25. Thalia Grace y su lindo gatito.

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Necesito encontrar a Sarah Underwood. Ya.

No la conozco, pero supongo que es la hermana de Matthew. Mi mejor amigo. Corrijo, mi estúpido mejor amigo. Sea un sátiro, un semidiós o un mortal corriente, este chico es bobo (se lo digo con amor y con cariño).

Pero aún así, debo encontrar a su hermana, porque él dice que tenemos que hablar con ella. O bueno, decía que teníamos que hablar con ella hasta que ha sido arrastrado por la multitud de Manhattan.

También lo digo porque sospecho que es un sátiro. Y claro, no parece haberse dado cuenta aún de que yo sé que soy semidiosa. Pero bueno, protegerme lo ha hecho bien, porque no he visto ningún monstruo hasta ahora. Así que estoy contenta.

¡Agggghh! Maldito TDAH. Que sí, que son mis reflejos para la lucha y todo eso, que me mantengo activa y tal, pero también hace que me distraiga muy fácilmente. Me recuerdo mi objetivo: buscar a Sarah Underwood.

Entonces miro a mi alrededor. Pensando en mis cosas, he vuelto a perderme. ¿Dónde estoy? Meto la mano en el bolsillo y agarro con fuerza la moneda que me dio mi padre hace tiempo. Si la lanzo, puede transformarse en espada o lanza, según cómo caiga.

Me vuelvo a ubicar. Estoy en la entrada a Central Park. Matthew mencionó algo sobre encontrar aquí a su hermana... ¿será una dríade? Es lo más probable.

Uf, otra vez estoy distrayéndome. Tal vez mi amigo es tan solo un mortal con una hermana mortal. Pero aún así, no me detengo. Voy a encontrar a esa chica.

Camino por el verde parque. Fijo mi vista a la derecha, y a lo lejos veo a un hombre que me está mirando fijamente. Sospechoso. Fuerzo mis ojos para ver a través de La Niebla, y sí, es lo que pensaba. En este caso una mantícora. Espero que no se meta en mis asuntos. Pero si me ataca, creo que puedo con él. Eso sí, si hay más de uno...sacudo la cabeza. Las mantícoras son criaturas solitarias. No estoy en peligro.

Pero, ¿y Matthew? ¿Dónde está? ¿Está bien? Siendo sincera, me preocupa bastante.

— Estará bien, — susurro. — y yo también.

Miro al cielo. Hay muchas nubes, es un día gris. Yo voy vestida de gris. Puede ser que si hecho a volar para buscar desde arriba no me vean. Pero por si acaso, dejo eso como último recurso.

Me interno entre los árboles, pero antes miró de nuevo a mi derecha. La mantícora ya no está. Un escalofrío recorre mi espalda, pero no me detengo.

— ¡Sarah Underwood! ¿Hay alguien ahí? ¿Hola? — pregunto alzando la voz.

Vale. Admito que no ha sido muy buena idea. Ahora he llamado la atención. Ahora tengo ganas de chocar mi mano contra mi cara, por ser tan estúpida. Bueno, lo hecho, hecho está.

— ¿Thalia? — escucho una voz proveniente de lejos. Puede que sea Matthew, pero no estoy segura. Tal vez lo he imaginado.

Vuelvo a mirar a los lados. Veo de nuevo, esta vez a mi izquierda, al hombre mantícora. Y está más cerca que la otra vez.

Saco la moneda del bolsillo, sin embargo, se me cae de las manos. Lo bueno es que esto ha hecho que se convierta en lanza. Justo para que, si la mantícora me ataca, yo pueda matarle sin que llegue a clavarme el aguijón que tiene. Pero, ¿por qué se me ha caído? Simple respuesta. Durante el segundo que he mirado al bolsillo para sacar mi arma, la bestia ha vuelto a desaparecer. Es muy rápido. Eso me preocupa.

Recojo mi arma del suelo, y de paso también un poco de valentía, y me dispongo a defenderme por si acaso.

¡Tonta de mí! ¿Por qué tendía que haber gritado?

Después del final.Where stories live. Discover now