CAPÍTULO 64

126 32 27
                                    

Ay... cada vez falta menos para el final de esta historia... ¿Se despertará Trini? ¿Encontrarán al asesino de Cristobal? Los papeles que encontró Trinidad... ¿quien los tiene? ¿Se perdieron? ¿Los tiene el asesino?... Ay Ay... quiero leer sus comentarios!!

BRUNO

Caigo rendido sobre la cama del hotel.

Me siento completamente exhausto. Me duelen mis pies de tanto caminar y el haber dormido en el auto la noche anterior comienza a pasar factura a mi espalda y cervical.

Ha sido un largo día.

Cierro los ojos intentando relajarme y descansar, pero una ola de impotencia y frustración me invaden por completo al comprobar que no he avanzado nada, ni siquiera una pequeña pista que me lleve a saber lo que pudo descubrir Trinidad o quien pudo hacerle daño.

Necesito encontrar al culpable, pero no tengo idea de cómo hacerlo. Necesitaría un milagro.

De inmediato me sorprendo de pensar de esa manera.

Yo pidiendo un milagro

¿Me escucharía Dios después de todos estos años peleando contra él y renegando de su existencia?

Por momentos quería clamar al cielo, a un poder sobre natural, si fuera necesario a Dios mismo para que obrara, aunque solo fuera una vez para ayudarme.

Mi duro corazón se negaba. Había pedido por Trini, que Dios la salvara, porque la fe de ella estaba tan segura y su amor hacia Dios era tan grande que merecía un milagro de Dios, ella sí, yo no.

La noche fue larga, dormía de a ratos y cuando me despertaba me asaltaban cientos de pensamientos e imágenes.

Cuando los primeros rayos de sol se filtraron por la ventana me encontraron despierto y luchando con mis propios pensamientos.

Me levanto de un salto y me dirijo al baño para tomar una larga ducha. Luego pido algo por teléfono a la recepción para desayunar en la habitación del hotel.

Mientras tomo mi café con leche reviso el listado de negocios visitados y la zona abarcada desde ayer a la mañana. Marco una lista de otros locales que estaban cerrados y otros que no llegamos a visitar. El lunes nos espera un arduo trabajo.

Cerca de las 9 de la mañana me preparo para ir al hospital a buscar a Bianca. No me agrada demasiado la idea de acompañarla a la iglesia, pero tampoco podía negarme.

En la entrada me encuentro con Sol, la pequeña chica de la biblioteca.

—Hola Sol.

Me mira sorprendida y con una seriedad que no es común en ella.

—Hola—responde de manera cortante—. ¿Qué haces aquí?

—Vine a buscar a Bianca.

—Eso ya lo sé. Pregunto... ¿Por qué regresaste? ¿Porqué volviste a nuestras vidas? Creo que ya le hiciste suficiente daño a Trini. Sabes que está así por tu culpa. Ella continuó con tu trabajo...porque así es Trini, no soporta las injusticias, no podía dejar el caso de Contreras sin resolver...

Unas lágrimas amenazan con salir de sus ojos, pero las controla. No puedo culparla por odiarme y hacerme responsable. Tiene toda la razón.

Bianca y Cristóbal han sido demasiado buenos conmigo al perdonarme y dejar pasar mi forma inmadura de actuar, pero Sol no me lo dejará pasar.

—Lo siento. Tienes razón—es lo único que puedo decir.

Permanece en silencio unos segundos y antes de marcharse me señala con el dedo índice diciendo: —Mas te vale encontrar al responsable del accidente de mi amiga y hacer que pague por lastimarla. Solo así te perdonaré.

Un lugar olvidado (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora