CAPITULO 77

827 67 5
                                    

Camila POV

Supongo que debía confiar en Lauren. 

No me daba mucha confianza saber que la ojiverde viajaría hasta Brasil, sola... sabiendo todo lo que había pasado en los años que vivió allí. Si antes estaba con su familia, e igual se las había ingeniado para hacer uso de las drogas que estaban a su alcance ¿que podría pasar ahora que iría sola? 

Tenía miedo.

Pero Lauren era ya una mujer grande, a punto de ser mamá y esperando poder adoptar el niño que tanto quería. Era ahora, alguien totalmente diferente a quien había sido en el pasado. Ya no era esa niña rebelde, que pensaba que podría llevarse todo el mundo por delante y salir ilesa de ello.  Esperaba que supiera comportarse, teniendo en cuenta que era capaz de entender que yo le esperaba en su casa con ansias, y esperaba verle bien cuando pudiera tenerla de vuelta. Pero también sabía que sus amistades allí no habían sido las mejores... así que todo era posible, y cada intento que hacía por ver las cosas de forma favorable, era descartado por una ola de malos pensamientos.

Me sentía en un limbo, sin saber a donde iba a caer.

Y repito, tenía miedo.

Creo que me había perdido por algún momento, pensando todo tipo de cosas que podrían suceder mientras ella no estaba a mi lado. Y todo era algo idiotamente catastrófico. Me puse de pie luego de haber estado un largo rato sentada, y comencé a caminar por todo el lugar, prestando atención a los detalles que Lauren era capaz de incluir en cada lienzo, logrando que cada una de sus pinturas fuera especial.

- Menina... ¿quieres irte? - sentí decir a la ojiverde con su típica voz rasposa, que lograba erizar cada célula de mi piel.

- No - respondí sin voltearme a ella, y continué mirando los trazos plasmados -, estoy bien. Solo quería caminar un poco. Sabes... tu hijo comienza a darme dolores de espalda. Así que tal vez necesite unos masajes esta noche - exclamé.

- Pensé que irías a tu casa hoy... ¿No te había llamado tu madre?

- ¿Quieres que me vaya? - pregunté girándome hacia ella, sabiendo perfectamente que aquella pregunta la ofendería.

- ¡Ey! - exclamó, como si le hubiera dicho un disparate -. No quiero que te vayas, claro que no. Solo pensé que tu madre te había dicho para cenar contigo.

- Asi es... - contesté.

- ¿A qué hora debo llevarte? - preguntó.

- Creo que no has entendido... - comencé a decir riendo.

- ¿Que? - preguntó confusa, mientras veía como fruncia sus hermosas cejas.

- Tu también irás... 

- Pero amor... - dijo pareciendo una niña pequeña.

- No tienes excusa, Lauren. Mi madre quiere que vayas a cenar con nosotras. Luego puedo ir contigo a tu casa o puedes quedarte a dormir.

- Camzi... sabes que me pongo nerviosa cuando tu mamá está cerca, no se como actuar para que no piense que soy una tonta... - dijo pareciendo olvidar que era una mujer adulta -, además no me quedaré a dormir en tu casa. No no.

- Pues si eres una tonta - exclamé riendo.

- ¿Por que eres mala conmigo? - se quejó, intentando ocultar su risa.

- ¿Por qué tu no quieres quedarte a dormir conmigo? - pregunté no entendiendo por que tal negación -. No quiero que conduzcas a altas horas de la noche, amor.

- Porque compartes habitación con tu hermana pequeña, y no queda bien frente a tú mamá; además te conviertes en una pequeña provocadora en las noches, y no me arriesgaré a tener una erección frente a ellas - exclamó totalmente decidida.

Sabor a almendras -Camren-Where stories live. Discover now