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El dia siguiente, San se dirigió a la habitación de Wooyoung una hora antes de empezar sus actividades. Se negó a abrirle la puerta cuando picó así que pasó igualmente. No se rendiría tan fácil.

Le carcomía la curiosidad y la preocupación a partes iguales por el comportamiento extraño de Wooyoung la noche anterior. Parecía estar disfrutando de la compañía de los chicos, no tanto de la suya, porque sabía que lo evitaba, y repentinamente, desapareció para encerrarse en su habitación. Si quiera se había percatado del detalle hasta que Hongjoong lo llamó, buscó a Wooyoung con la mirada pero no estaba, entonces pudo entender el tono exasperado de su capitán.

Una vez dentro, Wooyoung le despreciaba con la mirada tanto como el día anterior. Atisbó una luz de cambio que acabó muriendo y le frustraba no saber porque, aún más saber que Wooyoung no se lo explicaría. A pesar de todo el tiempo que pasaban juntos ahora, Wooyoung no depositaba su confianza en él. En su defensa, la idea pésima era de Hongjoong y Wooyoung no se veía contento con eso. San al principio tampoco, sobretodo tras notar la resistencia de su menor. Acabó por acceder en algún punto, al divisar un anclaje donde poder entablar una amistad. Después de un mes y múltiples cenas incómodas, podía asegurar que el peli negro le tenía un mínimo de... ¿algo parecido al aprecio? Al menos no era asco. Claro que lo construido se derrumbó aquella noche sin motivo aparente.

¿Había hecho algo mal de lo que no era consciente? ¿Tal vez alguno de los chicos? Ninguno tenía malicia, era imposible.

Caminó hasta la cama de Wooyoung a un paso exageradamente lento, esperando una confirmación por su parte que nunca llegó. En cambio, Wooyoung se apartó hacia la esquina como quien huye de la peste.

—Wooyoung-

—¿Que quieres?— el tono seco reflejaba lo enfadado que estaba, si no era suficiente con su mueca hastiada.

—¿Que pasó ayer? Parecías feliz y, de la nada...

Wooyoung ahogó una risa que le puso en alerta. Ignoró su instinto de supervivencia para sentarse junto a él en la cama.

-—Seguro que vosotros estabais más contentos de verme como un idiota.

San párpadeó dos veces, tres, perdió la cuenta en el espeso silencio que le envolvió.

—¿Qu-?

—¿Crees que no me doy cuenta de vuestras miradas de superioridad? De satisfacción. Me tenéis donde queréis tenerme. Sonreís complacidos cuando soy obediente.

Algo se escapaba a su entendimiento. Todo. En ningún momento esa fue la intención. Su mente daba vueltas buscando el error. No recordaba haber dando a entender eso, sería un grave fallo de su parte porque ni siquiera era algo que pretendieran.

—Yeosang tenía razón, el muy bastardo después de todo.

Otro silencio se instauró. San tenía una gran ventana de "cargando, esperé por favor" en su frente. ¿Que tenía que ver Yeosang con ésto? Pensaba que estaba molesto con los alfas, porque Wooyoung siempre se había mostrado desconfiado ante ellos.

—¿Yeosang?— repitió buscando el sentido.

—Sí, Yeosang, dijo: "Felicidades por ser un omega que se precie" — río sin gracia, las palabras se atascaron en su garganta.

San empezaba a atar cabos. Yeosang podía ser... bastante posesivo. Sería capaz de muchas cosas por alejar a cualquiera que pusiera en peligro su posición como omega del grupo, cosa que Wooyoung hacia cuando robaba un poco de atención de los miembros. No quiso creer que llegaría hasta el punto de tirar por la borda el esfuerzo de meses por integrar a Wooyoung. Tal vez debía cambiar su perspectiva sobre el Yeosang inocente, aunque algo mimado, que conocía. No quería creerlo, pero tampoco desacreditar a Wooyoung así que se sumió en un limbo de dudas, sin reunir la valentía para preguntar en voz alta. No cuestionaría la palabra del omega a su lado, las cosas desembocarían en un enlace fatal que escapaba incluso de su imaginación.

Recesivo [Sanwoo/ Woosan]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora