-Tú no te la mereces. Ni siquiera sabes qué hacer como esposa.

Me encogí de hombros.

-Aún así, ella ha decidido comprometerse conmigo. ¿Me dejarás en paz o correrás a decirle a mami?

Me burle. Era tan normal que siempre corriera a ella para sentirse protegida. A veces me preguntaba que pensaba hacer cuando se casara y su esposo la maltratará por ser tan creída. No le deseaba el mal a ninguna mujer, pero eso no quitaba el hecho de que los maltratos eran tan normales hoy en día. Además, tener otra pareja o hijos con otras mujeres tampoco era tan malo para los ojos de los demás.

-Realmente deseaba ser tu amiga, Luna, pero si me tratas así.

Reí sin ánimo y la señale sin miedo.

-Lo último que tú quieres es ser mi amiga. Seguramente buscarías cualquier oportunidad para meterte con mi prometida.

Se hizo la ofendida colocando su mano derecha en el corazón y abriendo su boca. Giré mis ojos nuevamente.

-¿Cómo me crees de tal suceso?

-Como si no te hubiera visto ayer intentando besarla.

Suspiré y volví a retomar mi camino.

-Mantente con las manos quietas o haré que te vayas en una noche y no en dos.

Advertí sin mirarla y finalmente saliendo de los jardines. Aún podía seguir sus pasos detrás de mí.

-No tienes tanto poder aquí dentro, Luna.

-¿Me quieres poner a prueba?

Cuestioné antes de que algún guardia nos escuchará. Ellos tenían la obligación de rendirle cuenta de cualquier cosa a Liah.

-¡Ah! Antes de que se me olvide, ¿podrías dejar de hablar tanto en la cena? A duras penas comes de tanto parloteo.

~•~

-Y así fue como adquirí ésta marca.

Deslicé mi dedo sobre la piel sobresaliente en el antebrazo de Liah. Se sentía más delicado del resto de su piel.

Todos en la mesa mantenía su atención en las palabras de Liah, mientras yo era la única que tenía la posibilidad de tocar la marca de la cual hablaba.

-Eso es nada a comparación de las mías.

La voz de Oxford hizo desviar todas las miradas a él. Hoy era la segunda vez que lo veía en el palacio y me parecía un buen hombre. Suponía que debía serlo al tener la confianza y amistad de mi prometida.

Nuestras comidas habían sido retiradas de la mesa y estábamos compartiendo diferentes historias acerca de nuestro pasado. Al fin lo habíamos logrado, ya que, Keyla no había abierto la boca para más que responder a las preguntas que se le hacía. Liah más de una vez había intercambiado una mirada confusa conmigo al ver el comportamiento de la futura duquesa.

Baje mis manos a mi regazo, dejando de tocar a Liah. Sin embargo, ella bajo su mano de igual manera y entrelazo nuestros dedos bajo la mesa sobre mi regazo. Sonreí al tener su mirada en mí y luego dirigimos nuestra atención al soldado.

-No se las puedo mostrar porque está en mi abdomen, pero tomó varias suturas. La obtuve en batalla por el roce de una espada. Si mi compañero no me hubiera protegido justo ahora no estaría aquí. Allí mismo fue cerrada sin mucho cuidado para que siguiera luchando.

Sentí el ligero apretón de Liah. Coloqué mi otra mano sobre la suya y acaricié su dorso.

-¿Y no se infectó?

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