29| Los Jackson

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(N/A: leer nota importante
al final del capítulo)



29| Los Jackson



La desesperación de los dioses fue más trágica que el comienzo de la batalla contra Cronos en el Campamento Mestizo.

Yo no entendía muy bien que había pasado. Esperé pacientemente a que Apolo terminara su reunión con el consejo olímpico y de un monstruo a otro, había una docena de deidades corriendo despavoridas por los jardínes del Olimpo, gritando el nombre de la reina por doquier.

Fue entonces cuando me encontré con Theodora en la salida del templo, ella estaba pálida y me miraba con algo de terror en sus ojos.

¿Hera había desaparecido? ¿en qué momento?

Pasé varios días en el Olimpo, no sabía cuántos, pero me movía de aquí para allá entre el palacio de mi prometido y el de Eros.  La boda acaparó toda mi atención y con ayuda de Afrodita y Psique logré dar una imagen completa a como me gustaría que fuera mi ceremonia ideal.

Echaba de menos a Sally y a Percy pero no tenía ni la menor idea de que tal les iba en el mundo mortal, pero esperaba pasar la mavidad junto a ellos. Tampoco tenía noticias del Campamento Mestizo y quería creer que las clases aún no habían comenzado, o al menos eso me aseguraba Apolo cada vez que lo recordaba.

Me sentía en una jaula de oro, una de la cual no quería salir.

— Por todos los dioses, esto jamás se detendrá —murmuró Psique a mi lado, con sus cálidos ojos enfocados en el horizonte.

Al no recibir noticias de Apolo, decidí pasar el tiempo en el palacio de papá hasta que enviara un emisario a por mí y me trajera de vuelta para seguir con los preparativos. En el fondo, no quería que Hera se encontrara en una situación delicada pero realmente esperaba que se las puediera arreglar sola.

Aparté la vista del ventanal y suspiré caminando hacia el diván en el que Eros se encontraba sentado, mirándo desinteresadamente el techo, pensativo.

Me senté junto a él apoyando mi cabeza en su pecho y papá colocó inmediatamente una mano sobre mi cabello rodeándome con su brazo. Él parecía ser el menos contento con la boda, sin embargo, lo terminó aceptando después de una privada y profunda conversación que él y Apolo habían mantenido a solas.

Cuando los encontré, me esperaba verlos agarrándose de las greñas entre ellos, pero para mi sorpresa, simplemente me miraron seriamente y papá dio un asentamiento de cabeza con aprobación.

Escuché el suspiro de Psique y noté como mi madrastra se movía del ventanal con un semblante intranquilo.

— Iré a visitar a Ariadna —nos avisó dándole una ojeada dulce a su esposo—. Volveré antes del anochecer.

Papá posó sus ojos sobre ella y la miró con adoración antes de asentir.

Supe que habían intercambiado algún mensaje en sus mentes pero no dije nada y Psique se marchó despidiéndose con una débil sonrisa.

A Eros no le interesaba mucho el tema de la desaparición de Hera pero algo lo perturbaba desde hace unos días, algo que no me quería contar y a juzgar por lo incómoda que Psique se veía en mi presencia -aunque la pobre lo trataba de disimular- deduje que tenía que ver conmigo.

— Papá —llamé e hizo un ruidito afirmando que me estaba escuchando—, ¿pasa algo? ¿sigues disconforme por la boda?

Eros no dijo nada durante unos segundos y asumí que tenía razón en mis preguntas hasta que suspiró:

Apollo's Heart | Apolo ²Donde viven las historias. Descúbrelo ahora