10: UN ACTO DE "BONDAD"

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Danna había llegado hace una hora a casa de Ellen, estaba esperándola sentada con una taza de café, en plena noche, enojada porque su amiga no contestó las llamadas.
Cuando Ellen entró se sorprendió con la visita y luego de un reclamo le contó lo que pasó con Jane y la playa.

—  Ya te dije que esa chica no es buena para tí.

— Y yo te dije que es diferente, tu no la viste allá, dándole un discurso motivacional a un joven perdido —se quitó su abrigo.

— ¿Y por eso ahora la tienes en un pedestal?

— Estas exagerando —se giró a verla— Jane es...

— ¿Sabes qué? Yo no vine a hablar de esa chica —dijo molesta— puedes seguir con tus planes, no me importa. Lo que si me interesa es que estés lista para mañana, tenemos que ir con Droker.

— Ah, hablando de eso... —volvió a darle la espalda evitando su mirada— hace pocos días ya fui a verlo.

— ¿Qué? —le agarró el hombro y le hizo darse vuelta, igualmente Ellen mantuvo la mirada en otro lugar menos en su amiga— ¡¿Fuiste con él y sin mi?!

— No sé porqué te molesta tanto —dijo restándole importancia.

— ¡¿Que porqué me importa?! —Ellen se arrepintió de sus palabras en cuanto la miró— ¡Eres mi mejor amiga! Comenzamos con esto juntas, además soy la única que sigue a tu lado a pesar de todo.

Ellen tragó pesadamente.

— Lo siento —bajó la mirada y Danna respiró para calmarse.

— Pero... ¿Qué te dijo?

— Al principio pensé que eran malas noticias, pero es todo lo contrario, todo está yendo conforme a lo planeado.

Danna sonrió para luego darle un abrazo durante unos largos segundos.

— Sabía que lo lograrás —se separó y enseguida supo que eso no era todo— ¿Hay algo más?

— Tengo que viajar —soltó— aunque Droker dijo que iba bien, necesito estar segura, y necesito ir sola.

Esta vez Danna se separó completamente, sin comprender lo que su amiga estaba diciendo.

— ¿No quieres que yo vaya contigo?

— No es eso, solo... te necesito aquí, por favor.

Danna se quedó pensando.

•••••••••••

Un nuevo día, una nueva actividad.
Jane pasó la mañana ordenando archivos en su escritorio, pero como ya se hizo costumbre, algunos de los trabajadores le lanzaban comentarios inapropiados e insultantes, y como siempre, la chica solo optaba por ignorarlos, no es que no tenía la fuerza para defenderse, su madre le enseñó a ser fuerte sin exagerar, sabía que tenía que ponerle fin a ese acoso de parte de sus compañeros, hasta mientras solo podía ignorar.

Luego al atardecer fue al edificio HopeEdge.

No supo desde cuando empezó, pero ese día se dió cuenta que últimamente estaba más entusiasmada por llegar al edificio que a su propio trabajo.
Tal vez lo intuyó, tenía una ligera sospecha que la única razón era Ellen, pero ¿Cómo saberlo a ciencia cierta? No tenía idea de cómo comprobarlo, y la verdad no le hacía falta.

Había llegado unos minutos antes se su hora, así que se dirigió hasta el último piso para dar una pequeña visita a la presidenta de todo el lugar.

— Hola...

Entró lentamente y sin tocar, viendo que Ellen estaba sentada en su escritorio leyendo alguna revista.

SOMOS INSTANTESWhere stories live. Discover now