Capítulo 5: Alerta

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—Estás a salvo, tuve que sacarte de la comisaría. Hubo un incendio y aún no se ha determinado si fue provocado o casual. Hasta que eso no se aclare, estarás bajo mi responsabilidad. —Le dijo Cameron a Alyanne mientras se levantaba del suelo.

Reece trató de ayudarla a levantarse, pero la chica se negó levantando sus manos deteniéndolo. Él suspiró pesadamente ante su negativa. «Qué terca» Pensó el detective y se alejó de ella dándole un poco de espacio personal.

—Como sea, te quedarás conmigo aquí hasta que sea seguro volver a la comisaría, mientras tanto, te puedes ir acostumbrando a convivir conmigo —habló el detective encogiéndose de hombros.

— ¡Ja! ¿Convivir contigo?, ¿Eso qué mierda significa? —preguntó la joven de hermosos ojos levantándose del suelo con molestia. 

Sacudió su ropa con fastidio pues las esposas que aprisionaban sus muñecas le impedían hacerlo cómodamente, era difícil usar sus manos de esa forma ya que no tenía libertad de movimiento. No entendía a qué se refería el detective con que tendría que convivir con él y que se encontraba bajo su guarda. Queriendo entender la situación lo miró con seriedad y habló nuevamente.

—¿Y por qué no puedo regresar a la comisaría? —volvió a preguntar la muchacha con curiosidad e intriga. 

El detective alzó una ceja no sabía si realmente ella no había entendido o solo seguía preguntando para hacerlo enojar.

—¡Te acabo de decir las razones!, ¿Por qué preguntas lo mismo otra vez? —respondió Cameron con frustración.

No podía entender como esa chica lograba enojarlo tan fácilmente, tomando aire intentó calmarse, si perdía la cordura estaba totalmente seguro de que haría una locura.

—¡Ni siquiera puedes hacer bien tu puto trabajo! ¿Y así crees que puedes protegerme? —espetó Alyanne de mala gana evitando mirarlo. La poca paciencia que tenía el detective estaba llegando a su límite.

—Deja de comportarte como una maldita niña caprichosa, estás bajo mi cuidado y protección. ¡Tanto sí te gusta, como si no! — vociferó el detective ya cansado de su estúpida actitud altanera.

La tolerancia del detective era muy pequeña y esa chica se había empeñado en acabar con la poca que le quedaba. Cada segundo que pasaba hacía que Cameron se arrepintiera de haberla sacado del incendio, incluso la idea de dejarla abandonada había pasado por su cabeza en más de una ocasión. Se acercó a ella para tomarla por los hombros bruscamente y luego sacudirla con fuerza. 

—No me hagas enojar más, si quieres vivir tienes que hacerme caso, porque no me costaría nada pegarte un maldito tiro y decir que fue en defensa propia, te aseguro que nadie juzgaría nada. ¡Así que no me agotes la puta paciencia! Sigue mis órdenes sin cuestionar y listo. ¡Todos contentos! —agregó alzando la voz con enojo para luego soltarla de forma violenta.

—¿Crees que voy a hacerte caso? ¡Yo no sigo órdenes de nadie y mucho menos de un detective inepto como tú! —Alyanne miró a Cameron con repugnancia y hostilidad. 

Los ojos de la chica se habían tornado de un gris intenso, su frente sudaba mientras que su pecho subía y bajaba por las rápidas respiraciones que daba. Quería golpearlo por idiota, pero también reía internamente por la ingenuidad del detective porque, creer que realmente Alyanne seguiría órdenes suyas, era demasiado estúpido incluso para él.

—¡Llévame de vuelta! ¡Si hicieras bien tu trabajo ya estaríamos de regreso en la estación y yo estaría libre con mi habeas corpus hasta el día de mi maldito juicio! —encolerizada le gritó a Cameron.

El detective golpeó una pared con fuerza para descargar la ira y frustración que lo estaba dominando, sus pupilas se dilataron mostrando una mirada furiosa, apretó los dientes con fastidio cuando miró a la responsable de su enojo. Estaba harto de las acciones incontrolables de la chica, tantos desacuerdos entre ambos acabaron por hacerle pensar que traerla consigo había sido una mala idea.

Misterio De Ojos GrisesWhere stories live. Discover now