió remarcando las formas de su palma, provocándole un leve cosquilleo que le hizo sonreír.

Recesivo [Sanwoo/ Woosan]Where stories live. Discover now