Capítulo 19

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Advertencia: Esta historia NO ES MÍA, es una adaptación del libro "Allegiance of Honor" de NALINI SINGH, por lo tanto todos los derechos de la historia son para ella, al igual que los personajes de Masashi Kishimoto usados en esta adaptación, ahora si disfruten de su lectura.

Advertencia 2: A partir del libro 11 la traducción de la saga es realizada por fans, por lo que el trabajo de esta traducción es de; CarpeDreams.


FUE SHIKAMARU QUIEN los llamó con esa actualización, el leopardo se hizo cargo de la escena después de la salida de Sasuke. En el ínterin habían llegado al nido. Dejando a Sarada ocupada con sus bloques de juego, los dos salieron al balcón para hablar con Shikamaru. Sasuke contestó la llamada en visual y puso el centinela en altavoz en un volumen que Sakura pudiera escuchar, pero que no alcanzaría a Sarada.

–Es el mismo equipo mercenario del que las Ratas nos advirtieron –dijo Shikamaru–. Nosotros confirmamos su identidad utilizando diversos canales alternos cortesía de los tentáculos de Kaguya.

Sakura ya había recibido una llamada de Rock Lee. La conectó con Kaguya, quien quiso ver directamente que Sarada y ella estuviesen bien. Había escuchado el tono implacable en la voz de su madre, entendió que si Kaguya no hubiera estado tan débil como lo estaba en este momento, habría arrancado la verdad de las mentes de los mercenarios. El hecho de que después de eso ellos quedaran como vegetales no la molestaría en absoluto.

–¿Cómo carajo se mantuvieron encubiertos por tanto tiempo? –preguntó Sasuke mientras el intestino de Sakura se congelaba.

Tal vez su madre y ella no fueran tan diferentes después de todo.

–Son un equipo experto. Vinieron y se establecieron, y no se movieron hasta que el momento fue perfecto. Hace casi imposible atraparlos si no los coges en el instante en que entran.

–Eso suena como si estuvieran hablando. –Finos temblores comenzaron a correr de nuevo sobre la piel de Sakura.

Las últimas palabras de su declaración sonaron quebradas.

Sasuke le apretó la nuca.

–Recuerda –murmuró tan bajo que solo ella pudo oírlo–, hiciste lo que hiciste para proteger a nuestra cachorra. Esos bastardos se la habrían llevado, le habrían hecho daño.

Sakura hizo un asentimiento tembloroso.

–Hice que uno de ellos hablara malditamente rápido, amenazándolo con lo que ocurrió en la carretera –dijo Shikamaru. Un borde de diversión en la voz del centinela.

–Nunca podría torturar a nadie –espetó Sakura, el estómago revuelto ante esa idea.

–Sé eso, Sakura –dijo Shikamaru con inesperada dulzura–. Los imbéciles no lo saben.

La forma en que coincidió en ello de inmediato alivió su repentino temor de que sus compañeros de manada la vieran como un monstruo ahora que sabían lo que podía hacer.

–Eran conscientes de la fuerza de Sharingan antes de tomar el trabajo –continuó Shikamaru–, pero el dinero sobre la mesa fue suficiente para compensar el riesgo. Ellos estaban totalmente enfocados en Dorian como la amenaza, esperando que Sakura fuera un blanco fácil.

El gruñido furioso de Sasuke resonó a través de sus huesos.

–¿Psy? –gruñó mientras ella lo acariciaba para que se calmara como él hizo antes.

–Cuatro Psy y tres cambiantes –respondió Shikamaru–. Leones, si puedes creerlo. No son grandes dominantes o nunca habríamos conseguido que nos dijeran la verdad tan rápido, pero sí lo bastante fuertes.

–¿Leones? –Sasuke negó con la cabeza. Al ver la confusión de Sakura, agregó–: Los leones se concentran más que todo en la familia, sobre todo en aumentar el orgullo y seguirlo, más que cualquier otro felino cambiantes en el mundo. El trabajo mercenario es para solitarios.

–Lo gracioso es que los tres son familia –añadió Shikamaru–. Hermano y dos hermanas. –La voz del centinela se volvió muy dura en sus siguientes palabras–: Fueron contratados para secuestrar a Sarada. Sakura era desechable, pero Sarada debía tomarse viva o ellos no conseguirían la segunda mitad de su pago.

Furia rugió a través de Sakura, dejando a un lado los ecos persistentes de la culpa. Sintió la misma rabia en Sasuke. Su agarre amenazaba con romper el teléfono.

–¿Quién era el cliente?

–Todos anónimos, con la entrega a ser fijada una vez que tuvieran a Sarada. –Los ojos de Shikamaru brillaban, duros y salvajes–. Pero la leona, quién es la líder de los mercenarios, no es estúpida. Hizo que la persona que se encarga de la parte electrónica, su hermano menor, realizara un seguimiento. El hermano logró vincular la primera mitad de la transferencia del dinero a una pequeña empresa perteneciente a una manada de ocelotes en el sur de Texas: SkyElm.

Sakura frunció el ceño, incapaz de imaginar por qué una manada de cambiantes de felinos más pequeña, cuyas marcas también eran negro y oro, querría atacar a Sharingan.

Junto a ella, las garras de Sasuke salieron, pero su voz era racional.

–¿Alguna vez tuvimos trato con ellos?

–Karin estuvo conmigo todo el tiempo. –Shikamaru se tocó la oreja para indicar cómo Karin asistió al interrogatorio–. Investigó los datos que obtuve y dijo que nunca hemos tenido ningún contacto real con esta manada. Por lo que ella fue capaz de desenterrar, ellos son respetados en su región, aunque no son ni de cerca los más fuertes. Y son parte de Trinidad. –La voz de Shikamaru tomó el borde áspero de un gruñido–. Eso no tiene sentido a menos que sea una trampa, o...

–O que ellos también estén en el Consorcio –completó Sakura en voz baja, porque los cambiantes no eran un grupo unánime en ningún sentido. Cada manada tenía su propia mentalidad acerca de cualquier alianza política. Tomando en cuenta lo bien que el Consorcio casi tuvo éxito en sus intentos anteriores de fomentar problemas entre las tres razas, al igual que su éxito en secuestrar a los nadadores más vulnerables de BlackSea, sin duda ellos tenían miembros cambiantes: asesores que estaban traicionando a su propia gente por el poder y lucro.

–Profundiza en las pruebas –gruñó Sasuke, demostrando entonces que su mente permanecía fríamente clara a pesar de su furia–. Puede haber un juego más profundo en el tablero.

–¿Qué? –Shikamaru maldijo al instante después de hablar–. El Consorcio... o, diablos, Haku LeBon puede estar tratando de enfurecernos lo suficiente para llevarnos a atacar a SkyElm. ¿Por qué?

–¿Para arruinar Trinidad, para convertirnos en los malos? ¿Quién coño sabe? Utiliza a quien sea que necesites para llegar hasta el fondo de esto y aprovecha el sistema de inteligencia de Kaguya a través de Rock Lee. –Sasuke empuñó su mano en el cabello de Sakura–. Nosotros no haremos ningún movimiento hasta que estemos seguros. Sharingan no va a caer en el juego de un grupo de bastardos hambrientos de poder.

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