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Horas antes.

Sango.

Estoy terminando de arreglar mi uniforme, suspire levemente. Esta sería mi última misión, me retiraré para pasar más tiempo con mis hijos y esposo.

Quiero ver a mis hijas crecer y convertirse en unas señoritas, quiero verlas llegar al altar y, a mi hijo verlo convertirse en todo un doctor.

La noche anterior Kagome, Eri y Rin me hicieron mi fiesta de despedida, si bien las veré las veré los fines de semana quiero pasar tiempo con ellas, ya que Kagome pronto se casara y Eri regresará a su país.

Tocaron la puerta y era Kagome.

— Aún no puedo creer que esta será nuestra última misión juntas — dijo con tristeza —, me hubiese gustado verte ascender a Coronel.

Sabía que sus palabras eras sinceras, la abrace con fuerza y le asegure que las vendría a visitar los fines de semana.

Me apuré a terminar de preparame y cuando salimos ya estaban todos, menos Rin. Sentí pena por mi amiga, no merecía que el coronel pusiera por encima de ella a Sara, ella es una sombra en su relación.

Minutos después llegó junto con Yura, paso de largo ignorandonos a todos; el coronel la miraba, desde que anda con ella todos nos dimos cuenta de que en sus ojos había un brillo, Kagura asegura que es un brillo que jamás vio cuando él era novio de Sara.

Finalmente ya estábamos todos reunidos, el coronel dio las instrucciones de cada paso que daríamos y después de unos minutos subimos al avión.

Rin y Yura se sentaron con Kagome y conmigo. Kagome le pidió que hablara con él pero Rin se negó y nos pidió que no habláramos de él algo enoja, Yura le dio masaje en sus hombros, hasta que se durmió.

Cuando llegamos a nuestro destino, el coronel le pidió a Rin que ella iría con él, ella se sorprendió y volteo a mirar a Yura, se dijeron algo entre ellas y de muy mala gana la teniente se acercó a él, Kagome y yo nos dimos cuenta que se dieron unas cuantas palabras hasta que Rin se soltó de su agarre molesta.

Por mi parte me fui con mi esposo y por extraño que pareciera, hoy lo veía más guapo que otros días.

— Te amo — susurré con un nudo en mi garganta.

— ¿Qué pasa cariño? — preguntó confundido —, te vez nerviosa.

Era verdad, cuando bajamos del avión me puse a temblar.

— No sé, tal vez estoy algo triste por esta última misión — dije.

Me sonrió y me abrazo, murmurandome lo mucho que me amaba y que me agradecía por aparecer en su vida.

— ¡Actuaremos ya!, ¡esos malditos se nos adelantaron y la mercancía ya esta siendo divida entre ambos clanes!

Escuchamos muy molesto al coronel.

Todos nos pusimos en marcha según el plan y no pasaron ni diez minutos cuando escuchamos el primer disparó, el cuerpo se me tensó, por el rabillo del ojo vi una sombra, decidí separarme de mi tropa y seguir a la persona.

Le dispare y le ordene que se detuviera, corrimos por unos minutos hasta que no hubo escapatoria para él, se dio la vuelta encarandome con su arma pero yo fui más rápida y le dí un disparo en su hombro derecho y otro en su pierna.

Lo reconocí rápidamente, era Jakotsu de la Yakuza.

— ¿En dónde está Ren Vladimirov? — cuestioné.

Jakotsu sonrió con maldad, desvío su mirada hacia otro lado.

— Justo detrás de ti — respondió mientras escupía sangre de su boca.

Juegos Del Destino. Where stories live. Discover now