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¿Wooyoung se le confesó? Bueno, no exactamente, pero para San sonó así.

Si le pincharan no sacaría gota. Sintió que Wooyoung cogió el hamster de su cabeza para meterlo directo al microondas y el resultado no fue bueno. San quedó estático en su sitio.

—Hasta mañana.

Al no recibir respuesta, el omega empujó la puerta en sus narices.

San recibió una confesión, una que podía ser de amigos destinados pero, no estaba dispuesto a creer eso. No más. Las ultimas semanas se rebanó los sesos buscando la valentía para declararse. Ahora la situación se presentaba en bandeja de plata. No la dejaría pasar. Prefería sacárselo de encima, tener una respuesta y dejar de torturarse.

Bloqueó la puerta, obligando a Wooyoung a abrirla de nuevo.

—¿Que significa ese verso entonces?

Wooyoung pensó en silencio durante unos segundos, repiqueteando su pié contra el suelo de forma ansiosa.

—¡Que más da!, olvidalo. No he dicho nada.— intentó cerrar la puerta por segunda vez, San lo volvió a impedir.

—"Éramos tan afines que, incluso me daba miedo, mirar tus orbes oscuros y ver mi reflejo en ellos."— no sabía cómo recordaba cada palabra a la perfección, el verso se grabó a fuego en su mente.

Wooyoung no estaba dispuesto a contestar, así que desvió la mirada y apretó los dientes.

—No es nada. Ha sido un error leerlo.

—Wooyong.—espetó con más tristeza de la que pretendía, sintiendo su corazón encogido. Wooyoung podía arrepentirse pero él no lo haría.

San se adentró en la habitación sin dar opción a Wooyoung de reprochar. Esperó paciente por su respuesta mientras observaba al omega moverse nervioso por la estancia.

—No te irás hasta que te lo diga, ¿Verdad?

San asintió. Era demasiado cabezota como para dejar escapar la oportunidad.

Wooyoung suspiró pesado y se recostó en su escritorio, buscando las palabras correctas.

—No sé. A veces siento que me puedes leer como un libro y eso da algo de miedo.

Porque San le había calado profundo en poco tiempo y no sabía cómo gestionarlo. Le aterrorizaba dar un paso en falso, que San viera algo en él que le desagradese y le invitara a alejarse. No debía preocuparse tanto por la imagen que tenía de él, pero lo hacía.

Wooyoung había avanzado mucho desde el primer viaje a Los Ángeles. En sí todas sus experiencias le dieron aquel resultado, el de confesar a San lo que sentía realmente. No le gustaba, evitaba los pensamientos excesivamente cariñosos a todas costa pero, no podía negar que San tenía algo que le hacía querer mantenerlo a su lado, por mucho que sus barreras le exigieran parar antes de inmiscuirse demasiado.

Decir la verdad se sentía correcto, a sabiendas de que no saldría dañado por mucho que mostrase su parte más débil.

—Entiendo que te de miedo Wooyoung.— se acercó al omega con cautela, temiendo que subiera sus barreras solo con la simple cercanía.— Me alegra ser yo quien tenga ese puesto.

Alegrar era poco, su alfa estaba eufórico por cada paso de distancia que acortaba entre ambos. Sin darse cuenta, estaban a tan solo unos centímetros, cosa que Wooyoung le permitió, para su sorpresa, aunque observaba sus movimientos con detenimiento en busca de un paso en falso.

San le abrazó, envolviendo el cuerpo ageno bajo el suyo. Aspiró su aroma, reposando la cabeza en su hombro. Notó el alivio de Wooyoung a través del tono café, el alivio de sentirse comprendido.

Recesivo [Sanwoo/ Woosan]حيث تعيش القصص. اكتشف الآن