CAPITULO 15

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Lauren POV

Esa noche junto a Camila había sido mucho mas de lo que esperaba. La había conocido como por arte de magia; empezamos con mal pie pero luego todo mejoró y terminamos en mi apartamento. Lo que nunca hubiera pensado, es que tal chica iba a fijarse en mi y sobre todo, terminar en mi cama.

Tenía totalmente incorporado el aceptarme, en cuanto a mi intersexualidad me refería. Pero nunca me había pasado algo como lo de la noche anterior; de ser aceptada por alguien mas, sin tener prejuicios sobre mi o incluso preguntas. Aunque estaba segura, estas ultimas vendrían luego.

Camila había sido perfecta en todo sentido.

La morena me había sorprendido de todas las maneras posibles. Había mantenido una postura de niña buena al principio, inocente incluso. Luego las cosas fueron escalando y ya no pude detenerme, y aunque quise asegurarme en todo momento que la chica estuviera segura de que de verdad quería aquello, deseaba con todas mis ganas que su respuesta no fuera una negativa y debiéramos detenernos. No había nada mas en este mundo que quisiera mas que probar de su boca lo que se sentía el sentirse deseada.

Ya era la mañana del siguiente día; y había quedado de almorzar con mis padres. Pero aún era temprano, Camila aún dormía en mi cama; yo me había levantado y había tomado una ducha rápida, con la intención de adelantar unos bocetos que tenía pendientes para la próxima semana. Pero al salir del cuarto de baño, había vuelto a la realidad de que había pasado la noche junto a la mujer mas hermosa que mis ojos habían visto alguna vez, y ahora dormia plácidamente en mi cama. 

Si, mi cama. Había sido malditamente suertuda de poder despertar al lado de tal obra de arte. Mientras secaba mi pelo, no podía dejar de mirar como su espalda desnuda era apenas cubierta por la sábana blanca, que estaba casi en su totalidad en el suelo de la habitación; su pelo estaba desparramado sobre la almohada y su rostro emitía una calma digna de admirar.

Sus labios eran totalmente apetecibles.

En algún momento de debilidad en mi cabeza, o tal vez por la influencia de mi pequeño amigo "Lolito", decidí que tal mujer era merecedora de mucho mas que despertar sola en la cama de una desconocida un domingo a la mañana.

Así que aquí estaba ahora, en la encimera de la cocina, preparando el mas variado desayuno posiblemente hecho por mi. Me encontré preparando una bandeja con café, jugo, huevos revueltos, rebanadas de pan y un tazón con una gran cantidad de frutas en cubos. Cuando todo estuvo de mi agrado, tomé un post it de esos que siempre llevaba conmigo y dibujé en él la flor que le regalaría si hubiera tenido la oportunidad de conseguirla para ella antes de despertar.

Un girasol.

Cuando tuve todo pronto y ordenado, tomé la bandeja y me dirigí a la habitación. Abrí la puerta empujándola suavemente con el pie para no hacer ruido y me acerqué a la cama. Dejé la bandeja sobre la mesa de noche y me quedé estática. Camila ya había despertado y ahora me miraba directamente a los ojos con una sonrisa cautivadora en sus labios. Su pelo aún estaba desordenado sobre la almohada y la sábana había sido levantada del suelo, cubriendo ahora hasta su pecho.

Al mirarnos, esbocé una sonrisa.

-¡Buen día menina! - dije subiéndome a la cama, acercándome a ella y dejando un beso en su frente.

-Buenos días Lo... - dijo con timidez, incorporándose y quedando sentada de espaldas al cabecero de la cama.

-Preparé algo para ti, espero te guste. - dije con cierta vergüenza.

-Gracias, no debiste. Café solo hubiera estado bien. - dijo levantándose, dejando caer la sábana por su cuerpo y acercándose ami.

Tragué en seco.

Camila no dejaba de mirarme directamente a los ojos. Y yo intentaba hacer lo mismo. Sabía que con apartarlos un segundo, mis ojos se irían directamente a su cuerpo. 

¡Dios mio! Que cuerpo.

Al llegar a mi, tomó la bandeja de mis manos y la dejó a un costado.

-¿Que haces? - y Camila volvió a mirarme.

-Nada... solo te estoy admirando. Y quería agradecerte.

Su rostro era inocente, pero su voz no demostraba lo mismo. Ahora recorría mi cuerpo con sus ojos y yo me sentía totalmente expuesta; y eso que era ella la que era ella la que no vestía ninguna prenda.

Cuando tuve la idea de preparar el desayuno, salí disparada a la cocina; entonces al momento de elegir mi ropa, había tomado lo que tenía mas a mano; y eso había sido un bóxer negro y una camisa de manga larga azul claro, que ahora tenía a medio prender.

Volvía tragar con dificultad, y pasé la lengua por mis labios.

Aún no podía hacerme la idea que la mujer frente a mi, era la misma que había conocido en la discoteca. No era una queja. Estaba amando a esta nueva Camila.

-¿Lauren?

-¿Ss..si?

Cuando volví de mi mundo, la miré y Camila bajó su mirada. Ya no sabía como mas controlar esto. No me había pasado nunca antes con tanta frecuencia; a decir verdad, últimamente estaba teniendo ciertos problemas con ello. Mi "pequeño amigo" a veces se negaba a funcionar.

Pero no con Camila.

Los ojos de la morena se habían dirigido hacia el bulto creciente entre mis piernas. Luego de unos segundos, qué fue lo que me tomó reaccionar; dirigí mis manos a la zona, intentando cubrir mie rección.

Camila rió.

-¡Lo siento! -dije totalmente apenada - No era mi intención.

-¿No? -dijo elevando una ceja y volviendo sus ojos a los míos-Porque si era la miá.

¡Ufff! Esta mujer iba a matarme.

Camila tomó mi rostro con una de sus manos y me acerco aún más; con su otra mano, comenzó a desabrochar los botones de mi camisa, y fue marcando un camino en descenso con su dedo índice hasta llegar al borde de mis bóxers.

Cuando tuvo su mano allí devoró mis labios sin cuidado.

Totalmente perdida en sus besos, dirigí mis manos hasta su trasero, de ahora en adelante, mi lugar favorito; y apreté mis dedos en él.

Su mano se adentró en mi ropa interior y con suaves caricias comenzó a recorrer mi erección. Cuando estuve pronta, ella lo notó; así que me tomó con fuerza de la camisa y se dejó caer hacia atrás, llevándome con ella. Abrí sus piernas y me coloqué entre ellas. Nuestros besos se intensificaron aun más.

Camila comenzó a retirar mi camisa y bajó mis boxers dejando al descubierto mi pene; que ahora rozaba su plano abdomen.

Al sentir su cuerpo contra el mío, mi erección tembló pidiéndome más. Así que la tomé con una de mis manos de la cadera y la acerqué aún más a mi.

-Lo... dime menina otra vez.

Su pedido me encendió aún más, así que de una estocada rápida me enterré en ella, una vez mas.

Sabor a almendras -Camren-Where stories live. Discover now