CAPITULO 66

914 103 10
                                    

Lauren POV

Casi dos semanas más habían transcurrido. En este tiempo había intentado distraerme lo mayormente posible; había salido a recorrer parques, museos, había pasado algunas tardes relajandome en la piscina del hotel y había asistido alguna que otra fiesta junto a Annie.

Si bien había algún tipo de rara atracción entre nosotras, mis palabras para ella habían sido sumamente claras. No había nada que yo pudiera ofrecerte; y para mi suerte, la chica lo había entendido y respetado. Así que nuestras salidas a comer, a fiestas o incluso momentos en los que iba a mi habitación a compartir tiempo juntas, era totalmente con propósitos de mantener una buena amistad que habíamos formado este último tiempo.

Y me sentía cómoda de esa forma. Ya que lo único que me acompañaba todos y cada uno de los días era el sentimiento de que pronto volvería a casa e intentaría hablar con la morena.

La extrañaba. Y la extrañaba tanto que irme a la cama cada noche sin su cuerpo junto al mío hacía que mi pecho sintiera su ausencia y mis ojos comenzaran a lagrimear. Despertar y no tenerla allí para darle los buenos días, no verla reír, no escuchar su voz, su risa, el olor de su pelo recién lavado, sus besos...

¡Dios! Extrañaba sus sabor a almendras. 

Quería verla. Necesitaba volver a ella. 

Así que una mañana lo había decidido. Me iría antes. Quería volver a casa, a mi rutina. Extrañaba a Normani y a Lía. Extrañaba a mi madre, el colegio... Extrañaba a Antonio. Extrañaba a mi frijolito, extrabaña a Camila.

Extrañaba a la pequeña y disfuncional familia que había formado en este corto período de tiempo. 

Había salido de la ducha envuelta en una toalla mientras intentaba secar mi pelo. Había decidido vestirme de forma cómoda ya que no saldría esta noche, entonces tomé un pantalón negro y una remera del mismo color, y una vez estuve lista, me senté sobre el borde de la cama con el teléfono en mis manos. 

No quería estar allí, me sentía sola. Había tanto por hacer aquí, pero no tenía a mi lado a la chica con la que quería compartir todo aquello. 

El reloj que quedaba de frente marcaba unas tardías 3AM, y fue cuando tomé la valija del fondo del closet y comencé a guardar toda mi ropa. Estuve así un largo rato hasta que finalmente pude acomodar todo y no olvidara nada. Tomé mi teléfono y comencé la búsqueda del vuelo mas próximo en salir, para emprender la vuelta a casa. Para mi suerte, aun quedaban asientos en el siguiente avión y con prisa pude asegurar mi lugar. Tomé todas mis pertenencias, bajé por el elevador y me dirigí apresuradamente al mostrador con una recepcionista que permanecía sentada mientras sostenía sus rostro con una de sus manos, seguro la chica se encontraba cansada; pero al momento de verme cambió su postura a una mas seria.

- Buenas noches... - dije rapidamente.

- Buenas noches, señorita Jauregui - saludó - ¿En que la podemos ayudar? - preguntó amablemente.

- Me voy - exclamé sin dar tantas explicaciones.

- ¿Ha habido algun pro.. - pero la interrumpí antes de que pudiera finalizar.

- No. Ha sido todo mas que perfecto. De verdad. Pero necesito irme. 

- Oh, de acuerdo - respondió entendiendo mi prisa.

- Aquí tienes mi tarjeta. Y por favor, ¿Puedes pedirme un taxi hacia el aeropuerto? 

- Si, seguro. Deme un minuto. 

En menos de cinco minutos, me encontraba atravesando las puertas vidriadas del edificio para abordar el taxi, luego de haber saldado las cuentas por la estadía en el hotel.

Sabor a almendras -Camren-Where stories live. Discover now