Capítulo 16: Ilusiones Rotas

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Seren Helder, una chica común y corriente, cuya vida fue escrita desde que nació, su única responsabilidad era servir a la familia Khall y vivir en la mansión que llevó a su madre a su último respiro, sin más opciones que seguir órdenes y cumplir todos los mandatos de su loco jefe. La chica, de casi solo 18 años, se había visto envuelta en la trama familiar de los Khall, dónde su único error fue, no cumplir la orden que le fue dada, razón que hizo enojar a quien no debía. En su último aliento, su madre le dijo una frase que debía tener en cuenta cuando fuera a tratar con Keyreck. Le advirtió que nunca lo hiciera enojar o las consecuencias podrían ser devastadoras ya que él había heredado el explosivo temperamento de su padre. Con aquello que había pasado, vivió en carne propia lo que su progenitora le había advertido. Al inicio creyó que era una exageración, pero solo en ese momento entendió que la amenaza era real.

Seren salió de su shock, reaccionando finalmente ante la declaración de Andry. La joven se había perdido en sus pensamientos. Después de volver en sí, lo miró, pero no podía dejar de pensar en las consecuencias que traería para ella esa confesión.

—¿No vas a decirme nada? —preguntó el chico mirando los ojos de la joven.

Seren tenía 17 años, pero estaba a semanas de cumplir sus 18. Por otro lado, Andry tenía 23, sin embargo, eso no impidió que él se sintiera atraído por su belleza, su voz angelical y su mirada llena de inocencia. Todo en ella era puro, fascinado por la joven comenzó a verla como algo más que una simple empleada. Mientras ella seguía ignorando esos pequeños detalles que Brihell tenía con ella, él se enamoró perdidamente de la chica a pesar de conocerla hacía poco más de un año.

—¿Qué quieres que te diga? Sea cual sea mi respuesta, tú harás lo que te dé la gana conmigo. Así son ustedes, toman lo que quieren, sin importar las consecuencias o el daño que puedan causar —respondió desviando la mirada y alejándolo de ella.

Andry al escucharla frunció su ceño, no podía creer que ella tuviera la idea de que él podría hacerle daño. A su mente llegó el pensamiento de que alguno de los hombres de la mansión le hubiera hecho daño o la hubiese lastimado. Esperaba que fueran solo suposiciones suyas o de lo contrario, correría sangre.

—¿Acaso alguien te intentó forzar...? —dejó la pregunta a medio hacer porque de sólo pensarlo se le formó un nudo en la garganta, no se atrevió a terminar la idea. Sin embargo, ella negó en respuesta.

—No, aunque eso no significa que si alguno de sus hombres se encapricha conmigo, lo haga. Si eso llega a pasar yo no tendré más remedio que aceptar. En este mundo resistirse solo empeora la situación. Podrían matarme porque ustedes solo responden a lo bruto, todo es a la fuerza —replicó la muchacha de mala gana. Andry, se separó un poco más de ella para mirar sus ojos. Con una sonrisa en sus labios, habló.

—Seren... —susurró despacio causando extrañas emociones en la chica. Su nombre nunca había sonado tan bien como ahora. Ella lo miró y en los labios de él se formó una leve sonrisa.

—¿Qué sucede? —preguntó ella esperando que él hablara.

—Yo jamás te obligaría a nada, y tampoco voy a permitir que nadie lo haga. Tómalo como una promesa, nadie en esta casa; o fuera de ella podrá jamás forzarte a nada nunca, de eso me encargaré yo. —Seren se sorprendió al oír sus palabras, pero su rostro solo mostró frialdad.

Él no le era indiferente, sin embargo, no podía aceptar sus sentimientos hacia ella. Si llegara a hacerlo entonces se convertiría en un blanco fácil para los enemigos de Brihell. Debido a la simple razón de que Andry era la mano derecha y segundo al mando del Imperio Khall. Eso lo convertía en un gran objetivo para los opositores del mandato de Keyreck.

Misterio De Ojos GrisesWhere stories live. Discover now