24: CÓMPLICE

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Esa tarde recibió un gran regaño de parte de Andy por no presentarse, Jane se disculpó de varias formas, sin embargo por dentro poco le importaban los regalos y las consecuencias, estaba demasiado feliz por Ellen, convencida cada día más de que Ellen Weisz era el amor de su vida, la mujer con la que quería pasar el resto de su vida.

Por otro lado y en otro lugar como la oficina de Danna, Ellen fue directamente ahí a contarle lo que pasó, dejándola pasmada por tanta información de golpe.

—  Entonces la besaste — Ellen asintió preocupada — y luego se te confesó — volvió a asentir.

Danna se quedó pensativa y Ellen con la desesperación de no saber qué hacer se quedó mirándola con los ojos más que abiertos, expectante y apoyada en el escritorio cerca de Danna.

— ¿Qué quieres que te diga? — se encogió de hombros sin saber qué más hacer.

— Quiero que me digas que no es lo correcto — levantó la voz con desesperación — tengo planes que llevar a cabo y tan poco tiempo antes de que... —apretó los puños — no puedo permitirme perder el tiempo con alguien.

— No lo sé... tu la besaste, debiste pensarlo antes de hacerlo —argumentó Danna.

Ellen pasó su mano por su cabello agobiada por la situación.

— Tu —la señaló con el dedo — tu-tu estabas en contra de ella, no te agrada y siempre me dijiste queme alejara de ella... Ahora dime algo que me sirva.

— No puedo —nuevamente la cara de Ellen se llenó de molestia — , estaba en contra de que te le acerques porque temía que algo así pasara, pero ya es tarde, al parecer te enamoraste de Jane y no puedo hacer nada con tus sentimientos.

Su respiración se volvió más agitada, sus manos estaban temblando y Danna pensó que algo no andaba bien, Ellen siguió caminando por la oficina. Su amiga se levantó de su silla y fue a sostenerla, Ellen la miró con ojos tristes.

— Tengo miedo —confesó.

Danna la hizo sentarse y le dio un vaso de agua mientras ella se apoyó en el escritorio.

— Tengo mucho miedo de cambiar —respiró hondo — yo... estaba decidia, aceptaba mi realidad, estaba aceptando mi enfermedad...

Podía levantar la voz, alterarse por oir a Ellen hablar así de su vida, pero no era el momento, le dolía que su amiga piense así, pero en ese instante Ellen solo quería ser escuchada y eso es justo lo que Danna haría, escucharla.

— Pero cuando estoy con ella me confunde todo, ya no veo el cielo como solía hacerlo, ya no como mis comidas como si fueran las últimas, simplemente lo disfruto —dijo con la voz temblorosa —. Ella me roba sonrisas fácilmente, ya no voy de prisa por la vida pensando en cuántos días me quedan... ella hace que vea la vida de otra forma y tengo miedo de querer vivir más de lo que me corresponde, tengo miedo de que, como todos, ella también me abandone al enterarse.

— No la conozco, no sé si se irá o se quedará pero — agregó Danna — , pase lo que pase, yo siempre estaré contigo.

Extendió sus brazos donde Ellen se hundió derramando unas cuantas lágrimas.

Mientras Ellen estaba agobiada por darle demasiadas vueltas al asunto, Jane durmió tranquilamente, como nunca antes, estaba tan contenta que se despertó antes, se preparó el desayuno y lo comió con una sonrisa en el rostro, parecía una chiquilla experimentando el primer amor, el solo hecho de pensarla le alegraba y provocaba un sonrojo en la chica que le encantaba.

Jane fue tranquilamente a su trabajo y cumplió sus funciones hasta el atardecer, donde esta vez no le molestó tomar el bus e ir al edificio.

Al entrar la recepcionista le dijo que Ellen Weisz la esperaba en su oficina, Jane no podía ser más feliz. Fue casi corriendo a su oficina pero solo encontró a Danna.

SOMOS INSTANTESWhere stories live. Discover now