CAPÍTULO 70

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Una furia ebulliciona desde lo más profundo de mi interior.

Miro a Trinidad y con lágrimas en los ojos asiente.

Suelto su mano y camino hasta el otro extremo de la habitación.

Quiero romper algo, quiero golpear a alguien.

—Bru... no...

Giro hacia la cama, y mi dolor y bronca aumentan al pensar que ella está así por culpa de un comisario asesino y corrupto de quien nadie nunca ha sospechado.

—Bianca. Llama a Lucas—digo con el pulso acelerado y la respiración agitada por la ira que erupciona en mi interior—, que venga a tomar declaración del testimonio de Trinidad. Explícale lo que ella ha visto y que redacte un acta declaratoria. Firma como testigo y que Lucas selle y firme el documento. Regresaré esta noche.

—¿Qué vas a hacer Bruno?

No puedo explicarle.

—Cuida de Trinidad— digo mientras camino hacia la puerta.

Lleno de odio y bronca enciendo el motor del auto y en lo único que pienso es en matar a Fabián Reinoso.

Llego a Alpa Corral a las 13 hs. Sé donde encontrarlo.

Estaciono frente a la comisaría y antes de bajar del auto, saco mi arma de la guantera, reviso que esté cargada y la coloco detrás de la cintura del pantalón.

Camino a paso decidido.

El sonido de una radio invade el ambiente de la estación.

Roberto se encuentra en su escritorio escribiendo en la computadora. No ha notado mi presencia, lo que permite que pase directamente a la oficina del comisario.

Detrás de un amplio escritorio de madera se encuentra cómodamente sentado Fabián Reinoso.

Se sorprende al verme parado en la puerta.

—Inspector... ¿Qué hace por acá?

—Vengo por el caso de Evaristo Contreras.

—¿Tiene nueva evidencia? El abogado de Catalina ha desestimado todas las pruebas que han sido presentadas hasta ahora, no hay razón para culpar a mi prima del asesinato de su esposo... y mi sobrino... es un buen muchacho, ¿Cómo cree que podría matar a su padre?

—Tengo que admitir que esta vez tiene razón Reinoso—digo con tranquilidad—. No sé cómo pude pensar que Catalina tendría la fuerza de empujar a un hombre del tamaño de Evaristo sobre la baranda del puente... eso no sería posible, en cambio, para alguien de su tamaño y contextura física... se vuelve mucho más sencillo... y sobre todo si lo hace para ayudar a la mujer que ama y es madre de su hijo ¿verdad?

Reinoso se pone en pie de inmediato.

—¿Qué estupideces dices?

—Solo estoy diciendo una teoría, una hipótesis de lo que creo que sucedió... ¿quisiera escuchar la versión completa?

—¡No tengo nada que escuchar! —dice con voz fuerte y exaltada, avanzando hacia la puerta queriendo escapar.

Saco el arma y lo apunto directo al pecho.

—¡Alto! ¡No se mueva! Vuelva a su silla y escuche lo que tengo que decirle.

Fabián levanta las manos y retrocede.

Permanece a unos tres metros de donde me encuentro. 

Sabe que a esta distancia, un disparo al pecho dejará un orificio mortal en su tórax.

Un lugar olvidado (COMPLETA)Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt