Capítulo 9

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Una joven de 18 años veía su título universitario feliz, en ese momento la sirviente le traiga un poco de jugo y un emparedado, sin querer la sirvienta tropezó con un libro que Rin tenía en el piso y resbaló, el jugo cayó en la mesa por suerte Rin fue rápida a la hora de quitar su título, llevo la vista hacia ella mirándola mal.

будь осторожен, раб — le dijo en ruso «Ten cuidado esclava».

La sirvienta no contesto por que ella no sabía ruso, pero en ese momento entro su padre con una caja de regalo, ordenandole a la esclava que se retirara.

— ¿Amaneciste brava? — preguntó con burla.

Me esforcé mucho para graduarme de la universidad como para que la esclava venga a estropearlo —contesto mostrándole su título.

Su padre la miro con orgullo, en ese momento la caja se movió despertando curiosidad en Rin....

¿Qué hay en la caja? — preguntó curiosa.

Su padre puso la caja sobre la cama pidiéndole a su hija que la abriera. Rin se acercó un poco hasta que de la caja salió una pequeña cabeza blanca, Rin miro sorprendida a su padre, preguntándole que si era para ella.

Siempre me pediste un gato — contesto encogiendose de hombros —, pero tú eres una Reina, eres la mujer más poderosa de Rusia y la Bratva; así que una pantera es la mejor opción para ti.

Para nadie era un secreto que el boss se moría por su hija, ella era su orgullo y al mismo tiempo su debilidad, por ello decidió decir que su hijo era un varón y no una hembra.

Muchas gracias papi — se acercó abrazarlo —. Te prometo que lo cuidare bien.

Se alejo de él para ir por el pequeño felino, le dio mimos y el pequeño se adapto a ella lamiendole su rostro.

Se llama Yako y tiene tres meses de edad —. Le dijo antes de salir y dejarla sola con su nueva mascota.

Rin se encargo de conseguír al mejor MVZ con especialidad en animales exóticos, se encargo de buscar al mejor adiestrador y nunca permitió que se le cortaran las garras, sería su mascota pero también seria su compañero de trabajo.

Rin.

Acarició el pelaje de mi precioso Yako, las lágrimas bajan por mis mejillas recordando mis momentos con él desde que papá me lo regalo. Por suerte llegamos a tiempo para que no muriera.

— Quién te hizo esto va a pagar — le prometí antes de salir.

Me reuní con mis boyevikis y decirles que cuidaran a Yako, después fui papá quien estaba con Yura, para decirle que me llevara a Moscú, tenía algo importante que hacer.

— ¿Por qué mejor no te quedas y dejas que el amo se encargue de esto? — me dijo Yura —. Él hará bien el trabajo

— Tú te callas, no eres nadie para decirme que hacer — le ordené —. Solo eres la puta de mi padre que no sabe hacer bien su trabajo.

Los boyevikis míos y de mi padre se burlaron y ella llevo la vista a mi padre pero al ver que no la defendía bajo la mirada. Mi padre me dijo que me llevaría a Rusia.

Ah y Uh ya sabían que hacer, así que me fui hacía donde tenían el avión y subí junto a mi padre. Le pedí perdón por la forma en la que me dirigí a su sumisa y él me dijo que no importaba que tenía que darme me lugar, le sonreí en realidad mi disculpa era falsa.

Pará que el camino no se me hiciera largo decidí contarle como estan entrenados los soldados.

— Entiendo por que nunca nos atrapan, tienen un mal entrenamiento — dijo papá.

Solte una pequeña carcajada.

— Presiento que no sólo Renkotsu esta infiltrado, presiento que hay más personas.

— Solo ten cuidado. Muy bien mi pequeña, ahora duerme un rato — me acarició el cabello.

Me dormí como lo pidió, quería soñar con mi queño Yako pero no… ahí estaba él, siendo el protagonista de mi sueño erotico.

Estamos en su oficina, sobre su escritorio. Sus labios tocan mis hombros desnudos, sus manos están sobre mis senos que las magrea de una forma placentera.

— No sabes lo mucho que deseaba hacer esto, teniente… —susurro en mi oído.

Me quita la parte de arriba del uniforme y no pierde tiempo a la hora de prenderce en mis pezones erectos.

— Deliciosos… — dice separándose un poco de ellos.

El calor sube a mi rostro y paso saliva excitada. Busca mis labios perdiendonos en un beso sin pudor, inclino mi pelvis hacía su miembro y empiezo como se engorda más, su mano desciende por mi abdomen hasta llegar a mi pantalón, abre la pretina dejándome solo en bragas, nos separamos un momento para vernos, cuando siento su mano mano sombre mi pequeña braga.

Con su dedo la aparta e introduce un dedo en la entrada de mi canal que esta chorreando, muevo mi pelvis como si me estuviese prenetando dándome placer mientras sudo y jadeo, lo veo sacar su dedo para llevárselo a la boca y chuparlo para después decirme que le gusta mi sabor y prenderse en mi boca mientras él se quita su pantalón.

Siento como la corona de su mienbro toca mi clitoris hinchado, se desliza dentro de mi ¡JODER! Lo necesitaba, nunca en mi vida había deseado tango aun hombre como lo hago con él.

Entra y sale de mi mientras lame y chupa mi piel, mi cadera me la sujeta para que las embestidas se sincronicen.

Jadeo y gimo como una perra en celo, nosé si son segundo o minutos pero no quiero que esto acabe, hasta que…

Siento como mi orgasmo arrastra el suyo, lo siento hundirse más en mi hasta descargase por completo.

— Este será nuestro secreto… —susurro.

— No deja de gustame, teniente.

— Y usted a mi coronel… —

No, soy tu padre — la voz de mi papá hace que me despierte.

Estoy sudando y con los senos erectos, él me ve con desaprobación.

— Hubiese venido en un rato más para no escucharte jadear como si estuvieras en celo —

Siento mi cara arder, le pido disculpas y me dice que ya estamos en Moscú, salgo rápido del avión y voy hacia los calabozos y la veo ahí, escandenada.

— ¡Te dije que lo cuidaras muy bien! — reclame. Pase de estar caliente a enojada.

Ella alzó la vista, no tenía ningún rastro de haber sido golpeada y eso me alivió.

—Te juro que no le hice nada… —

Jale de las cadenas para que me viera, mientras con la otra mano la tomaba por el cabello.

— ¡¿Qué no le hiciste nada!? — preguntó con ironía —. ¡Yako fue envenenado y así te atreves a decirme que no le hiciste nada!

La heche para atrás, uno de mis Boyevikis trajo lo que pedí por llamada.

— Te juro que si le pasa algo más mató a toda tu familia— me puse a su altura mientras desabrochaba el collar —. De ahora en adelante serás una esclava más, ya no tendrás los privilegios que tenias y a la próxima te pongo un tatuaje en la frente — le puse el collar.

Salí del calabozo para ir a mi habitación, en ese momento vibró mi teléfono con un mensaje de:  ESTADO: CONTROLADO..

Suspiré, mi pequeño ya estaba bien.

Juegos Del Destino. Where stories live. Discover now