CAPÍTULO 63

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Un capítulo mas para las que lo pedían!!! Espero que les guste!! Dejen sus comentarios!!


BRUNO

Le compartí a Cristóbal sobre mi trabajo durante toda la mañana visitando los negocios donde podría haber estado Trinidad en su día en Río Cuarto.

Estaba convencido de que el asesino de Evaristo se sintió amenazado por algo que Trinidad encontró. Ese "algo" que descubrió, debía incriminarlo directamente y de forma muy contundente y absoluta. Robar el bolso de Trini no sería suficiente, tenía que matarla para silenciar la información que sabía.

El robo en su casa demostraba que el asesino necesitaba limpiar todas las pistas que la muchacha había encontrado y pudieran incriminarlo. 

¿Que sería lo que Trini encontró?

Aunque ambos teníamos algunos nombres en mente, preferimos no revelar nuestras sospechas para no inclinar nuestra investigación hacia lugares equivocados ni sacar conclusiones apresuradas.

Debíamos encontrar la huella que siguió Trinidad y tratar de caminar sus pasos nuevamente para descubrir la verdad.

Nos despedimos del café para seguir visitando los diferentes negocios de la zona y preguntar.

Agregamos a la lista de negocios, las casas de Informática donde pudiera haber recogido algún pen drive con fotos, archivos o información que pudiera incriminar a alguien.

Por ser día sábado, muchos lugares se encontraban cerrados y deberíamos esperar hasta el lunes para poder visitarlos.

Caminé más de 20 cuadras, hasta perdí la cuenta de a cuantos comerciantes le pregunté si habían visto a Trinidad por aquí. Comenzaba a bajar el sol y la mayoría de los negocios también bajaron sus percianas.

Antes de buscar un hotel donde pasar la noche, decidí regresar a la clínica a ver a Trinidad.

Había un poco más de movimientos y personas en los pasillos, ya no estaban tan solitarios como la noche anterior.

Caminé rapidamente hacia mi destino, ese final de pasillo donde se encontraba la habitación de terapia. Bianca estaba dormida en uno de los bancos de la sala de espera. El cansancio la había vencido.

De manera silenciosa me acerqué al vidrio y contemplé nuevamente aquella triste escena.

Nada había cambiado. Su cuerpo inerte sobre la cama, conectada a monitores y sueros.

Una enfermera entró a controlarla e inyectar una medicación en su brazo. 

Al levantar la vista, me hizo seña con su mano de que pasara.

Caminé hasta la puerta y entre despacio.

—¿Eres Bruno? —dijo cuándo me acerqué a ella.

—Sí, ¿nos conocemos?

—No, pero Bianca me ha hablado mucho de usted.

—¿Bianca le habló de mí? —esto me resultaba bastante extraño.

—Me dijo que usted volvería y que debía dejarlo pasar a hablar con Trini—susurró señalando hacia la cama—. Le daré permiso para que se quede un momento hasta que regrese el doctor. Puede tomar su mano y hablarle, creo que ella se podrá feliz de escucharlo.

La miré aún más confundido.

—¿Cree que ella puede escucharme?

—Tengamos fe de que sí—asegura la enfermera con una sonrisa—. Bianca dice que está dormida, como la hija de Jairo en la Biblia, y que no hay que llorar, porque pronto Jesús la va a despertar y le devolverá a su hija.

La miro levantando mis cejas y esperando que diga que es una broma.

—Usted sabe que eso es algo imposible.

—La fe se trata de creer en lo imposible. Dios es un Dios de Imposibles... Cada uno de nosotros elije creer o no. Yo elijo creer—y diciendo esto sale de la habitación dejándome a solas con Trinidad.

Me quedo estático por unos minutos contemplando desde mi lugar su cuerpo inmóvil, como si tuviera temor de acercarme y tocarla.

Avanzo un poco hasta quedar a la orilla de la cama y miro más de cerca los golpes que tiene en el rostro. Sus manos también están algo raspadas y con algún moretón.

Acaricio su mejilla y siento su piel cálida. Su respiración es pausada y suave. Su cabello esta tapado por una venda que cubre seguramente un golpe mayor en la parte de la frente.

—Hola—susurro débilmente, me siento tan ridículo hablándole mientras está así inconsciente. No puedo tener fe como Bianca o la enfermera, soy demasiado realista. Tomo su pequeña y frágil mano entre las mías y con mi pulgar acaricio sus dedos mientras me obligo a hablarle—. Te amo Trini—es lo primero que sale de mi boca, porque este sentimiento me está matando por dentro y necesito que ella lo sepa—, sé que me fui como un cobarde del pueblo, sin despedirme, sin decirte nada... lo siento. Nunca debí dejarte... esto es mi culpa...

De golpe siento que su mano aprieta la mía.

¿Acaso es mi imaginación?

—¿Puedes escucharme? —le digo apretando su mano—, Trini, si me escuchas aprieta mi mano nuevamente—insisto.

Me quedo quieto durante unos segundos, pero no hay respuesta.

Al parecer fue solo un reflejo de su cuerpo.

—¿Quién te hizo esto? ¿Qué fue lo que descubriste?... —susurro mientras bajo mi cabeza para besar su mano—. Tienes que ser fuerte, tienes que recuperarte y regresar con tu madre, ella te necesita... yo también te necesito...

La puerta de la habitación se abre y la misma enfermera que me dejó entrar aparece para decirme que el medico vendrá en pocos minutos y debo retirarme.

Me despido de Trini y al salir al pasillo veo a Bianca ya despierta.

—Gracias por venir a verla nuevamente.

—De nada, ¿No quieres ir a tu casa y descansar un poco?

—No me separaré de ella—dice sin dudarlo—, quiero ser la primera que vea cuando abra los ojos.

Sonrío ante sus palabras y por dentro tengo miedo de lo que puede pasarle si su hija nunca despierta.

—Estaré un par de días por aquí para investigar el accidente de Trini—comento—. Si llegas a necesitar algo, lo que sea, no dudes en avisarme.

Bianca piensa por unos minutos y luego responde.

—Si hay algo que quiero pedirte—hace una pausa y luego continua—. Mañana haremos una reunión especial en la iglesia para pedir a Dios por la vida de Trini. ¿Podrías acompañarme? Sol vendrá a quedarse esa hora con ella, me gustaría mucho conocieras a nuestro Pastor y la congregación a la que vamos.

—No lo sé Bianca... yo no creo...

—Lo sé Bruno. Te lo pido como un favor, hazlo por Trini.

Y no puedo negarme.

—Está bien. ¿A qué hora es?

—A las 10 de la mañana. ¿Puedes buscarme por la clínica? La iglesia está a unas 20 cuadras de aquí.

—Bien. Te recogeré mañana.

Así nos despedimos.

Un lugar olvidado (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora