CAPITULO 54

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Lauren POV

No sabía que hablaban exactamente, pero la morena caminaba de un lado a otro mientras hamacaba a Lía en sus brazos, y de rato en rato dejaba salir una gran risa. Estaba segura de que si las juntaba a ambas en una cena, hablarían entre ellas sin parar, sin siquiera notar mi existencia.

Me puse de pie para acercarme a ella.

- Camzi... - dije llamando su atención – Iré a bañar a los niños así preparo luego la merienda ¿Si? - exclamé, y Camila se limitó a levantar uno de sus dedos pidiéndome un segundo, para despedirse de Normani, devolviéndome así el teléfono.

- Te acompaño, los niños ya deben de sentir frío. Será mejor abrigarlos.

Ésto se sentía ya como una familia y me estaba encantando compartir cosas tan simples a su lado.

- Te quiero tanto, menina – dije tomándola de la cintura para acercarme a ella y besarla, sintiendo como ella acariciaba una de mis mejillas con su mano libre; y terminaba el beso con una gran sonrisa en su rostro.

"Me dijeron que para enamorarla tenía que hacerla sonreír. El problema es que cada vez que sonríe, me enamoro yo."

Y sin dudas era cierto. Así me sentía exactamente cada minuto que pasaba a su lado. Intentaba hacerla feliz tanto como pudiera, aunque tenía claro que Camila no necesitaba mucho para serlo; a su vez, verla feliz, era mi mayor regalo.

- Hombre araña – dijo Camila captando la atención de Antonio que ahora estaba recostado en una silla con un juguete en sus manos – Vamos a bañarnos.

Antonio se puso de pie y se acercó a nosotras, para que le quitáramos el flotador, para luego tomarlo en mis brazos manteniendolo envuelto en una toalla.

volvimos al elevador, y al llegar a la sala, lideré en camino hacia el baño mas grande, que era el que tenía la bañera. Preparé algunos juguetes que fui recogiendo en el camino, desvestí a los dos pequeños y los senté en la bañera que continuaba llenándose de agua.

Mientras yo enjabonaba a la pequeña, que insistía en poner sus manos mojadas en la boca; Camila jugaba con unos botecitos junto a Antonio.

La piel de la morena estaba completamente erizada, y cuando pase mi mano por su brazo noté cuán fría estaba.

-¿Por qué no te das una ducha caliente? - pregunté – Te enfermarás– terminé por decir, logrando que Camila me mirara y dejara un beso en mi mejilla.

- Lo haré luego, cuando terminemos con ellos ¿De acuerdo? - preguntó y simplemente asentí - ¿Puedo tomar algún abrigo?

- Claro – respondí inmediatamente – Ve a mi closet y toma lo que quieras.

- Gracias, ya vuelvo.

Y cumplió su palabra, porque mientras yo me enfocaba en los niños, y apenas unos minutos habían pasado, la morena ya estaba de nuevo a mi lado, vistiendo mi ropa.

Los pequeños ya estaban listos para salir del agua, pero decidí dejarles jugar un tiempo mas, ya que ambos reían y se llevaban de maravilla.

Supongo que Antonio se cansó de jugar, o la curiosidad fue mas fuerte; porque dejó sus juguetes de lado para mirar su cuerpo y el de la pequeña, y luego volver a mirar el suyo. Hizo lo mismo un par de veces para luego mirarme a mi, como si quisiera decirme su mayor descubrimiento.

- ¡Lía y yo somos del mismo color, Lolo! - exclamó como si fuera algo mágico, mientras señalaba a la pequeña con uno de sus deditos.

- Así es – respondí mientras sonreía – El color mas bonito del mundo.

Sabor a almendras -Camren-Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt