CAPÍTULO 76

136 36 27
                                    

Un extra para todos los que siguen esta historia...

No olviden dejar sus comentarios y me gusta!!

BRUNO

Un extraño sentimiento de paz me inunda.

Una tranquilidad que me excede por completo y desconozco.

En otro momento de mi vida, alejarme de Trinidad de esta manera hubiera sido difícil y doloroso. Hubiera querido decir y explicar tantas cosas... que complicaría todo.

No puedo dejar de reconocer que es Dios y solo Dios que me hace actuar y sentir así.

Luego de mi oración con Miguel en la oficina todo había cambiado. Yo había cambiado.

No solo había decidido cumplir mi promesa a Dios después de su milagro en la vida de Trini, sino que decidí creerle. Sí, decidí creer y tener fe. Mi duro interior había sido derretido por el perdón y amor de Jesús.

Sus milagros y obrar en todo este tiempo habían confirmado en mi corazón que él si obraba. No era un Dios ausente o lejano a la realidad de las personas. Y aunque no actuara a mi manera de pensar, el hacía justicia en Su tiempo y según Su voluntad y daba respuestas a quienes le amaban y seguían sus caminos.

Miguel me había aconsejado tomar un tiempo y distancia de todo. Leer mucho la Biblia y hablar con Dios cada día. Esperar que Dios me fuera guiando en mis decisiones y acciones, algo que me resultaba un poco extraño y confuso a la vez.

Lo primero que me alentó a hacer fue regresar a mi casa y contarles a mis padres mi decisión de acercarme a Dios, de entregarle mi vida por completo a Jesús.

Sabía que para mi familia sería motivo de alegría. Mis hermanas y mi madre estarían felices de saber que mi fe en Dios se había renovado y que estaba decidido a creerle y seguirle.

Mientras regresaba manejando hacia Córdoba un pensamiento se instaló en mi mente: Debía dejar mi trabajo.

Nunca me había pasado algo así. 

Primero porque me gustaba mi trabajo, y segundo porque era una idea que no nacía de mí mismo. Era como si alguien más me estuviera diciendo que hacer.

Fue un sentimiento de lucha durante unos cuantos kilómetros.

"¿Por qué dejaría mi trabajo? Me gustaba investigar y atrapar a culpables... me gustaba hacer justicia... me gustaba hacer pagar a otros por sus crímenes"

—Tienes que hacerlo—escuché casi de manera audible, tan audible que giré dentro del auto para comprobar que nadie más se encontraba conmigo en ese momento.

Los siguientes kilómetros comencé a analizar qué haría de mi vida si abandonara mi trabajo.

Podía dar clases. Era una opción. Mi título me habilitaba a dar capacitaciones a las fuerzas de seguridad y oficiales de policía.

Podía ser un investigador privado. Trabajar en casos exclusivos que aceptara de manera particular.

Podía dar clases de defensa personal, ya que mis años de entrenamiento y clasificación de cinturón negro me lo permitían.

Todas las opciones me resultaron positivas.

Tanto que comencé a considerar la opción de presentar mi renuncia al día siguiente.

Esa misma tarde hablaría con mi padre y escucharía su consejo, pero en mi corazón sentía que era la decisión correcta.

Además, estaban mis sentimientos por Trinidad. No iba a renunciar a ella. Todo lo contrario, sentía que mi decisión de creerle a Dios había hecho crecer aún más mi amor. Tenía una convicción muy grande de que nuestras vidas estaban unidas por algo más fuerte que un simple sentimiento o una atracción. Como si juntas tuvieran un propósito que separadas jamás podrían cumplir.

Un lugar olvidado (COMPLETA)Hikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin