Capítulo 11

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En la mafia las ofensas se cobran y eso lo sabía perfectamente Tsubaki Vladimirova y aún así tento con la vida del pequeño Yako.

Cuando Rin salió de la oficina lo hizo con una sonrisa pero desapareció cuando vio a Kagura mirándola con reproche.

— ¿Es enserio, Rin? —

La nombrada no sabía de que hablaba y no le importaba.

— Cómo es posible que intentes seducir a Sesshomaru, cuando sabes que era prometido de Sara y que ella era nuestra amiga —. Reprochó —. ¿Te das cuenta que te quieres tirar al prometido de tu amiga?

Rin entendio todo, comprendiendo que Kagura estaba celosa y sonrió.

— Ella está muerta — se encogió de hombros —, y lo muerta no se le quitara nunca.

No espero respuesta, dio media vuelta y se marchó, la secretaria la miraba de reojo.

Uh se acercó a su señora diciéndole que su padre ya se había marchado pues alguien había dado su ubicación, que el ministro y otros capitanes fueron. Rin se alteró y pregunto su todos salieron ilesos.

— Si mi señora, Yako fue trasladado a la casa que compro — contesto.

Suspiro tranquila.

— A los clanes y al ejército se les hará extraño que el Underboss no este presente con el Boss —. Dijo Uh sonriendo.

Ambos rieron con maldad, la primera caída para el ejército sería precisamente en la misión donde Rin sería la mujer de Sesshomaru.

Ambos regresaron a su rutina y, Rin seguía entrenado a los soldados; 4 de ellos ya le demostraron y juraron fidelidad. En pocas palabras Rin estaba preparando a los traidores para el ejército.

— Mi teniente —, se acercó el cadete llamado Shipo —. Aquí están los planos donde el ejército atacará a la Bratva —.

Rin recibió el folders lleno de hojas y agradeció al cadete, de repente su mirada se volvió triste y Shipo le preguntó que qué le pasaba.

— Llegará el momento en que tenga que marcharme — empezó —, y ya no te vería en un largo tiempo.

A Shipo apenas empezaban a entrenar para saber cuando sus enemigos lo estaban manipulando, en pocas palabras por el momento no sabía que Rin estaba manipulandolo.

— Me das demostrado fidelidad — sonrió aún triste —, si te pido que te vallas conmigo ¿te irías?

Shipo lo pensó un momento, claro que se estaba encariñando con ella, suspiro.

— Mi teniente, entre al ejército para serle fiel a mi coronel… pero— desvío la mirada —, usted se preocupa por nosotros y nuestro bienestar, así que tiene mi lealtad y fidelidad hacía usted — dijo sin dudarlo.

Rin sonrió en sus adentros, ese niño era muy inocente todavía y lo sabría manejar bien.

— Y si yo te dijera que soy la persona que tanto a estado buscando el coronel, ¿Aún me seguirías? — preguntó sería.

Shipo trato de estudiarla, después soltó una pequeña risa y le contesto que aunque ella fuera esa persona la seguiría de todos modos.

— Muy bien soldado — susurro—, a seguir entrenando, que estas filas es tan muy mal entrenadas..

Shipo le hizo caso y siguió con su entrenamiento con la supervision de Rin.

Al escuchar unos pasos se puso a la defensiva, tal vez alguien la había escuchados y cuando dio la vuelta se encontró con una peliblanca.

— Con que el Underboss —

Rin supo que se trababa de Kanna, la sargento de las tropas de Naraku.

— Lo estoy entrenando — contesto poniendo los ojos en blancos —, obviamente no soy el Underboss, ese es un hombre y yo soy una mujer.

Kanna la miro de reojo y reconocía que era buena mintiendo, merecía un Oscar.

— Hmp no importa, no me meteré en tu forma de enseñar. El coronel dice que la fecha del evento se adelantó y será en dos semanas, tienes semana y media para prepararte y pintarte el cabello de negro y tienes que conseguir los pupilentes negros.

Rin asintio seria, aunque en el fondo estaba feliz de regresar su melena negra y se quitaría esos espantosos pupilentes.

Ahoria su mejor esfuerzo y mataría a dos pájaros de un tiro; a Tsubaki Vladimirova y al ejército lo haría quedar como un estúpido cuando se de cuenta de que no estará ni el Boss en aquella fiesta.

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