Abordé a Cristina tan pronto llegó a la casa, había estado preocupada por mí todo el día. Fuimos a mi cama y me consoló, no pude hablar hasta no soltar todo el llanto que había reprimido, por suerte, con Cristina me siento a salvo para sacar mi lado más vulnerable. Luego de contarle todo lo que había pasado en las últimas 24 horas se quedó completamente perpleja.

- Me siento tonta, de verdad creí que lo nuestro iba en serio, me dejé ilusionar por un montón de gestos bonitos - me quejé luego de revivir todo aquel desastre.

- Es un hijo de perra, hiciste bien en cogerte a su mujer, se lo merece - dijo mi amiga mientras sobaba mi hombro, buscando darme algo de ánimos como podía.

- Al menos ahora me siento menos culpable por haber estado con Addison -

Aunque esa no fuera mi intención, admito que me sacó una sonrisa el pensar en mi aventura con Addison como una especie de venganza. Es cruel, pero también es cruel ocultarle a tu novia que tienes una esposa.

- No sé cómo haré para enfrentarlo mañana, ni siquiera tengo ganas de verlo -

- Tal vez tengas suerte y te toque con alguien más, tú confía -

- Tienes razón, necesito enfocarme en el trabajo, quiero poder asistir en una cirugía y no lo lograré si me obsesiono con los Shepherd - dije para convencerme a mí misma de lo que debía hacer.

- Al diablo con los Shepherd - agregó ella haciéndome reír, es la persona más ocurrente que pueda existir, nunca me aburro con ella.

Nos dormimos juntas luego de limar todas la asperezas que nublaban mi mente, hablar con Cristina es como una terapia personal, al menos lo es para mí.

Al día siguiente, llegué al hospital con todo mi valor y mis ánimos de hacer un buen trabajo, sólo rogaba por no cruzarme a Derek, aún no sé cómo reaccionar luego de todo lo ocurrido. La doctora Bailey estaba dictando con qué titular tendría que ir cada uno de nosotros, sólo me quedaba cruzar los dedos y confiar en mi suerte.

- Grey, la doctora Shepherd te solicitó como interna, debes ir con ella, es muy estricta con la puntualidad - indicó para enviarme directo a la boca del lobo.

Al menos hoy pude descubrir que hay destinos peores que la muerte y estoy obligada a enfrentarme a uno de ellos. Caminé a regañadientes hacia el área de ginecología y obstetricia, ahora es cuando todas las fichas caen donde deberían, por eso Addison está en Seattle, ella era esa brillante doctora a la que ansiaba conocer, el destino puede ser cruel.

Llegué con ella, llevaba un uniforme rosa muy hermoso, se destacaba de todo el resto de personal en el área. Mierda, es demasiado hermosa, no puedo evitar pensar en las cosas que hicimos, es como si me invadiera un impulso que nublaba mi cordura.

- Llegas tarde Grey, espero que te pongas al día, no tengo tiempo para hacer de niñera - dijo con una mano en su cintura.

Asentí intentando no verme tan intimidada por su presencia, sólo tomé notas y la seguí hacia el cuarto en donde se encontraba nuestra paciente. Era un caso de TTTS bastante complicado, quise enfocarme de lleno en eso, pero ella empezó a bombardearme con preguntas. Cada vez que intentaba responder me interrumpía con una pregunta diferente, dejándome en ridículo frente a la paciente y las enfermeras, incluso parecía satisfecha al verme quedar completamente en blanco.

- Doctora Shepherd ¿Podemos hablar? - pregunté, cansada de aquel trato hacia mí persona.

- Que sea rápido - contestó sin mirarme a los ojos.

Nos fuimos al pasillo y se quedó mirándome, esperando a que dijera algo, por supuesto, tuve que armarme de valor y enfrentarla.

- No me parece justo lo que haces - solté, cruzándome de brazos.

Elígeme, Ámame // MeddisonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora