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Green Eyes

Ojos verdes

Realmente no quería, de verdad no quería hacerlo

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Realmente no quería, de verdad no quería hacerlo. Lamentablemente, el viejo mago sabía jugar sus cartas para tener al joven mago caminando por los pasillos de Hogwarts hacia su oficina. Pero es que realmente no quería reunirse con el mago y mucho menos aceptar el trabajo para enseñar a torpes mocosos sobre pociones, Severus prefería morir antes que ver cientos de calderos explotar en un aula. No quería. Pero Dumbledore le había recordado que se le haría difícil encontrar un trabajo, a pesar de que el hombre hubiese declarado que fue un espía del Lado de la Luz durante su juicio del año pasado.

El año anterior la había pasado fatal. Primero creyó que su amiga de la infancia estaba muerta, por suerte los hechos no se dieron así. Aunque de todas formas el hombre se había encerrado por semanas en su casa sin querer salir hasta que los Aurores llegaron y lo encerraron en Azkaban hasta mediados de diciembre, cuando se dio su juicio. Fue al salir, cuando se enteró de que ninguno de los Potter había muerto y que uno de los mellizos de la familia había sido declarado como el-niño-que-vivió. Tras eso, sabía que le debía un favor al director por liberarlo de Azkaban. Solo que no pensó que Slughorn se retiraría ese año y por consiguiente Dumbledore le pediría que fuese el profesor de pociones y jefe de Casa.

Así que en ese momento, en contra de su propia voluntad, se encontraba susurrando entre dientes la contraseña para entrar a la oficina del director. No entendía la obsesión del viejo mago con los dulces. Ignorando ese pensamiento, se percató de que la oficina estaba vacía. Se suponía que solo terminarían de hablar del salario y firmar el contrato de Severus, incluso los planes de estudio para las clases de pociones estaban hechos.

Gruñó, al no ver rastro alguno del viejo en el lugar. El hombre se adentro en la oficina para buscar una forma de avisarle a Albus Dumbledore de su reciente llegada. Vio a Fawkes, el fénix del director, y bolsas de caramelos sobre el escritorio de Dumbledore. Bajo la mirada, al percibir un extraño sonido, vio con extrañeza como un pequeño infante gateaba hacia él, y se exaltó al verlo ponerse de pie para acercarse corriendo para abrazar su pierna.

—¿Quién eres?— cuestionó, estudiando con detenimiento a la extraña criatura. Por lo que sabía Dumbledore no tenía hijos, por lo que no tendría sentido que aquel niño fuese su nieto.

Yo Haddy Respondió el niño, sin soltar su pierna—¿?— preguntó, profundos y preciosos ojos verdes brillando con curiosidad. Severus asoció aquellos ojos con Lily, la pelirroja tenía ojos idénticos a los del niño que no soltaba su pierna <<¿Podría ser? No, claro que no >> pensó. Lily tenía dos hijos y no tendría sentido dejar a uno de ellos en la oficina del director. —¿?— volvió a preguntar el niño de unos, aparentemente, dos años.

Cuando el hombre salió de su trance, respondió:

—Severus— no estaba seguro de que el niño lo hubiese entendido o le hubiera prestado atención, ya que ahora el bebé se encontraba sentado en el suelo viendo e intentando llegar con sus manos a sus pies.

Forgotten in Power: Start of GrudgesWhere stories live. Discover now