Capítulo 18: Inocencia

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Keyreck se encontraba entre la espada y la pared, las tres personas más importantes de su vida estaban en peligro. Pero tenía que reaccionar, necesitaba analizar para razonar con cuidado, perder a alguno de los 3 no era una opción. No estaba dispuesto a renunciar a ninguno ya que todos eran piezas clave en su vida. A pesar de todas las diferencias existentes entre él y Andry, su amigo había estado con él, durante toda su vida, lo había apoyado en cada una de sus decisiones, ya fueran buenas o malas, crecieron juntos en el mundo de la mafia. Entrenaron, se perfeccionaron a la par, ambos lideraban, pero por leyes de jerarquía, Keyreck se posicionó como el jefe absoluto, quedando Andry como segundo al mando. Aun así, no faltaron sus consejos u opiniones, pero sobre todo, su amistad incondicional.

Como todo amigo, Andry se veía obligado a enseñarle a Keyreck cuándo estaba actuando mal. También era responsable de regañarlo cuándo estaba equivocado, aunque a Khall no le hacía gracia alguna que un chico 2 años menor le llamara la atención como si fuera su padre. Algunas veces se mofaba de él, porque Andry siempre fue el más maduro de los dos, por lo que su forma de expresar sus emociones y regaños se veían como si fueran de alguien de más edad, a pesar de ser tan joven. Desde el día de su nombramiento y reconocimiento, como jefe absoluto del Imperio Khall, Keyreck fue obligado a dejar a un lado sus vulnerabilidades, sus emociones y sentimientos, para poder convertirse en el líder que estaba destinado a ser. Un líder sin escrúpulos, sin remordimientos, uno que fuera capaz de hacer lo que fuera necesario por proteger a cada uno de los hombres y mujeres que dependían de él, que lo defendían a muerte de quien fuera y que incluso serían capaces de dar su propia vida por él, esa lealtad que él mismo se había ganado.

Con su liderazgo impecable, nadie podía opacarlo en cuánto a su toma de decisiones. No le preocupaba si eran riesgosas, mientras fueran necesarias él haría cualquier cosa por su gente, para honrar su palabra y su juramento, todo valía. No era el líder solo por tener una cara bonita y cuerpo de Dios griego, sino porque tenía el respeto y admiración de todos los que lo rodeaban, mujeres no le faltaban, tampoco enemigos, esos los tenía por montones. Pero llegó el día en que todo cambió, ella llegó a su vida para volverla de cabeza y hacerlo despertar, lo hizo reaccionar, esa máscara de frialdad, esa actitud inescrupulosa, todo eso fue destruido cuándo Alyanne llegó a su vida, las emociones que había enterrado, salieron a la luz.

Pequeños cambios se fueron dando, dejando paso a un Keyreck más tolerante, más pensativo. Un Khall que empezó a descansar más, que se tomaba vacaciones, dejaba los negocios de lado por pasar tiempo con su chica. Eso causaba desconfianza entre sus hombres. Él empezó a ser más fácil de convencer, dejó de tomar decisiones importantes y riesgosas, todo para no arriesgar la seguridad de su niña de ojos preciosos. Incluso sus propios hombres empezaron a dudar de su liderazgo, a cuestionar sus decisiones, más aún con el nacimiento de Kaylie, eso ablandó más el caparazón duro de Keyreck. Todo cambió con la desaparición de Alyanne aquel día y el regreso de ese Keyreck sin escrúpulos al mando del Imperio Khall. Aquel cambio confundió a los subordinados, sin embargo, la reputación de Keyreck regresó. La desaparición de Alyanne trajo como consecuencia que los negocios volvieran a subir a la cima. Los Khall nuevamente se posicionaron en el lugar número 1 entre las mafias regentes. Eso significó el desplazamiento de Alyanne de la vida de Keyreck, aunque a pocos le importó, puesto que la culpaban del descenso que había tenido el liderazgo de Khall desde que la conoció. 

Sin tener algún rastro o pista donde buscarla Keyreck se dió por vencido. Se centró el seguir su vida, intentando olvidar. Poco a poco los sentimientos hacia la de ojos grises desaparecieron, aparentemente. Ver a su pequeña hija, era como verla a ella, se parecían demasiado físicamente. Kaylie era el retrato vivo de Alyanne. Aunque pasó el tiempo, su intento se olvidarse de la de ojitos preciosos falló. Por más que él intentó evitarlo, florecieron nuevamente esas emociones. Algo había cambiado, Keyreck, de alguna forma recuperó ese amor que tenía por Alyanne. Algunos inconvenientes y cambios provocaron que él decidiera recuperarla, cuándo creyó que lo haría, ella volvió a desaparecer sin dejar rastro, pero esta vez, Kaylie desapareció también. La mirada grisácea de Alyanne no salía de la cabeza de Keyreck, su sonrisa, su espíritu animado. A toda hora pensaba en ella, ahora que la había recuperado no estaba dispuesto a dejarla ir tan fácilmente. No iba a darse por vencido otra vez. Tras analizar sus probabilidades, recordó un detalle que Andry le había dicho anteriormente.

Misterio De Ojos GrisesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora