Capítulo 25: Lado oscuro

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Andry se había despertado y en contra de la voluntad de Kolem, se quitó los sueros de hidratación que tenía puestos en su brazo izquierdo para ir a ver a Seren, pues en cuanto supo que ella se encontraba ahí, no perdió tiempo para ir a buscarla sin importarle que sus heridas se abrieran nuevamente. Había estado a punto de morir y lo único que deseaba era verla una última vez. Kolem le dijo que estaba en el sótano, sin embargo no le contó nada con respecto a lo sucedido en el hospital y también le omitió el hecho de que tenían a una enfermera encerrada en ese lugar. Abrió lentamente la puerta de aquel sitio y escuchó unos lastimeros quejidos provenientes del interior. De solo pensar que le estaban haciendo daño a Seren su respiración se cortó, sin dudarlo un segundo más corrió hacia adentro dispuesto a todo, pero no esperaba ver a la dulce e inocente chica que le había robado el corazón en un lugar como ese.

Seren estaba de espaldas a la puerta, Andry no podía ver con claridad, pero desde donde se encontraba se veía a otra persona en una silla, parecía estar atada, sin embargo no pudo distinguir quién era. Al acercarse un poco más vio cómo la sangre escurría por el suelo mientras que a unos metros podía verse perfectamente bien el fuego calentando lo que parecía ser unos clavos. Rápidamente echó un vistazo al resto del lugar para entender que era lo que pasaba. Cuando sus ojos recorrían aquel sótano fue cuando notó una bandeja llena de instrumentos, en ella se podía ver diferentes tipos de bisturí, tijeras, pinzas, y más útiles de quirófano. Atónito y sin comprender lo que sus ojos estaban observando, dió pasos más al interior y lentamente las palabras salieron de su boca.

—Seren, ¿qué has hecho? —dijo cuándo vio la navaja en las manos de ella y las intenciones que tenía. Un incómodo silencio se instaló entre ambos cuándo sus miradas se encontraron. Seren suavizó el gesto y con la dulce voz que la caracterizaba le habló.

—¿Qué haces aquí? Deberías estar descansando, le dije a Kolem que te cuidara y no te dejara hacer disparates. Tienes que estar en cama y descansar para recuperarte Andry —dijo Seren mientras él se acercó a ella.

—Si tanto querías que descansara en cama, debiste quedarte conmigo hasta que despertara, pero en lugar de eso, te encuentro aquí torturando a una mujer por quien sabe qué maldita razón. ¿Qué está pasando Seren?, ¿por qué la has torturado de esa forma tan cruel? No te reconozco —dijo mirándola.

Seren en ese momento se encontraba entre la espada y la pared, inventarse una excusa no le iba a servir para explicar porqué tenía su ropa manchada de sangre y mucho menos la razón de haber torturado a aquella mujer de esa manera tan cruel. Al verse atrapada los ojos de la chica se cristalizaron, no quería que él conociera esa parte de ella, esa oscuridad que la atormentaba. 

—No sabes nada, ¡esa mujer merece todo eso y más! —respondió tratando de contener las lágrimas que amenazaban con salir de sus ojos, estaba luchando para no derrumbarse y llorar frente a él, la frustración la dominaba.

—¡No puedo creer lo que estoy oyendo! Sea lo que sea que haya hecho, no puedes matarla y mucho menos torturarla de esa forma tan monstruosa, Seren —dijo Andry tomando aire lentamente. Seguía sin creer lo que estaba viendo, en su mente la dulce Seren jamás sería capaz de lastimar a nadie.

—Esto no es nada comparado con lo que le habrías hecho tú, y no me importa lo que digas, voy a matarla, aunque no quieras, porque como le dije a ella, se va a arrepentir por cada una de las maldades que ha hecho en su miserable vida —dijo con la voz entrecortada. Sentía tanta impotencia que no pudo contener más aquellas lágrimas.

—¿Qué pudo haber hecho para hacerte enojar tanto al punto de quererla muerta? Dame una razón válida para tu comportamiento —gritó molesto Andry mirando a la chica, pero ella no respondió.

Misterio De Ojos GrisesWhere stories live. Discover now