— Vale, ¿y qué hago si ha inundado la casa de diamantes? — dijo Nico exasperado por mensaje iris, mientras intentaba calmar a una bebé meciéndola en brazos.
— Siempre le calma que le canten algo. Bueno, también puedes darle esa serpiente grande de juguete que tiene... — se escuchó la calmada voz de Hazel a través del mensaje. — Pero ¿de verdad ha llenado la casa de diamantes? — su tono cambió ligeramente.
— Era en un caso hipotético. — Will apareció en la sala. — No es que esté pasando.
— Bueno... — habló Hazel. — Vale... Adiós chicos, pasamos por ellas en una hora. — se cortó el mensaje y Nico y Will soltaron aire, cansados.
— ¿Ahora qué? — preguntó Hazel.
— No... no pensé que fuera así de rápido. — respondió Frank. — Bueno, ya vamos a ver para qué nos han llamado desde Nueva Roma, ¿no?
— Sí. — dijo ella agarrando su mano.
— ¡Hey! ¡Percy! — exclamó Grover en la entrada del mercado. — ¿A dónde vas?
— ¡Ah, hola Grover! — dijo él. Luego susurró: — No se lo digas a Annabeth, pero voy a ir al mercadillo a comprar colorante azul para las magdalenas que quiere hacer Blanca. Todo sabe mejor en azul.
Grover rió.
— Bueno, es lo más normal que hagas eso. Pero sabes que Annabeth al final se acabará enterando, ¿no? Ella se entera de todo. Además, va a notar que las magdalenas son azules. No creo que pase por alto ese detalle.
— Ya, pero ya no se podrá cambiar su color. Es un buen plan. — Dijo Percy, y Grover volvió a reír. Así eran los planes de su amigo.
Annabeth salió del mercado en ese mismo momento.
— Sesos de alga, se te olvida que yo también había ido a comprar. Te he escuchado.
Percy intentó esconderse, pero era tarde.
La situación era demasiado ridícula como para no reírse. Así era todo con esos dos, y así llevaba siendo desde los doce años. Grover soltó una carcajada, seguida por un balido.
— Pero ¿por qué no le dejas al pobre echarle lo que quiere?
— No, si yo le dejo, pero insiste en hacerlo en secreto. Claro, lo que no puede ser es que le eche colorante ¡incluso a la sopa!
— Eh, ¡eso no es verdad! — dijo Percy, y Grover sonrió. No cambiarían.
— Espera, ¿¡me estáis diciendo que esta chica es vuestra hija!? — exclamó Hedge. — Bueno, ahora ya sé por qué no corre en mis clases... igual que sus padres.
— ¡Pero si soy la que más corre en clase!
— ¡Pero si yo nunca fui tu alumno!
— ¡Entrenador, déjalo ya!
Exclamaron Thalia, Jason y Piper al mismo tiempo.
— Vale, vale, pero es verdad, yogurines.
Thalia rió.
— ¿A vosotros también os llama yogurines? — preguntó a sus padres con tono de burla. En ese momento, Tristan llamó a Thalia. — ¡Ya voy! — y se fue volando.
— Entonces, ¿es tu alumna? — dijo Piper.
— Sip, y la mejor.
— Entrenador, ¿no decías que no tenías favoritismos? — preguntó Jason alzando una ceja, pero sonriendo por lo que había escuchado.
— Y no tengo favoritismos. — dijo Hedge. — Solo doy mi opinión.
— Eso, entrenador Hedge, — dijo Piper riendo. — es tener favoritismos.
__ Cómo que 33? Jajaj
No sé de qué te ríes, es un número como cualquier otro 🙄
__ no lo entenderías
Ni quiero entenderlo
Y sí, ya sé que no están todos, pero vais a tener que conformaros... sorry? Ahora ya casi no publico... 😭 me siento decepcionada.
Pero es verdad, aunque se hayan hecho adultos siguen siendo como antes. Y les amamos así.
Y ya estoy escribiendo el siguiente cap 😉 pero creo que será para mañana o así...
Nox
YOU ARE READING
Después del final.
RandomPequeños One-shots. Todos sabemos cómo acabó la historia de los héroes del Olimpo pero... ¿era ese realmente el final de la historia? Tuvieron una vida tranquila, sí... pero continuaron viviendo, juntos por siempre.