Cincuenta y cinco.

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Evelyn abrió los ojos lentamente, parpadeando mientras la luz del día la cegaba momentáneamente. Se encontraba en una habitación de hospital, y al mirar alrededor, se dio cuenta de que no estaba sola. A su lado, en sillas separadas pero cercanas a su cama, estaban Arthur y Oscar.

La confusión la invadió por un instante. Recordó haber sido atropellada, el susto del accidente, pero no estaba segura de cómo había llegado al hospital ni de la razón por la que ambos hombres estaban allí.

Arthur, que estaba más cerca de ella, parecía profundamente preocupado. Cuando notó que Evelyn estaba despierta, le dedicó una sonrisa nerviosa.

—Evelyn, estás despierta. ¿Cómo te sientes?

Ella parpadeó varias veces, aún aturdida por la situación. Luego, su mirada se dirigió hacia Oscar, quien estaba mirando la ventana, evitando el contacto visual. Al ver a ambos hombres en la misma habitación, su mente comenzó a conectar los puntos.

—¿Qué... qué está pasando aquí? —preguntó, su voz sonando débil y confundida.

Arthur suspiró, buscando las palabras adecuadas.

—Evelyn, después del accidente, llamaron a una ambulancia y te trajeron al hospital. Cuando llegué aquí, me enteré de lo sucedido y llamé a Oscar para que estuviera contigo. Ambos estábamos preocupados por ti.

Oscar asintió, sin mirarla directamente.

—Sí, Evelyn. Estuve preocupado, y Arthur pensó que sería mejor que estuviera aquí contigo.

Evelyn luchó por procesar la información. Miró alternativamente a Arthur y a Oscar, tratando de entender sus motivos. La tensión en la habitación era palpable.

—Arthur, ¿por qué estás aquí? —preguntó con cautela.

Arthur suspiró de nuevo y se acercó un poco más a la cama.

—Evelyn, sé que nuestra relación ha estado llena de altibajos y que hemos pasado por momentos difíciles, pero eso no cambia el hecho de que todavía me preocupo por ti. Cuando supe que habías tenido un accidente, no podía quedarme sin asegurarme de que estuvieras bien.

Oscar finalmente la miró y habló con suavidad.

—Y yo, Evelyn, aunque nuestras vidas han tomado caminos diferentes, siempre te he considerado una parte importante de mi vida. Cuando Arthur me llamó, no dudé en estar aquí para ti. Eres mí pareja.

Evelyn asintió lentamente, tratando de procesar sus palabras. La situación era complicada, y sus sentimientos hacia ambos hombres eran confusos. Sabía que había llegado el momento de tomar una decisión.

—Gracias a ambos por estar aquí. Realmente lo aprecio. ¿Dónde está mi hijo?

Arthur y Oscar intercambiaron miradas preocupadas, pero asintieron en señal de comprensión.

— Está con mi mamá, ella lo cuidará bien. —dijo Arthur.

Evelyn asintió agradecida, sintiendo un nudo en la garganta por el cuidado que Arthur estaba demostrando.

(...)

Durante el día, Arthur ayudó a Evelyn a comer y beber, cuidando cada detalle. La habitación del hospital se llenó de momentos tiernos y reconfortantes. Compartieron risas y conversaciones sobre su pasado juntos, recordando momentos felices que habían compartido antes de que todo se volviera tan complicado.

Cuando llegó la tarde, compartieron más momentos tiernos, como recordar su primera cita o cómo Arthur solía hacerla reír con sus bromas tontas. Arthur estaba decidido a reconstruir la conexión que habían tenido y demostrarle a Evelyn que todavía podían ser felices juntos.

—Evelyn, sé que las cosas se han vuelto difíciles entre nosotros, pero quiero que sepas que todavía siento lo mismo por ti que sentía antes. Te amo, Evelyn, y estoy dispuesto a luchar por nosotros si tú también lo estás —dijo Arthur con sinceridad mientras acariciaba su mejilla.

Evelyn lo miró a los ojos, su corazón lleno de emociones encontradas. Ella sabía que todavía sentía algo por Arthur, pero también se sentía atraída por Oscar. La decisión que tenía que tomar sería difícil y cambiaría sus vidas para siempre. Por ahora, simplemente disfrutaba de la cercanía de Arthur y la posibilidad de un futuro juntos que parecía más tangible que nunca.

Evelyn miró profundamente a los ojos de Arthur, sus emociones en conflicto eran evidentes en su expresión. Finalmente, susurró con voz suave y sincera:

—Arthur, no sé qué hacer. Siento que mi corazón se divide en dos. Hay una parte que aún te ama profundamente, que extraña los momentos felices que compartimos juntos. Pero también está la parte que ha comenzado a sentir algo por Oscar, y eso me asusta. No sé si pueda tomar una decisión en este momento.

Arthur asintió con comprensión, sin apartar la mirada de la suya.

—Entiendo, Evelyn. No quiero presionarte. Todo lo que quiero es que seas feliz, incluso si eso significa estar con alguien más. Lo único que quiero es tu felicidad, incluso si no puedo ser parte de ella.

Las lágrimas llenaron los ojos de Evelyn mientras ella respondía.

—Arthur, esto es tan complicado. Quisiera poder tomar una decisión ahora mismo, pero no puedo. Necesito tiempo para pensar en lo que realmente quiero.

Arthur le sonrió con ternura y le dio un suave beso en la frente.

—Tómate el tiempo que necesites, Evelyn. No importa cuánto tiempo lleve, siempre estaré aquí esperando por ti.

Evelyn se sintió reconfortada por las palabras de Arthur y, por un momento, permitió que sus labios se encontraran en un beso suave. Sabía que las decisiones importantes requerían tiempo y reflexión, pero al menos en ese instante, podía disfrutar del cariño y la conexión que todavía compartían.

La vida les había llevado por caminos separados, pero el amor que sentían el uno por el otro seguía vivo y fuerte, y solo el tiempo revelaría hacia dónde los llevaría.

The One | Arthur Leclerc.Where stories live. Discover now