Capítulo 4: Celdas

191 38 24
                                    


La puerta se abrió dejando ver a nada más y nada menos que a Taylor Magnell, un idiota que es detective como Reece. Ambos estuvieron juntos en la escuela de cadetes, pero Taylor, ahora que es Capitán de la Policía, se creía el jefe de todos ahí.

—Magnell, ¿qué haces aquí?, ¿no te ha sido suficiente lo que has jodido este caso? —Cameron le dio una mirada dura mientras estrechó la mandíbula.

Si bien Reece no soportaba las actitudes altaneras, desdeñosas y arrogantes de Magnell, sabía que no podía desacatar su mandato. Aunque el asunto ahora era más importante e intrigante, parecía que, por esta vez, desacatar una orden parecía una buena opción con tal de lograr su único objetivo, que era evitar que la chica de ojos grises se fuera.

—Cameron mira lo que has hecho. ¡Casi la dejas ir! —dijo Taylor alterado. Cameron se puso de pie e interrumpiéndolo habló.

 —¿Qué te pasa?, ¿Estás loco o qué?, ¿Por qué mierda sigues interfiriendo en mis casos? No tengo la culpa de qué me los den, pero te juro que si sigues metiendo las narices aquí, yo personalmente me encargaré de que seas destituido de tu estúpido cargo. ¡¿Me oyes?! —agregó Cameron molesto e iracundo.

—Soy tu superior ¡Exijo respeto primero que nada! —reprochó Taylor con sequedad en su voz. Su mandíbula estaba contraída del enojo—. Segundo, ¿quién te crees que eres para desacatar un mandato mío? Si yo di la orden de liberarla con el puto Habeas corpus, ¡tú tenías que cumplirla y no encerrarla! Carajos, ¡¿acaso te haces una idea de quién es esa mujer?! —el capitán gritó sofocado golpeando la mesa con su puño. 

Todo lo que había en el escritorio de Reece vibró del estruendo. Cameron trató de contener las ganas que tenía de molerlo a golpes, apretó firmemente los puños y aguardó allí tratando de mantener la cordura.

—No me interesa quién mierda sea, está siendo juzgada y se encuentra bajo mi investigación —Reece recalcó la última palabra, mirando a Magnell con seriedad—. Hasta que no sea demostrada su inocencia o culpabilidad, quedará bajo vigilancia policial; bajo mí custodia y la de las personas que yo considere de confianza, pero tú no entras en ese grupo de personas, así que ya te lo advertí, aléjate de mi caso —dijo un poco más calmado, pero no demostró inferioridad en ningún momento.

Si esa mujer era inocente Cameron iba a demostrarlo, pero si era resultaba ser culpable, además de exhibirlo públicamente se encargaría de que ella pagara con la pena máxima en la cárcel. Magnell sabía que Reece era capaz de eso y más, no por nada le asignaban casos complicados como ese. El odio en la mirada de Taylor era evidente, quiso seguir argumentando, pero el detective no se lo permitió.

 —Si me disculpas, tengo trabajo que hacer. —Cameron le señaló a Magnell la puerta con su mano para que se largara ya de su oficina sin quitar sus ojos del hombre.

—Esto no se quedará así Reece —dijo Magnell como si fuera una amenaza.

«Qué idiota» Pensó Cameron ante la advertencia por parte de su superior.

—¡Ya lárgate Magnell! —gritó lanzándole un bolígrafo enojado pero el muy idiota ni siquiera pudo esquivarlo y el objeto cayó en su hombro derecho.

Cameron enojado fue con el mandamás, caminando a paso veloz no tardó mucho en llegar frente a la puerta del señor Jones. Por respeto, Reece tocó la puerta antes de entrar y esperó una respuesta positiva, que no tardó en recibir.

—jefe, necesito tener libre acceso a todos los documentos referentes al caso Russell. Por favor... ¡Mantenga alejado a Magnell de mi caso! No quiero tener que tomar otras medidas, usted sabe bien como son mis métodos. ¡Son muy efectivos, pero no de su agrado! —Reece trató de no elevar la voz.

Misterio De Ojos GrisesUnde poveștirile trăiesc. Descoperă acum