30. Todo empieza con la chica nueva.

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— Chicos, ¡va a venir una chica nueva a clase! — anunció la señora Jones, su tutora, en la hora de tutoría.

— Es muy infantil, ¿no? — susurró Esperanza al oído de su amigo, estaban en la última fila y por tanto no les oía la profesor. — Siempre nos habla como si fuéramos niños pequeños.

— A ver, tenemos catorce años, pero para ella, que es tan mayor, parece que tengamos cuatro. — contestó Tristan también susurrando.

— Ya, bueno. — Esperanza levantó la mano para preguntar algo, y cuando Jones le dio el turno de palabra, dijo: — ¿Cómo es la chica?

— Verás, se llama Amira, Amira Fadlan. Tiene vuestra edad y acaba de mudarse desde Boston.

— ¿Fadlan? ¿Boston? — susurró Tristan. — Cuando fui de viaje a Boston me gustaba ir a un sitio de falafel que se llamaba como su apellido.

— ¿Qué es el falafel?

Él la miró ofendido.

— ¿Cómo que qué es el falafel? Es la mejor comida del mundo, nena.

Esperanza se puso seria.

— No. Vuelvas. A. Decir. Eso. — dijo lentamente.

— Oye, lo siento, pero llevaba años forzándome a decir eso, y cuando me acostumbré, hiciste que me diera cuenta de que no era la manera correcta. Pero... no puedo desacostumbrarme en tan poco tiempo, entiéndelo.

— Vale, vale, perdona, eh. Pero la mejor comida del mundo son los tacos de mi padre.

— Permíteme discrepar.

— ¿Qué? — como Tristan había utilizado ese tipo de lenguaje, y no era corriente que lo utilizara, ella se confundió.

— El falafel es la mejor comida del mundo. — le susurró Tristan despacio.

— El falafel es la mejor comida del universo, del mundo entero, soy una desgracia de persona por no haberlo probado nunca. — recitó Esperanza como si fuera un robot. Sacudió la cabeza. — ¡Eh! No se vale usar embrujahabla. — le dio un suave puñetazo.

— Tsshh. — chistó él. — Atiende a la clase.

Los dos miraron al frente, justo cuando una chica morena y con un hiyab verde al cuello entraba por la puerta del aula.

— Preséntate, querida. — dijo la profesora, y la chica la miró raro, pero sonrió de nuevo antes de que se diera cuenta.

— Mi nombre es Amira Fadlan, vengo de Boston porque mi padre tenía un restaurante pero se ha comprado un local más grande. — explicó Amira por obligación, se notaba que no estaba a gusto hablando delante de todos. Su mirada era fría, su expresión seria, y escudriñaba toda la clase con la vista.

Tristan le dio un codazo a Esperanza.

— ¡La vi más de una vez en el sitio del falafel! Todo cuadra, ahora tendremos falafel cerca de casa.

— Ay, ya, deja esa obsesión. No es bueno para la salud estar obsesionado con algo. — le replicó Valdez.

— Bien, puedes sentarte donde quieras. — dijo la señora Jones, y con esto se escucharon muchos murmullos, ya que generalmente era la profesora la que elegía quién se sentaba dónde.

Ella eligió un sitio apartado en la última fila, bastante cerca de donde estaban ellos.

Cuando la profesora comenzó a hablar de nuevo, sobre algo que obviamente aburría a los alumnos, aprovecharon para tratar de hablarle.

Después del final.Where stories live. Discover now