El Retorno del Rey: Iseei y La leyenda de Arturo

Life 27

45 minutos antes del ritual.

La luna bañaba los tejados de las casas en la ciudad Kuoh. Los habitantes, ajenos a los peligros que les acechaban, descansaban plácidamente en sus hogares. Jadeos rompían el silencio en los cielos de la ciudad.

Cerca de la iglesia abandonada, la reina dragón Tiamat y el cadre de Grigori Kokabiel estaban volando. Tiamat no tenía ninguna herida visible, pero sudaba profusamente y su respiración era irregular. Sus ropas, bañadas en sangre de alguien más, estaban rasgadas luego de continuas transformaciones parciales draconianas y su expresión denotaba tanto cansancio como repulsión.

Kokabiel, por otro lado, tenía muchas heridas profundas en su cuerpo. Varias mordeduras cortesía de Tiamat, y un enorme rasguño en su espalda que sangraba a mares. Mientras que el cadre estaba en una posición infinitamente peor que Tiamat, su expresión era una de orgullo.

-Te ves cansada, Tiamat.-Kokabiel sonrió con malicia.-Pensé que me matarías en menos de 30 segundos, ¿te has vuelto tan débil?

-Jodete.-Tiamat dio un escupitajo al suelo.-Me repugnas... Usaste a tus subordinados como carne de cañón, sabías que debo proteger la ciudad y por eso los usaste para cansarme.

Minutos antes, durante el inicio de la pelea, Kokabiel se había encargado de ordenar a cientos de ángeles caídos atacar los hogares de la ciudad Kuoh para obligar a Tiamat a estar en varios lugares en poco tiempo para cansarla. Tiamat, quien tuvo que concentrarse en usar el poder suficiente para no hacer daño a la ciudad así como el matar cientos de caídos a kilómetros de distancia los unos de los otros en ventanas de tiempo ridículamente pequeñas, maldecía el tener que encargarse de tantas cosas.

-¿Y? Sus muertes son solo un pequeño precio a pagar por mi plan.-Tiamat casi vomita al escuchar las palabras de Kokabiel.-¡La gran guerra volverá! Solo necesito el poder de excalibur y hacerme cargo de las hermanas de esos dos Maou... ¡Estoy tan cerca! ¡Y tú no podrás evitarlo!-Kokabiel rió con fuerza.-Te daré una pista, pues amo ver la desesperación en los rostros de mis enemigos... Si quieres intentar detenerme, ¡Lleva un ejército a esa estupida escuela ahora mismo!-Kokabiel pasó su mano por su cabello y dio una sonrisa llena de maldad.-Nuestro tiempo se está acabando, reina dragón.-Kokabiel dio un chasquido y una enorme lanza de luz se formó en el cielo, era tan grande que si chocaba con la ciudad, al menos la mitad de ella sería destruida.-¡Diviértete jugando a ser la heroína!

Antes que Tiamat pudiera atacar a Kokabiel, la lanza de luz empezó a caer a una velocidad de vértigo. Kokabiel creó un círculo mágico y desapareció de la escena, dejando a Tiamat sola. Tiamat apretó los dientes con furia, convirtiendo sus brazos en garras draconianas por completo y usando toda su velocidad fue disparada hacia la lanza de luz.

Rayos de color azul oscuro empezaron a formarse en sus garras, sus ojos empezaron a emanar un aura de relampagos mientras a su alrededor se creaban círculos mágicos de los cuales salían chispas.-¡Maldito hijo de perra!-Tiamat tomó la punta de la lanza con sus dos garras, deteniéndose en seco.-¡Voy a darte una paliza...!-Tiamat dio rienda suelta a todo su poder mágico, creando un torrente de energía de rayo que destruyó la lanza de luz.

Luego de destruir la enorme lanza de luz, Tiamat se dejó caer al vacío, cansada. ¿Qué debía hacer? ¡Tuvo a Kokabiel en frente de ella y logró escapar! ¿¡Saji y las exorcistas estarían bien!? ¿¡Qué pasó con la Excalibur de ese tipo!? Tiamat negó con la cabeza vigorosamente. ¡No era momento de desesperar, eso es lo que Kokabiel quiere! Tiamat abrió sus alas parando su caída en seco antes de tocar el pavimento.

Creando un círculo mágico de comunicación, intentó ponerse en contacto con Saji y los demás. Lo primero que escuchó fue la voz de Saji.-Escapó. Ese bastardo se llevó a Excalibur Mimic consigo y le cortó el hombro a Shidou.-La voz de Saji empezó a bajar en tono.-... Y fue por mi culpa... no pude hacer nada...