28. Un beso importante

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El equipo ya se encontraba completamente preparado para empezar su viaje. Habían hecho ya el check-out en el hotel y habían cargado todo su equipaje en el maletero del autobús. Sin embargo, el trayecto por carretera fue una travesía larga, ya que entre los fans que se habían congregado alrededor del vehículo para ver a sus ídolos en la entrada del hotel y animarlos en la competición, pero que sin querer habían retrasado la salida, y que por otra parte, debido a la hora que era, habían coincidido con la hora punta en la que el tráfico de Madrid era el peor al coincidir con el fin de la jornada laboral de las personas que trabajaban en la capital, todo fue una suma de problemas que alargó el camino durante una hora.

Una vez en el aeropuerto, se dirigieron hacia una entrada especial que se había reservado exclusivamente para el equipo nacional. A pesar de esto, los lados de esta entrada, al igual que la entrada del hotel del que se habían ido, se encontraban igual de abarrotados de fans ansiosos por conseguir sus autografos o una foto con ellos. Algunos se detuvieron a atender a los aficionados más o menos tiempo, mientras que otros pasaron de largo. Una vez que todos los miembros del equipo estuvieron dentro del recinto, los de seguridad cerraron las puertas con llave para que nadie pudiera entrar a molestar, mientras que los jugadores y el staff se dirigía a un mostrador para registrar su equipaje y facturarlo. Luego, con el equipaje en camino a la bodega del avión, el personal del aeropuerto los escoltó hacia una salida que los condujo directamente a las pistas de aterrizaje. El avión privado proporcionado por la compañía Iberia para su viaje no se encontraba en una terminal convencional, sino estacionado en una de las pistas, garantizando de esa manera, la privacidad del equipo y evitando posibles molestias por parte de las personas que se encontraban en el aeropuerto.

A medida que caminaban hacia el avión, Pedri y Gavi desearon para si mismos poder sentarse juntos para que el viaje fuese más ameno, pudiendo hablar o escuchar música compartiendo AirPods, pero cuando por fin consiguieron entrar, se encontraron con dos problemas. El primero es que los asientos estaban separados por pequeñas barreras, lo que proporcionaba cierta privacidad a cada cubículo. No hizo falta nada más que una mirada entre ellos para llegar a la misma conclusión: se sentarían uno al lado del otro a pesar de ese muro de plástico. Y entonces descubrieron el segundo problema: que además de esa separación, tenían los asientos nominales, es decir, que cada asiento tenía un cartel colgado con los nombres de los jugadores. Empezaron entonces a buscar sus nombres en los asientos, encontrándose primero con el del canario y al mirar al asiento contiguo, se dieron cuenta de que para suerte y sorpresa de ambos, estaba ocupado por Ferrán. Al valenciano solo le hizo falta levantar la mirada y mirar a la pareja, para hacerle un gesto a con la mano al sevillano para que viniera a su asiento, indicándole que estaba dispuesto a darle su asiento sin problema.

Ferrán se puso de pie, empezando a recoger cuidadosamente las cosas que ya había desplegado en su sitio, y así dejárselo libre al pequeño. Mientras lo hacía, observó a Pedri, pudiendo notar cómo los labios del canario gesticulaban un silencioso -Gracias.- El valenciano sonrió de medio lado de manera cómplice mientras le guiñaba un ojo, expresando que comprendía y aceptaba la situación. Cuando finalmente dejó su asiento, Pablo lo esperaba con los brazos abiertos en el pasillo del avión para darle un abrazo. Ferrán esbozó una sonrisa mientras negaba irónicamente con la cabeza y soltaba un: -Venga, ven aquí, niño mimoso.- sin dudar en ir y corresponderle cálidamente al abrazo, escuchando posteriormente las sinceras palabras de gratitud del sevillano: -Muchas gracias por dejarme tu sitio.-

-No hay de qué, enano.- replicó Ferrán, separándose del abrazo con una sonrisa amigable. -Venga, siéntate ya al lado de tu amorcito.- añadió con un toque de humor mientras señalaba hacia él que era antes su asiento, para luego seguir el pasillo en busca del nombre de Gavi para ocupar su sitio.

Nankurunaisa (Gavi x Pedri)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora