37: INEFABLE

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Al día siguiente, antes de ir a HopeEdge, Kail y Joseph visitaron a Melissa, quien al escuchar lo que los hombres hicieron y las disculpas por no protegerla comenzó a llorar abrazandolos y agradeciendo que no dijeran nada a Jane.

Por su parte la chica lo ignoraba todo, no porque quería, sino porque ninguno estaba dispuesto a contarle lo sucedido, sabían que tratándose de Melissa, la reacción que tendría al enterarse que los culpables eran sus propios compañeros de trabajo no iba a ser nada bueno, así que por el momento decidieron guardar el secreto.

Ya había comprobado que los papeles ya no estaban, no supo qué hacer o cómo sentirse, tampoco quería creer que Melissa estuviera involucrada. Pensó en confrontarla, pero algo la detenía, tal vez todo lo que le dijo aún repercutía en su interior y verla la haría vulnerable.
Cada vez que se le cruzaban esos pensamientos intentaba sacudirlos y centrarse en otras cosas que le quiten más el tiempo.

Mas tarde el jefe Langford salió de su oficina apresurado por una reunión, así que vio a Jane y le ordenó inmediatamente que abriera su correspondencia, lo clasificara y la dejara en su escritorio, Jane con mucho gusto aceptó la encomienda.

Estuvo buen rato en su oficina abriendo las cartas que le enviaron, casi ninguna era de suma importancia, hasta que llegó a un sobre que llevaba su nombre, algo extrañada por eso la abrió viendo que habían dos documentos de igual manera con su nombre, y no solo eso, sino que al leerlo detenidamente se dio cuenta que se trataban de unos papeles que confirmaban que su estadía en HopeEdge era debido a una condena.

Su respiración comenzó a volverse irregular y algo paranoica recorrió con la vista su alrededor revisando que nadie la estuviera mirando, asegurándose de eso arrugó los papeles y se los llevó al bolsillo, fingiendo que nada ocurrió y siguiendo con su labor.

Mientras tanto en HopeEdge Danna llegó tarde al trabajo, cosa que extrañó bastante a muchos de los trabajadores del lugar. Ignorando las miradas fue hasta su oficina queriendo un momento a solas, sin embargo Ellen ya se encontraba esperando sentada.

— ¿Qué haces aquí? — cuestionó extrañada con el ceño fruncido.

— Solo quiero saber cómo estás— respondió — últimamente te estás comportando muy extraña.

Evitando la pregunta Danna se quitó el saco y empezó a ordenar algunos libros tirados.

— ¿Qué podría pasarme? — evitó su mirada — deberías preocuparte más por tu salud que por mi, yo estoy preocupada por tí.

— No tienes por qué — dijo con tranquilidad — hago todo lo que el médico me dijo.

— ¿Y hay algún avance? — la miró espectante.

Ellen movio la cabeza, negando con un simple movimiento repetido.
Danna resopló largo y pesado, pensó un rato antes de decir lo que debía.

— Hay... tratamientos experimentales en otros paises — Ellen se tensó — tienes que agotar todas las opciones.

Ellen se puso de pie y dio unos pasos hacia la ventana.

— ¿Y qué hago? ¿Cómo me voy de HopeEdge de un día para el otro? — observó una tranquila ciudad — ¿Qué excusa le daré a Jane?

—  Solo dile la verdad — respondió con seriedad.

Sin embargo, Ellen ignoró esa respuesta, no quería aceptarlo, por lo tanto cambió de tema drásticamente.

— Hay mucho trabajo — se dirigió a la puerta con una sonrisa — estamos pasando por un momento difícil en HopeEdge y...

— Entiendo — intervino Danna — no tienes que decir nada más.

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