21: HERIDAS ABIERTAS

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Ellen estaba más que despierta, no logró dormir en casi toda la noche por una razón, Jane.
Sentía su corazón palpitar fuerte cada que recordaba el abrazo que le dio esa chica. Intentó de todo, incluso leche tibia para poder dormir, pero cada vez que cerraba los ojos la veía a ella, eso de cierta forma la molestaba, no quería aceptarlo, no todavía.

Cuando los primeros rayos del sol se asomaron por su inmensa ventana tomó el celular y le envió un mensaje a Jane diciéndole que la vería directamente en el hospital.
Entró al baño a arreglarse y vio ahí el collar que con tanta rabia dejó de usar hace unos días. Era hora de madurar, así que se lo puso con delicadeza,  luego se probó varias prendas y accesorios como si fuera involuntario, cuando se dió cuenta de la hora arrugó su frente y se miró al espejo dándose algunas palmadas en la mejilla.

— ¿Por qué eres así? —se dijo para sí misma al mismo tiempo que sj vista se posó en el collar que llevaba.

Agarró un conjunto y se lo puso fastidiada de ella misma pero sin quitarse el collar, luego entró a su coche y se puso en marcha al edificio HopeEdge.
Todos la empezaron a saludar y de manera casi automática, Ellen les devolvió el saludo con una sonrisa.
Al entrar a su oficina descansó recién, se sentó y su mirada se perdió en las paredes decoradas con cuadros aburridos y algunos libros en estantes que nunca leyó.
Estuvo perdiendo el tiempo por un rato hasta que Danna se hizo presente.

— ¿Qué haces?

— Nada —respondió desganada.

— Creí que tenías muchos planes para hoy.

— Acordé reunirme con el comité del hospital, deben darme luz verde para comenzar.

— Te acompaño.

— No es necesario, Jane lo hará, pensé que era la más indicada para explicarles sobre su proyecto.

Danna suspiró tranquila, luego tomó asiento del otro lado del escritorio.

— Hablando de eso... —cruzó los brazos— como no puedo hacerte cambiar de opinión, y dudo que alguien pueda... decidí ayudarte.

— ¿Enserio? —Ellen se acomodó en la silla.

— Eres muy decidida y terca, si no puedo contra tí, mejor me uno.

— Tengo un buen presentimiento sobre esto.

Danna soltó una leve sonrisa, se levantó en dirección a la puerta.

—  Yo no, pero creo en tí.

••••••

Las horas pasaron, Jane salió de su trabajo y por no llegar tarde tomó un taxi para llevarla hasta el hospital.
Se encontraron justo en la puerta, Jane sintió la vida volver a ella cuando vio su cuello nuevamente adornado con el collar que le regaló, pero no quiso decirlo, solo era una muy buena señal de que las cosas podrían volver a ser como antes entre ambas.

— Sígueme —ingresaron— deben estar esperándonos.

Mientras se dirigían a la sala de conferencias, Ellen me explicó como debe dirigirse a ellos y que clase de preguntas harán acerca de su propuesta.
Jane puso suma atención a sus indicaciones, pero cada cuanto no podía apartar la vista de su rostro.

Los ejecutivos las recibieron amablemente, estaban muy interesados la propuesta que Ellen les hizo por teléfono.
Jane respiró profundo antes de comenzar y cuando soltó las primeras palabras las siguientes salieron automáticamente, se vio cómoda mientras exponía. Ellen que estaba en un rincón con los brazos cruzados, en algún punto de la explicación se perdió mirándola, no se dio cuenta al momento, pero tenía una sonrisa dibujada en el rostro mientras observaba con atención todas las facciones de Jane, como su cabello negro y largo, sus labios que se movían y que de vez en cuando se relamía, sus ojos oscuros, era linda en un todo, era una chica hermosa, una chica que le había quitado el sueño por toda una noche entera.

SOMOS INSTANTESWhere stories live. Discover now