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Makari llego jadeando a la mansión la mercancía ya había sido entregada, los  Vladimirov lo miraban sin entender por que llego tan exaltado.

— ¿Qué te pasa? — cuestionó su tío.

Makari no podía verlo a los ojos, sin embargo fue hasta donde el padre de su prima estaba sentado.

— La mercancía fue entregada con éxito, mi boss — dijo —. Sin embargo, las cosas se complicaron cuando Jakotsu estaba teniendo un enfrentamiento con la sargento Sango y… — desvío la mirada a un lado — el hermano de Bankotsu reveló la identidad de la Underboss frente a Sango.

Aquellas palabras provocaron que todos se levantarán de sus lugares.

— A Rin no le quedo más que confesar la verdad, en un momento dado Sango y ella ya estaban discutiendo — cerro los ojos recordando el momento —, pero todo terminó cuando Jakotsu le disparo a Sango y esta murió, después Rin lo mató.

Todos guardaban silencio, pero en el fondo estaban tranquilos de que la futura líder estuviera bien.

— Cuando creímos que todo terminaría, escuchamos pasos detrás de nosotros y supimos que era el ejército; Rin me entró su arma y me ordenó que le disparada en su pierna.

El semblante del padre de Rin cambió cuando escuchó aquello.

— Ella no quería que nadie la descubriera y aunque al principio me negué, ella me obligó a dispararle y me ordenó huir.

Confesó. No se dio cuenta en que momento su tío se levantó de su asiento y le propino un golpe en el rostro, nadie hizo nada por el joven.

— En tu vida vuelvas a tentar por con la vida de mi hija — advirtió mientras se daba la vuelta para irse.

El resto de los Vladimirov se acercó para verlo.

— ¿Estas bien? — preguntó la esposa del Boss.

Makari asintió, en realidad su tío no le había pegado muy duro.

— Gracias por proteger a Rin — susurro mientras le acariciaba la mejilla.

Su sobrino le regalo una sonrisa, muy en el fondo su tía tenía un corazón noble y su prima había heredado eso de ella, aunque frente a todos ellas se comportan como las mujeres más frías.

[…]

Han pasado dos días desde la muerte de Sango, dos días en los que Rin ha estado internada y por ordenes del doctor le recomendó reposo absoluto, y que sobraba decir que estaban prohibidos los combates en lo que su pierna mejoraba.

A Rin no le pareció cuando Sesshomaru le dijo que tendría un mes de incapacitación.

— Puedo entrenar a los soldados sin problema alguno — alegó con un puchero.

Sesshomaru se llevó su mano a su rostro, su mujer era la mujer más terca del mundo.

— No Rin, tienes que cuidarte y a partir de este momento vivirás en mi casa.

Rin se quedo sin habla, no podía aceptar aquello. Negó varias veces con la cabeza.

— Aquello no es necesario, puedo irme a mi casa y… —

Sesshomaru no la dejó terminar su oración.

— ¿Y qué? ¡¿Acaso no crees que soy capaz de cuidar de ti?!

Sin querer alzó la voz ganándose una mirada molesta por parte de Rin, volvió a repetir que no era necesario irse con él, que se iría a su casa y pondría escoltas afuera de su casa.

— Haz lo que quieras entonces, pero en la central no te apareceras hasta que hayas mejorado — advirtió.

Las cosas entre ambos seguían incómodos, Rin no quería estar cerca de él y él quería arreglar las cosas, pero no sabía como hacerlo.

— No quiero que mis papás vengan, no quiero preocuparlos — pidió pues tener a los Volkova ahí sería un completo caos.

Sesshomaru asintió, sin entender muy bien su petición.

—También quiero ir a su sepultura — la voz se le corto —, quiero despedirme de ella.

Sesshomaru volvió asentir, aquello si se lo podía cumplir. La sepultara de Sango sería al día siguiente.

[…]

Los Yamaguchi estaban sepultando a un miembro importante de su clan, Bankotsu estaba molesto, no sólo perdió a una ficha importante sino que también perdió a su hermano.

No pediría venganza, pues aceptaba que su hermano murió en una batalla, pero lo que sí haría es tener cuidado con Rin Vladimirova, ella era una arma letal y de mucho cuidado.

[…]

El día de la sepultara llegó, Miroku estaba destrozado, sus pequeños hijos se aferraba a él; aquella imagen fue un golpe duro para Rin, pues se dio cuenta del daño que hizo, destrozó una familia.

Todos los presentes pasaron a despedirse de Sango y cuando llegó el turno de Rin, soltó las lágrimas que estaban reteniendo.

— Perdóname, por favor — murmuraba —, perdóname.

Miro por última vez a su amiga y después se acercó a Miroku.

— Lo siento mucho — dijo sinceramente.

Miroku la miró con los ojos llorosos.

— No sé que estoy pagando para que Dios me castigue de este modo, perdí a mi amiga, a mi mujer y a la madre de mis hijos — dijo —¿Por qué ella? Sango era una muchacha joven con una vida por delante.

Rin bajo la mirada llorando, esto era su culpa, por fortuna Sesshomaru se acercó a Miroku y se llevó a Rin con él.

La sepultara fue llevado a cabo, los hijos de Sango lloraban.

— Algún día nos volveremos a ver, mi amor— fue lo último que dijo Miroku.

[…]

Adelanto

Los mire por última vez antes de entregárselos a Kagome, cuando estuvieron en sus brazos ambos empezaron a llorar, ese llanto me rompió el corazón, quería quitárselos pero lo mejor para ambos es que estuvieran lejos de mí.

Juegos Del Destino. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora