Esa noche de Halloween lo fue todo, fue el día en que su futuro había sido definido por completo, sin posibilidad a cambios. Harry Potter no era el niño que vivió, era su hermano. Los Potter no eran lo que aparentaban, los que parecían ser malos no...
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Severus se mantuvo en silencio, abrazando a Harry con ternura mientras el niño dejaba salir sus emociones. Comprendía que el pequeño estaba pasando por un momento difícil y confuso, y estaba dispuesto a brindarle el apoyo que necesitara.
Después de un rato, cuando los sollozos de Harry se calmaron un poco, Severus le habló en voz suave.
—Harry, entiendo que te sientas así en este momento. Es posible que estén pasando por momentos difíciles y que no sepan cómo manejarlos de la mejor manera. —Severus hizo una mueca, no creyéndose sus propias palabras. Ya había notado que la forma en que Lily y James Potter solían dejar a Harry en el abandono. No era la mejor manera de solucionar sus estúpidos conflictos matrimoniales.
Harry levantó la cabeza y miró a Severus, sus ojos verdes llenos de tristeza.
—Pero... —La voz de Harry se ahogó y Severus le dedicó una sonrisa comprensiva.
—Lo primero que debes recordar, Harry, es que no eres responsable de los problemas de tus padres. No puedes controlar sus acciones o decisiones.
—A veces se siente como si yo fuera el problema. —Harry habló con dificultad. —Siempre soy yo el problema.
Severus tomó la mano de Harry con suavidad, mirándolo con tristeza. Le dolía ver al niño así y que los Potter no notasen cómo sus decisiones afectaban el estado de ánimo del niño. Recordó aquella vez que un Harry sollozante había llegado a su despacho en medio de la noche junto a Lupin. Suspiró, odiaba ver a Harry así.
Si él fuera su padre, no lo trataría así. Severus era consciente del dolor que una mala relación con un padre podía generar.
—Siempre estaré aquí, Harry. Puedes contar conmigo en los buenos y malos momentos. Eres especial para mí y siempre te apoyaré. —Eres como un hijo para mí. Añadió Severus en su mente.
Los ojos de Harry se iluminaron con gratitud.
—Eres como mi familia, Severus. Quisiera que tu fueras mi padre. —Harry dijo lo último con voz ahogada y Severus lo atrajo a un abrazo nuevamente, sintiendo una sensación reconfortante en su pecho. Acarició suavemente el cabello del niño hasta que este separó del abrazo.
—Y tú eres como un hijo para mí, Harry. Siempre estaré aquí para ti. —Severus se sinceró con sus palabras, nunca creyendo que las diría en voz alta.
Los ojos verdes de Harry lo miraron con asombro y sonrió. La sonrisa y el brillo de felicidad en el rostro del niño, hizo a Severus sonreír. Era agradable el sentimiento que se generaba al ver al niño sonreír.
A Severus le gustaba ver a su hijo sonreír.
—Papá... —Susurró Harry por lo bajo.
El corazón de Severus dio un vuelco al escuchar a Harry llamarlo "papá". Era algo que nunca había imaginado escuchar de los labios del niño, pero la ternura y el cariño que reflejaba en su mirada le confirmaron que, de alguna manera, había logrado ocupar un lugar especial en la vida de Harry.
