33. No cambian con el tiempo

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— Vale, ¿y qué hago si ha inundado la casa de diamantes? — dijo Nico exasperado por mensaje iris, mientras intentaba calmar a una bebé meciéndola en brazos.

— Siempre le calma que le canten algo. Bueno, también puedes darle esa serpiente grande de juguete que tiene... — se escuchó la calmada voz de Hazel a través del mensaje. — Pero ¿de verdad ha llenado la casa de diamantes? — su tono cambió ligeramente.

— Era en un caso hipotético. — Will apareció en la sala. — No es que esté pasando.

— Bueno... — habló Hazel. — Vale... Adiós chicos, pasamos por ellas en una hora. — se cortó el mensaje y Nico y Will soltaron aire, cansados.

— ¿Ahora qué? — preguntó Hazel.

— No... no pensé que fuera así de rápido. — respondió Frank. — Bueno, ya vamos a ver para qué nos han llamado desde Nueva Roma, ¿no?

— Sí. — dijo ella agarrando su mano.








— ¡Hey! ¡Percy! — exclamó Grover en la entrada del mercado. — ¿A dónde vas?

— ¡Ah, hola Grover! — dijo él. Luego susurró: — No se lo digas a Annabeth, pero voy a ir al mercadillo a comprar colorante azul para las magdalenas que quiere hacer Blanca. Todo sabe mejor en azul.

Grover rió.

— Bueno, es lo más normal que hagas eso. Pero sabes que Annabeth al final se acabará enterando, ¿no? Ella se entera de todo. Además, va a notar que las magdalenas son azules. No creo que pase por alto ese detalle.

— Ya, pero ya no se podrá cambiar su color. Es un buen plan. — Dijo Percy, y Grover volvió a reír. Así eran los planes de su amigo.

Annabeth salió del mercado en ese mismo momento.

— Sesos de alga, se te olvida que yo también había ido a comprar. Te he escuchado.

Percy intentó esconderse, pero era tarde.

La situación era demasiado ridícula como para no reírse. Así era todo con esos dos, y así llevaba siendo desde los doce años. Grover soltó una carcajada, seguida por un balido.

— Pero ¿por qué no le dejas al pobre echarle lo que quiere?

— No, si yo le dejo, pero insiste en hacerlo en secreto. Claro, lo que no puede ser es que le eche colorante ¡incluso a la sopa!

— Eh, ¡eso no es verdad! — dijo Percy, y Grover sonrió. No cambiarían.







— Espera, ¿¡me estáis diciendo que esta chica es vuestra hija!? — exclamó Hedge. — Bueno, ahora ya sé por qué no corre en mis clases... igual que sus padres.

— ¡Pero si soy la que más corre en clase!

— ¡Pero si yo nunca fui tu alumno!

— ¡Entrenador, déjalo ya!

Exclamaron Thalia, Jason y Piper al mismo tiempo.

— Vale, vale, pero es verdad, yogurines.

Thalia rió.

— ¿A vosotros también os llama yogurines? — preguntó a sus padres con tono de burla. En ese momento, Tristan llamó a Thalia. — ¡Ya voy! — y se fue volando.

— Entonces, ¿es tu alumna? — dijo Piper.

— Sip, y la mejor.

— Entrenador, ¿no decías que no tenías favoritismos? — preguntó Jason alzando una ceja, pero sonriendo por lo que había escuchado.

— Y no tengo favoritismos. — dijo Hedge. — Solo doy mi opinión.

— Eso, entrenador Hedge, — dijo Piper riendo. — es tener favoritismos. 







__ Cómo que 33? Jajaj

No sé de qué te ríes, es un número como cualquier otro 🙄

__ no lo entenderías

Ni quiero entenderlo




Y sí, ya sé que no están todos, pero vais a tener que conformaros... sorry? Ahora ya casi no publico... 😭 me siento decepcionada.



Pero es verdad, aunque se hayan hecho adultos siguen siendo como antes. Y les amamos así. 



Y ya estoy escribiendo el siguiente cap 😉 pero creo que será para mañana o así...








Nox

Después del final.Where stories live. Discover now