CAPÍTULO 25

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Bruno

Llegué a la cabaña cerca de las cinco. Me di un baño y dormí una corta siesta, mientras esperaba que se hiciera la hora de mi encuentro con Cristóbal.

Luego del rotundo fracaso en el primer día del curso, el intendente quería sugerirme algunos cambios y proponer una alternativa para justificar el resto de mi estadía en el pueblo.

Aprovechando nuestro encuentro en el pintoresco café frente a la plaza, quería comentarle sobre la entrevista a Salomé y los nuevos datos sobre Evaristo y Catalina.

Necesitaba conseguir la partida de nacimiento de Julián Contreras y corroborar la información sobre su fecha de nacimiento.

La historia familiar era importante a la hora de determinar los motivos de un suicidio, pero de poco me servían como prueba para un asesinato.

Hasta ahora, debía reconocer que aquella información era más útil para avalar el caso de Reinoso, de que su cuñado había decidido quitarse la vida que para fundamentar mi hipótesis de un asesinato.

A Cristóbal no le sorprendieron mis hallazgos.

Comentó que mucha gente contrae matrimonio por esas razones. Y si bien, su amigo jamás le había contado de un embarazo extra matrimonial, sabía que las familias apuraban las bodas para cubrir un embarazo no deseado.

Cristóbal accedió que al día siguiente revisara la partida de nacimiento y el acta de matrimonio.

—A medio día hablé con Reinoso sobre la capacitación— dijo Cristóbal mientras el mozo depositaba nuestras tazas humeantes sobre la mesa—. Afirma que no puede obligar a los oficiales a realizarla, el gobierno no les pagará las horas extras y los empleados se quejan por tener que utilizar horas de su trabajo o tiempo libre. Me pidió que te agradeciera por tu tiempo y servicio. Muy diplomática su manera de cancelar la capacitación.

—Eso puede representar un problema para mi permanencia en el pueblo— afirmé.

—Lo sé, por eso hablé con tu padre. Sugirió que presentaras un permiso para continuar la investigación de Contreras, en lugar de dar el curso de capacitación, te asignarán el caso. Fuiste quien presentó el testimonio de Paco y reabrió la causa. Se encargará de que autoricen un mes de permanencia.

—Este caso está más trabado de lo que imaginaba. Quizás no logre dar con el culpable en las tres semanas restantes.

—Lo entiendo— responde con pesar—. Me conformo con saber que hicimos lo posible. De esa manera me sentiré en paz y habré saldado mi deuda con Evaristo.

Hacemos una pausa para comer las medias lunas con dulce de leche que venían con el café.

Todas las personas que entran al bar saludan respetuosamente al intendente. Cristóbal es un buen hombre y muy querido por el pueblo.

Tengo que ser completamente sincero con él. No hay hasta el momento nada que pruebe que Evaristo haya sido asesinado.

Aunque la primera impresión que tuve al recibir los datos y ver el lugar fue pensar en homicidio, con el correr de los días me pregunto si aquel hombre no habrá saltado voluntariamente.

—Hasta ahora no hay pruebas de que Catalina o Julián tengan alguna conexión—confieso con sinceridad—, solo discordias y fantasmas del pasado que todavía no encajan en su muerte como yo esperaba... No hay ningún indicio de venganza o un enemigo que quisiera saldar viejas cuentas... Eso nos deja en un callejón sin salida... quizás Reinoso tenga razón y Evaristo saltó voluntariamente del puente.

—Me cuesta tanto creerlo— susurra Cristóbal y termina su taza de café de un solo trago—, si lo hubieras conocido... Era un gran hombre... un excelente amigo.

Hay gran tristeza en sus palabras. Debe extrañarle.

—Seguiré investigando. Todavía tengo tres semanas. Prometo que no las desperdiciaré.

—Gracias Bruno. Aprecio mucho tu compromiso con este caso.

Hacemos una pausa y recuerdo mi próxima entrevista.

—Estaba pensando viajar a Alta Gracia a visitar a la hermana de Evaristo. Me gustaría charlar con ella.

—¿Graciana? ¿Qué podría aportar ella? Hace años que no ve a su hermano.

— Me interesan algunas cosas que pasaron hace muchos años. Y quisiera más detalles sobre la relación de Catalina y Evaristo.

—¿Sigues creyendo que esa muchacha que saltó del puente tiene alguna relación con mi amigo?

— Angie.

—¿Quién es Angie?

— La muchacha que saltó del puente. Salomé la recordaba. No sabe su apellido, pero estaba segura de que se llamaba Angie.

— ¿Cuándo vas a ir a visitar a Graciana?

— Mañana. Luego de revisar los documentos en el registro civil— hago una pausa y dudo un instante y aclaro mi garganta antes de continuar—. Me preguntaba si dejarías que Trinidad me acompañe—suelto con nerviosismo.

Cristóbal me mira con una sonrisa contenida.

— ¿Trinidad? ¿Para que la necesitas?

— Ella conoce a Graciana, lo mencionó en una de nuestras charlas. Para la anciana será bueno ver a alguien familiar...

—Es un viaje largo. Si ella está de acuerdo, no tengo ningún inconveniente de que te acompañe.

Sonrío aliviado y siento como si estaba pidiendo la mano de una chica a su propio padre. ¡Que locura! Las cosas que hago por esta pequeña niña. Me digo en mi mente a modo de reproche.

—Bueno, debo irme— dice Cristóbal poniéndose de pie.

—Si, yo también. Gracias por el café.

—De nada. Espero pronto más novedades sobre el caso.

—Igual yo.

Un lugar olvidado (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora