Nankurunaisa (Gavi x Pedri)

15. Gracias por todo, Fer

Después de que durante el entrenamiento, Pedri le hubiese dicho a Pablo que era una mala persona, éste último salió corriendo con permiso del entrenador hacia el vestuario para dirigirse a su casa, abrumado por la mezcla de ira y arrepentimiento que sentía tras su discusión con el canario.

Se preguntaba por qué le había dicho que no quería que asistiera a su cumpleaños, ya que en realidad, sabía que deseaba tenerlo a su lado como apoyo frente a sus padres. También lamentaba haberle pedido a Xavi que le enviara las ofertas de otros equipos, así que rápidamente le envió un WhatsApp al entrenador, diciéndole: -Xavi, no hace falta que me envíes las ofertas de otros equipos. No quiero irme del Barça. Solo fue un momento de enfado- retractándose de su solicitud impulsiva.

A pesar de estar aún en el campo guiando el entrenamiento, el entrenador respondió casi de inmediato, -Muchas gracias Gavi, por no querer irte.- manifestando su aprecio por el jugador.

Pablo respondió: -Gracias a ti por no querer que me vaya.- mientras dejaba su teléfono a un lado para recoger sus cosas, pero se volvió a iluminar su pantalla al recibir un nuevo mensaje de su entrenador: -Por favor, tienes que resolver tus problemas con Pedri o al menos dejarlos fuera del campo, sino desestabilizaréis al equipo.-

El menor le confesó: -Necesito un poco de tiempo para reflexionar, al menos hoy.- Pero justo al enviar su mensaje, llegó el del contrario: -Pedri esta yendo hacia los vestuarios.-

Al leer el mensaje de Xavi, Gavi se apresuró a recoger sus cosas lo más rápido que pudo, ya que no quería encontrarse con él en ese momento y mucho menos después de las acusaciones que se habían dedicado. Empezó ponerse nervioso al escuchar los pasos resonando en las escaleras, bajando rápidamente. Definitivamente no le daba tiempo a salir sin ser visto por el tinerfeño, por lo que con el objetivo de evitar que Pedri lo descubriera, decidió esconderse en las duchas. Cogió todas sus cosas y se ocultó tras la pared que proporcionaba privacidad a esa área, esperando que su amigo no se pusiera a revisar todos los rincones del vestuario.

Gavi escuchó cómo Pedri irrumpía en el vestuario, gritando su nombre. Podía notar en su voz como estaba llorando y eso le desgarraba por dentro. Por ello y de manera instintiva, se llevó la mano a la boca para no emitir ni un mínimo sollozo de tristeza que quisiera escaparse. También captó como recogía sus cosas a trompicones, tropezando con varias cosas que debían estar por el suelo, para luego irse hacia el parking privado del estadio.

Una vez que la voz de Pedri se desvaneció por completo en el vestuario, Pablo salió cautelosamente de su escondite y se dispuso a organizar adecuadamente todas las pertenencias que había tenido que recoger con prisas. Luego, se encaminó hacia una puerta trasera de la ciudad deportiva que sabía que estaría poco transitada, evitando así a los aficionados y asegurándose de no encontrarse con ninguno de ellos.

Una vez en la calle, Gavi tomó su teléfono y le escribe a Fer, preguntándole: -¿Puedes quedar para hablar? He discutido con tu hermano y necesito hablar con alguien que no sea de mi familia. Y si no te importa, ¿podrías traerme algo de comer? No quiero meterme en un restaurante a comer solo ni tampoco a casa y encontrarme con Pedri.-

Fer respondió rápidamente al mensaje de Gavi, mostrando su disposición a ayudar: -¡Claro, tío! ¿Qué te apetece comer?-

-Algo rápido. Un bocadillo mismamente. Es que me gustaría que salieras antes de que tu hermano llegue a casa, ya que sino querrá venir contigo. Y de verdad, muchas gracias por todo. Eres una de las pocas personas con las que tengo la confianza para hablar de mis sentimientos.-

Fer, consciente de la urgencia de la situación y de la importancia de ayudar a su amigo, se apresuró a arreglarse, hacer el bocadillo y salir de casa, porque sabía que era importante llegar antes de que Pedri entrase por la puerta de su piso para evitar cualquier conflicto innecesario. Además, también valoraba la confianza que el pequeño depositaba en él y estaba decidido a estar allí para escuchar y apoyarle en todo lo que necesitase. -¿Dónde te veo?- preguntó Fer.